La leve luz que entraba aquel mausoleo me hizo despertar. Abrí lentamente los ojos para encontrarme con la imagen más hermosa que había visto en mi vida. Ahí frente a mí, tenía a la mujer más maravillosa del mundo completamente desnuda. Era tan perfecta que no parecía humana, su piel era tan suave y delicada que por un momento olvidé de que era un fantasma.
No me lo podía creer, había pasado la noche con Jaz. Ella aún dormía por lo que decidí no mover ni un solo músculo de mi cuerpo, no quería despertarla, no me atrevía a romper tan bella imagen. Delicadamente corrí uno de sus rojos cabellos de su cara hacia atrás de su oreja, mientras observaba de arriba a abajo su cuerpo. Ese cuerpo que me volvía loca y me tenía adicta a él. Era tan perfecto. Sus piernas tan bien formadas y ese abdomen tan firme que solo me daban ganas de besarlo. Y esos pechos tan sublimes que me quitaban el aliento. Pero la parte que más me gustaba de ella era sin duda su boca. Aquella boca tan bien hecha que no parecía real, con esos gruesos labios que me tentaban a morderlos una y otra vez. Estuve un minuto así observándola en silencio, pensando en lo feliz que era en ese momento. Ella era mía y yo de ella.
De pronto aquellos verdes ojos comenzaron a abrirse y dibujando una sonrisa somnolienta en su rostro me dijo –Buen día, linda-
-Buen día, mi amor- y besé sus labios delicadamente
-Te amo- dijo en un suspiro y volvió a besarme
La abracé bien fuerte contra mi cuerpo -¡Dios, quisiera amanecer así contigo toda la vida!- no pude evitar decirlo, cosa de la que me lamenté al ver el cambio en el rostro de mi novia, su sonrisa había desaparecido
-Ey, ¿Qué pasa?- le pregunté alzando su rostro para verla mejor, fue ahí cuando aprecié una pequeña lágrima cayendo por su mejilla
Ella me dio la más triste de las mirada y con la voz apagada me dijo –Es que eso… esa vida que quieres… yo nunca te lo voy a poder dar. Ya no- llorando
Podía comprenderla, pero a mí no me importaba eso. No quería una vida perfecta, la única vida que quería era una en la que ella estuviera a mi lado, sea de la forma que sea
-No, no, no digas eso, Jaz. Tú eres lo que yo quiero. Y daría lo que no tengo para pasarme una eternidad con vos- dije segura de mis palabras –Ya te lo dije y te lo vuelvo a decir, puede que no te haya visto a tiempo, pero ahora que te encontré no te voy a dejar ir ¿Me entiendes?-
Ella bajó su mirada y luego me volvió a ver con esos grandes ojos verdes –Flor, yo te amo mucho- dijo casi en un suspiro
-Yo también, mi amor. Te amo con toda mi alma. Yo sería capaz de hacer cualquier cosa por vos- dije abrazándola
-¿Cualquier cosa?- me preguntó aferrándose más a mí
-Cualquier cosa- dije segura. No estaba más segura de nada en mi vida
En ese momento sentí como mi cuerpo se desvanecía y una fuerte luz sobre mis ojos me cegó por completo.
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¿Qué? ¿Dónde estoy? Espera… ¿Es…? ¿Estoy? Es la casa de Jazmín. Volví a ese día ¿Cómo puede ser posible? Pensé mientras me levantaba del césped. Miré hacia mi alrededor y todo era exactamente igual a aquel recuerdo o sueño que tuve, no sé muy bien que fue.
Ahí estaba Lucho, subiéndose al auto y ahí está Jaz caminando hacia él. Caminando hacia su muerte. Debo evitarlo, debo intentarlo. Corrí como la primera vez hacia ella pero solo faltaban pocos pasos cuando sentí algo raro.
Todo se hizo más lento, hasta que el mundo se detuvo a mi alrededor. Nadie se movía solo yo, el tiempo se había detenido. ¿Qué había pasado?
Estaba muy confundida observando todo a mi alrededor. Era muy surrealista, ¿Pero qué no lo era ya para mí?
