No me puedo creer aún que lleve dos semanas internadas en este maldito hospital, encerrada en esta chica habitación con solo el entretenimiento de una pequeña tele. Siempre me caractericé por ser una persona activa y enérgica, por lo que el hecho de estar tanto tiempo acostada me tenía mal.
Durante esas semanas me habían hecho pruebas de todo tipo, incluso psicológicas para ayudarme a superar lo que el mierda de Dani me había hecho. Aún no me hacía la idea de lo que había pasado. Todas estas consultas y pruebas me ponían más de los nervios, pero al menos gracias a los tranquilizantes que me daban no manifestaba casi mi Tourrette.
Estas citas con los psicólogos eran tediosas, todo el tiempo me analizaban y me preguntaban cosas como por ejemplo ¿Qué efecto tuvo Dani en mi vida? ¿Lo quería? Qué voy a querer yo a Daniel si era un payaso. Nunca le presté atención y creo que eso fue en lo que fallé. En no darme cuenta a tiempo en lo demente que estaba.
Lo que realmente me preocupaba a mí en esos momentos y no salía de mi cabeza era mi adorada pelirroja. Hace semanas que no sabía de ella, no sabía nada, si estaba bien o mal. Estaba realmente angustiada pues sabía que si para mi había sido duro todo lo sucedido para ella peor, debido a que al no poder defenderme debió sentirse muy impotente.
Todo esto daba vueltas en mi cabeza sin parar y los únicos momentos en que estaba en paz era cuando venía Vir.
Era de mediodía y Vir estaba dormida en el sillón del acompañante mientras yo miraba la tele. De repente sentí como tocaron a la puerta. Mandé a pasar para encontrarme con el chef más zalamero que había conocido. Allí estaba Javo frente a nosotras con un ramo hermoso de jazmines.
-¿Cómo está mi demente favorita?- dijo con una sonrisa entrando
Yo solo sonreía feliz de verlo, se sentía bien ver después de estas semanas a alguien cercano a Jaz. Por otro lado Vir se despierta agitada al oírlo y avergonzada por su aspecto de recién levantada se comienza a peinar. No sé por qué pero me pareció que mi hermana estaba un poco nerviosa ante la presencia del cocinero.
-Javo, ¿Qué haces acá?- le dije feliz extendiendo los brazos para abrazarlo
Este se acercó y me dio un fuerte abrazo. Debo admitir que me sorprendió mucho de que yo haya sido capaz de hacer esta acción, pues después de lo ocurrido con Daniel cada vez que se me acercaba un hombre me sentía cohibida. Pero con él no, será porque me recordaba muchísimo a Jaz.
-Oye, che. ¿Estás bien? Me enteré de lo que pasó…- bajando la cabeza
-Ey, está bien. Ya estoy mejor- le dije al notar su angustia
-Sí, Florencia ha sido muy fuerte. Otra en su lugar estuviera destruida- dijo Vir mirándome orgullosa
-Será que tengo muchas ganas de vivir- dije pensando en Jaz
Javo sonrió y me entregó las flores –Si no me equivoco son tus favoritas- dijo con una sonrisa picaresca
Tomé los jazmines y los olí bien profundo tratando de encontrar el aroma del mío en ellos. Con Jaz en mi cabeza se me ocurrió una forma de saber de ella, pues me faltaban unos días allí internada y no aguantaba más
-Vir, nos puedes dejar un rato a solas- le dije
Esta me miró pensativa y muy seria, ya sabía de sobra lo que iba a hablar con Javo –Mira a ver lo que haces, Florencia. No te metas en líos-
Tras esta irse Javo se sentó a mi lado, en su cara podía notar que sabía por dónde iba la conversación –Necesito un favor tuyo- le dije y este asintió rápidamente
-Necesito que le lleves esto- le dije sacando de debajo de mi almohada una carta
Este me miró extrañado sin saber que decir -¿A Jaz? ¿Quieres que vaya a verla?- nervioso -¿Y cómo se la doy?-
-Déjasela sobre su tumba. Ella la verá- le dije
-Eso quiere decir que…- pensativo
-Sí, Javo, Jaz te ve. De hecho ve a todos lo que van a ese lugar. Lo que solo yo puedo verla a ella- le expliqué
Javo se llevó las manos a la cabeza y su cara mostraba la peor de las angustias –Ey, ¿Qué pasa?- le pregunté al verlo
-No, nada…. Es que…- con los ojos llenos de lágrimas –Es que nunca más fui a ese lugar. Ella nunca me vio ahí. Juanca debe pensar que la abandoné- dijo lleno de culpa
Yo me le quedé mirando sin saber que decir –¿Por qué nunca fuiste?- dudosa con miedo a hurgar en la herida
Este alzó la vista –Porque nunca lo llegué asumir. Flor, yo nunca me he hecho la idea de que ella esté muerta. Era mi mejor amiga, mi hermana por así decirlo. No hay un día en que no me lamente no haber podido evitar su muerte- dijo enojado consigo mismo –Y ahora la he abandonado-
Yo lo contuve un poco, me partía el alma verlo así. Me sentí realmente identificada con él, pues en mi pecho aún estaba la culpa de nunca haberme dado cuenta de que ella existía mientras vivía.
-Ey, esta es tu segunda oportunidad. Ve sin miedo. Ella no te guarda ningún rencor, al contrario creo que verte le hará muy bien- le dije segura
Ya conocía a Jaz lo suficiente como para saber cuánto extrañaba a sus amistades, sobre todo a su Grace.
