24 de junio.
A Jack le costaba creer el estado de absoluta felicidad en el que se encontraba. Ahí, tendido de espaldas sobre el césped del patio trasero de su casa mientras observaba a las nubes en su eterna carrera a través del cielo, se sentía completo.
A su lado, Wendy contemplaba maravillada al hombre que miraba el cielo con una enorme sonrisa en la cara. No pudo contenerse más y besó tiernamente su mejilla.
—¿En qué piensas? —preguntó con curiosidad la muchacha.
—En que no quiero irme —suspiró el chico. El rostro de Wendy se enterneció.
—Acabas de llegar, Jack. No lo arruines pensando en ello —le reprochó—. ¿Adivina qué? Tenemos todo el verano —agregó con la voz cargada de entusiasmo.
Jack apartó su mirada de las nubes y la centró en la chica a su lado. Sonrió y rápidamente eliminó los pocos centímetros que los separaban.
Fue un beso dulce, lento e infinitamente disfrutado por ambas partes. Intentaron prolongarlo lo más posible, pero llegó el momento en que tuvieron que separarse para respirar.
—No lo arruinaré —aseguró Jack con una sonrisa radiante iluminando su rostro—. Espero que estés lista para el mejor verano de tu vida.
—Hm... ¿Tienes algo en mente que no me hayas comentado? —interrogó Wendy, curiosa.
—Tal vez —respondió él, evitando su mirada. Se levantó de su cómodo lugar en el césped y le tendió una mano a Wendy—. Podemos entrar y averiguarlo —la chica sonrió de oreja a oreja y no dudó en acompañarlo.
15 de septiembre.
La rapidez con la que el mejor de los veranos se convirtió en el más oscuro otoño los tomó a ambos por sorpresa.
En el fondo de sus corazones, siempre estuvo la tortura de imaginar el día en que Jack se vería en la obligación de volver a "servir con valentía y honor a su noble patria". Pero cuando el temido día llegó, ninguno de los dos supo cómo reaccionar al respecto. De un instante a otro, los casi tres meses que habían disfrutado juntos se desvanecieron. ¡No podían llevárselo tan pronto, acababa de llegar! Pero por supuesto, eso es lo que el tiempo hace.
Pasa. Solo pasa, sin compasión. Solo te das cuenta de ello cuando es demasiado tarde.
Al momento de la despedida hubo abrazos, besos y promesas. No cayeron lágrimas. Ambos necesitaban sentir que todo estaría bien, que el tiempo pasaría tan rápido como cuando estaban juntos y pronto volverían a reunirse.
Falsas esperanzas; Ayudando a soldados del ejército de los Estados Unidos y sus parejas desde tiempos inmemorables.
21 de agosto.
Era inevitable. Tendría que habérselo esperado. No había nada que pudiera hacer. Está en un lugar mejor. Él no querría verla así. Tenía que detenerse. No podía hacerle eso a Jack.
"Jack está muerto." Le recordó la parte de ella que necesitaba seguir.
La navaja seguía marcando su piel una y otra vez, empapando sus brazos y tiñendo de escarlata las inmaculadas baldosas del baño.
"Está muerto", navaja.
"No volverá," un corte.
"Se fue," rastros salados surcando sus mejillas.
"Para siempre," sollozos ahogados y gritos de impotencia hacen eco en las paredes.
"Se esfumó, como un sueño." Con manos sangrientas y temblorosas, tomó el bolígrafo y la libreta que reposaban sobre el inodoro y, haciendo uso de toda la fuerza física que le quedaba, escribió su despedida.
"El mejor sueño que he soñado."
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El Proyecto Glee [Concurso]
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