De pronto escuche una voz muy familiar a mi espalda, una voz que me hizo temblar de pies a cabeza. Era la voz de mi padre. Me volteé asustada para verlo allí, como siempre con esos chalecos que solo es se atrevía a ponerse y esa sonrisa de dominar el mundo
-Hola, hija- dijo muy feliz
Yo no me lo podía creer, pero a pesar de mi confusión corrí a abrazarlo. Dios, qué bien se sentía abrazarlo de nuevo. Lo echaba tanto de menos
-Papá, ¿Qué haces aquí?- pregunté
-Ayudarte- dijo con una sonrisa
-¿Ayudarme? ¿A qué?- confundida
-A salvarla- dijo señalando a Jaz, la cual estaba congelada en el medio del camino
Se acercó a verla con detalle, como analizándola –Es bonita. Se ve que tienes buen gusto como tu padre- dijo riéndose
-Papá, yo…- le dije tratando de explicarle
-No hace falta que me digas nada, Flor. Tu felicidad es mi felicidad. Por eso estoy aquí. Para ayudarte. Esta es tu oportunidad-
-¿Oportunidad? ¿De qué?- confundida
-No era su tiempo. No debía morir- dijo observando a Jaz con lástima
En ese momento algo hizo clic en mi cabeza -¿Es quiere decir…?- pregunté temerosa
-Sí, puedes salvarla- dijo
Yo no lo podía creer y sentí como mi corazón quería salirse de mi pecho -¡¿Puedo salvarla?!- pregunté casi en un grito de lo feliz que estaba
Sí, pero cálmate, que te va a dar algo. Y todo esto depende de ti- me dijo riéndose ante mi reacción
-¿Qué hago?- pregunté impaciente
-Tranquila, ya sabrás que hacer. En algo tenías razón vos- dijo con esa sonrisa de sabelotodo
-¿En qué?- curiosa
-En que vosotras estaban destinadas a estar juntas- dijo feliz –Ahora, ve. Hazlo. Salva a tu chica-
Lo abracé fuerte, no sé porque me daba la impresión de que sería la última vez que podría hacer eso –Gracias, papá-
Me separé de él y me dirigí hacia Jazmín decidida. El tiempo ya había vuelto a la normalidad y ella se dirigía hacia su auto. Pensé en tratar de detenerla de nuevo, pero fue cuando algo pasó por mi cabeza.
He visto en miles de películas de que los espíritus poseen los cuerpos, y pensé que en este mundo yo era una especie de espíritu, por lo que se me ocurrió un plan. No sé cómo lo hice, solo recuerdo que me lancé contra ella, mientras me imaginaba lo hermosa que sería nuestra vida si la lograba salvarla, pero de pronto abrí los ojos y estaba en su interior.
Ya no veía a través de mis ojos, sino que miraba a través de los verdes esmeraldas de Jazmín. ¿Cómo podía ser posible?
No sabía si funcionaria pero debía intentarlo -¿Jaz? Jaz, ¿Me escuchas?- y noté como se paró en seco
Detuvo su paso. ¡Funcionó! ¡Me oía! Esta era mi oportunidad.
-¿Qué demonios?- exclamó la colorada al sentir mi voz en su cabeza
-No te asustes. Soy yo...-
-Flor- dijo adivinando
-Si- dije feliz de que me reconociera.
Sin duda lo haría, según su diario ella sabía hasta el mínimo detalle de mi persona.
-¿Flor? Ahora la oigo en mi cabeza, perfecto. Ahora si me volví loca del todo – exclamó moviendo la cabeza. Debió pensar que estaba alucinando o algo. La entendía, yo también lo hubiera pensado si fuera ella.
-No, no estás loca. De hecho eres la persona más cuerda que conozco- le dije con una voz dulce
-¿Pero cómo es posible?- confundida
-Es una larga historia que luego prometo contarte. Pero ahora, por favor, escúchame -dije y tome aire para decir las palabras correctas. No quería asustarla. No era fácil decirle a una persona que estaba a punto de morir.
-No me vayas a buscar, no te montes a ese coche. No vayas- dije finalmente
-¿Qué? ¿Por qué?- confundida
-Por favor, no vayas. No te desesperes- le dije
-Flor, pero ya no aguanto. Te amo- me dijo desesperada
-Y yo a vos. Te amo, Jazmín. Te amo con toda mi alma- noté que al decir estas palabras su corazón comenzó a latir a toda velocidad
-¿Me amas?- preguntó emocionada con sus ojos llenos de lágrimas
-Sí, te amo- afirmé
Jaz se llevo la mano al pecho y su respiración comenzó a acelerarse -¿Qué pasa?- pregunté al verla así
-No sabes cuántas veces he soñado con que me decías esas palabras- dijo emocionada
-Pues esto no es un sueño. Te amo con locura y por eso te pido que no vayas a buscarme. Si quieres que estemos juntas, espérame, por favor, no vayas- dije desesperada.