-Gracias- me dijo dándome un beso en la frente en forma de despedida y cogiendo la carta de mis manos se fue
Pov Jazmín
¡Dios, que angustia! No hay nada peor que no saber. Extrañaba a Flor y no sabía nada de ella desde el día en que ocurrió todo eso…
Aun creo que me queda un rastro de la impotencia y el odio que sentí aquel día hacia ese joven. Nunca había odiado a alguien así. ¿Cómo pudo hacerle eso a mi Flor?
Sin duda en estos últimos días estaba lamentándome más de lo común por estar muerta y me daba cuenta cada vez más de que Flor terminaría sufriendo a mi lado. Pero mi egoísmo era mayor, no quería dejarla, no quería que se alejara de mí. Puede que esté muerta pero estaba viviendo los mejores días de mi existencia a su lado.
Su pelo negro, sus ojos brillosos y esa boca, esa boca que me volvía loca, me tenían hipnotizada. Estando viva siempre pensé en qué se sentiría besarla, tocarla, hablar con ella pero nunca me imaginé que se volvería real y menos en estas circunstancias. A pesar de saber que era mala idea seguir con este romance no podía pararlo… Ya no tenía remedio… ya era completamente adicta a Florencia.
De pronto sentí como alguien se acercaba a mi tumba ¿Será Flor? Pensé y salí de mi escondite. Pero al salir me encontré con una figura que hacía mucho que no veía e hizo ablandarse mi corazón. Allí estaba frente a mi tumba mi querido amigo y hermano Javo.
Javo era sin duda el único hombre a parte de mi padre que he querido en mi vida y que me ha transmitido confianza. Desde pequeños él sabía todos mis secretos y yo los suyos por lo cual nos bautizamos Juanca y Grace. Todos los de nuestro alrededor siempre pensaron que estábamos liados, pero nunca fue así, debo admitir que siempre vi en Javo más aun amigo que a un hombre, nunca me atrajo de esa forma ni cuando era hetero. Nuestra unión era única y fuerte, por eso me extrañó tanto ver que desde mi muerte Javier nunca había venido a visitar ni a traerme flores.
Pero hoy estaba allí, un poco más viejo, se notaba que por él sí que pasaba el tiempo. Con su campera de siempre y sus tatuajes en el brazo. Yo me encontraba totalmente en shock, me moría por abrazarlo ¿Pero me verá? ¿Podrá hacerlo igual que Florencia?
Curiosa por ver si notaba mi presencia me puse delante de él, quedando cara a cara, pero no pasó nada. No me vía ni me notaba. Sin duda eso era solo un regalo que me habían dado con Flor.
Me alejé un poco para observar lo que hacía y vi como colocaba un sobre en mi tumba –Esto te lo envía Florencia- dijo mirando al cielo
Debo admitir que se vio un poco ridículo pues yo esta justo a su lado. ¿Una carta de Flor? ¿Qué dirá? Mis pensamientos se volvieron múltiples pero él los cortó al volver hablar –Ella está bien no te asustes. Es muy fuerte tu novia. Escogiste bien, Cacho- haciéndome sonreír
Mi querido Grace se disponía a irse, ya me había dado la espalda. No, no quería que se marchara, quería hacerle sentir que estaba allí y llena de fuerza grite -¡Grace!-
En ese momento vi como detuvo su marcha. ¿Qué pasó? ¿Acaso me oyó? Javo se volteó asustado y habló con confundido -¿Juanca?-
Me había oído ¿Cómo puede ser posible? ¿Lo logré? ¿Podré hacerlo nuevamente?
-Juanca, ¿Eres tú?- insistió con la mirada al cielo. Sin duda podía oírme pero no verme
Muy nerviosa me dispuse a hablar –Grace-
Este sonrió y se llevó las manos a la cabeza en señal de alegría. Estaba aluciando -¡Es cierto! ¡Estás acá! ¡Flor tenía razón!- se le notaba la felicidad en su rostro
-Gracias- dije solamente
Este sonrió –No hay de qué. Gracias a vos- y se puso serio – Te extraño, Cacho- me dijo y mis ojos se aguaron
Creo que pudo notar en el silencio que era que estaba triste por lo que se dispuso a cambiar eso –Che, ¿Y a cuántas minas te estás tirando aquí? Te debes estar poniendo morada- dijo haciendo una de sus peculiares bromas que me hizo soltar una carcajada
Al sentir mi risa pude ver como en su cara se reflejó la tranquilidad. Puede que él no lo notara pero lo abracé, bien fuerte tratando de decirle en ese abrazo lo mucho que lo quería y extrañaba.
Tras estar sentado un rato allí sentado cerca de mi tumba, Javo se marchó dejándome sola nuevamente. Una vez sola me dispuse a leer la carta de Flor:
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Hola Jaz:
No te preocupes. Ya estoy bien. Sé que ha sido duro para ambas pero ya todo se está aclarando. Mi hermana ya sabe lo nuestro e incluso le he contado lo de nuestro casamiento. Creo que piensa que estoy loca pero no me importa. Nos vamos a casar, nada de eso ha cambiado. Estoy deseosa por salir de este lugar y continuar con nuestro futuro juntas. Te amo
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¿Futuro? ¿Qué futuro? Dios, ya ha pasado lo que no quería que ocurriese. Flor está tan enamorada que se ha olvidado de la realidad. Se ha olvidado de que no tengo futuro pues mi vida ya se había terminado. Sabía que esto iba a ocurrir, sabía que debía parar con esta historia cuando estaba a tiempo. Ah, mi Flor, no quiero que pierdas la cabeza por mi culpa. Tengo que hacer algo antes de que sea demasiado tarde y no haya remedio para esto.
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Destinada a ser... (Flozmín)
FanfictionDicen que todos estamos hechos a medias, y que estamos destinados a buscar nuestra otra mitad durante toda nuestra vida. Pero qué pasa si la vida no te alcanza para encontrarla?