Ella respiro profundo
-Espérame. Yo te prometo que voy a ir a por ti- le aseguré.
-¿Me lo prometes?- pregunto temerosa
-Te lo prometo-
Jazmín miró su auto, y luego el cielo pensativa. Ya tenía su mano sobre la puerta, en un momento pensé que no me haría caso y entraría. Pero tras un rato pensando, cerró la puerta de un tirón –No tardes- me dijo y se dio media vuelta.
Sonreí al ver que me había hecho caso. Tenía ganas de besarla en ese momento, pero de pronto volvió aquella intensa luz cegándome por completo una vez más.
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Me desperté asustada en mi casa. ¿Por qué estaba ahí? Fue en ese momento que recordé lo sucedido y me levanté de golpe sin mirar a mi alrededor. Salí al salón, pero había algo diferente en él.
Todo estaba organizado y decorado de otro modo, de un modo único. Había un montón de lienzos y cosas de pinturas en un rincón. Tal parecía el salón de una artista.
Un delicioso aroma a panqueques hizo que me fijara en la cocina. Caminé hacia allí y vi que había un perfecto desayuno preparado.
Estaba realmente confundida. ¿Que era todo esto? ¿Que había cambiado?
Apoyé mis manos sobre la mesada, necesitaba entender todo lo que ocurría. ¿De quién era estas cosas?
Mi pregunta fue respondida al sentir una delicadas manos aferrarse a mi cintura por detrás. Esas manos eran las mismas que me habían vuelto loca los últimos meses. No podía creerlo. ¿Era ella? ¿Sería posible? No quería voltearme, temía a que solo fueran ilusiones mías.
Pero tuve que hacerlo y agradecí haber tomado esa decisión. Ahí frente a mí, a pocos centímetros de mi cara se encontraba aquella diosa de cabello rojo. Jazmín me miraba enamorada, deseosa de mis labios, los cuales besó en un instante. Yo sin creérmelo aún le correspondí al beso, volviéndolo más hambriento y desesperado.
Tan hermosa como siempre con ese pelo naranja y esos ojos verdes que me hacía perder la cabeza.
-¡Jaz! ¡¿Eres tú?! ¡¿Éstas viva?!- dije abrazándola desesperada. No me lo podía creer
-Sí, bebe. Soy yo. ¿Qué pasa?- me pregunto confundida
Sin duda ella no recordaba nada de lo sucedido. La única que sabía era yo.
-¿Estás bien? ¿Todo está bien con vos?- le pregunté desesperada revisando cada centímetro de su piel
-Que yo sepa si. Flor, ¿Estás bien, amor?-
-¿Amor?- emocionada. Eso significaba que llevamos tiempo juntas. Éramos una pareja formal.
-Sí, ¿Qué pasa?- confundida por mi forma de actuar
-Me llamaste amor- dije con una sonrisa enamorada
-Si, así te llevo llamando desde que estamos juntas – dijo con toda naturalidad
-¿Juntas?- pregunté emocionada. Esto lo confirmé al mirar a mi alrededor y observar las múltiples fotos de nostras juntas. Se nos veía tan felices y sin duda eran de hacía bastante tiempo.
-Sí, amor. Deja de jugar-
-¿Hace cuánto que estamos juntas?- tenía que preguntarlo aunque sé que podía sonarle raro. Pero era algo que necesitaba oír.
Ella me miró con el ceño fruncido, parecía algo molesta o extrañada.
-¿En serio? ¿No lo sabes?- con un tono bastante serio
-Sí, sí, claro que lo sé. Peor quiero que me lo digas vos- dije rodeándola con mis brazos y dejando un pequeño beso en su cuello para quitarle el mal genio. Ah, dios ese cuello. Que deliciosa sabía su piel. No me cansaba de probarla una y otra vez.
-Hace tres años- dijo mientras yo dejaba besos húmedos en su cuello. Ella ya tenía los ojos cerrados, sin duda le gustaba lo que le hacía
-¿Tres años? Un año después del accidente- murmuré alejando mi boca de su cuello
Jaz me miró rara. -¿A vos te pasa algo?-
-No, nada. Solo recordaba. Jaz, ¿Me puedes hacer un favor?- le dije volviendo a su cuello. Ya era adicta a su clavícula
-El que sea- me dijo en casi un gemido
-Me puedes contar como nos conocimos- dije mirándola con una sonrisa
Ella me miró extrañada. Seguramente le parecía muy sospechosa mi actitud –Ok, te lo voy a contar. Pero vos estás muy rara- me dijo sonriéndome
-Por favor, cuéntame- le supliqué ansiosa.
Jaz me regaló la más amplia de las sonrisas, sin duda le gustaba contar esta historia
-Yo estaba enamorada de vos, bueno, desde que tenía memoria, pero vos ni siquiera me conocías-
-Sí, eso lo sé -
-Yo estaba loca por vos. Inclusive, un día quería ir a ti casa y gritártelo a los cuatros vientos, a pesar de que vos no me conocías pero…
-¿Pero?- curiosa
-Pero algo me dijo que no lo hiciera. No sé que fue, pero una especie de intuición me dijo que esperara, que tuviera paciencia. Me dijo que vos serías mía. Le hice caso a esa vos y esperé. Entonces, un año más tarde coincidimos en un evento social. Yo había ido representando a mi padre y vos había ido como compañera del tuyo- me explicó con una mirada pícara
-¿Entonces?- curiosa
-Entonces, yo no aguanté más y me presenté. Ahí fue como comenzó todo. Una vez me conociste no te dejé escapar. Te enamoré hasta que fuiste mía para siempre- me dijo pegando más su cuerpo al mío
-Estoy segura de que caí en tus brazos rendida- dije yo sujetándola por la cintura
-No te creas, no fue tan fácil. Tuve que trabajar duro para conquistarte. Pero las quinientas rosas, los bombones y las noches en vela merecieron la pena. Te amo- me dijo
-Yo también te amo- dije besándola desesperada
Jaz me correspondió al beso, aumentando la intensidad. Me tomó y me subió a la mesada, colocando su cuerpo entra mis piernas, las cuales se enredaron en su cintura
-Dios, te amo tanto- me dijo y siguió besando desesperada
Yo sonreí al ver lo entregada que estaba. Sentía su pasión y en su mirada se veía todo el deseo que tenía hacia mí. Ese deseo me volvía loca. Siguió besándome desesperada hasta que comenzó a bajar por mi cuello. Mis manos exploraban todo su cuerpo, mientras ella me dejaba pequeñas mordidas sobre el mío.
De pronto sentí sus manos apretar mi trasero con fuerza y alzarme. –Flor… no aguanto más- me dijo con la voz entrecortada cargándome. Yo envolví mis piernas sobre ella y dejé que me llevara cargada hasta la habitación, mientras me iba quitando cada prenda que tenía puesta.
Ahí, bueno, ya se deben imaginar lo que hicimos varias veces. Esa mujer me tenía loca. No podía creer lo adictiva que era su piel, su sabor, su ser.
A partir de ese momento todo fue perfecto entre ella y yo. Fui recordando poco a poco el tiempo que me perdí, pero no me importaba no recordar todo, pues estos nuevos recuerdos eran geniales.
Jaz se hizo una chef de gran prestigio y junto a Javo crearon una de las cadenas más importantes del país, a la vez que también se dedicó a la pintura.
En cuanto mí, bueno, ahora soy mamá. Jaz y yo decidimos tener un bebé, por fertilización. De esa forma nació Amy, nuestra pequeña bebé. Es realmente hermosa como su madre.
Nunca pensé que llegaría a ser tan feliz en mi vida. Jaz y yo nos amamos con locura y nada ni nadie nos va a separar.
Nuestro amor fue más fuerte que la mismísima muerte, a la cual venció a pesar de las adversidades que se pusieron en nuestro camino. Después de todo Jaz y yo estamos destinadas a ser una sola persona.
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Destinada a ser... (Flozmín)
FanfictionDicen que todos estamos hechos a medias, y que estamos destinados a buscar nuestra otra mitad durante toda nuestra vida. Pero qué pasa si la vida no te alcanza para encontrarla?