smokeclxuds - Maybe this time

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Ya hacía tiempo que el detective Lokks no recibía ni un trabajo. Su agencia estaba más que vacía, y parecía que era el final de Richard en su carrera.

Pero aquella señorita entró, con un vestido rojo largo de la época, con el cigarro encendido y tirando el humo de manera muy elegante. A simple vista le pareció con estilo y una mujer sotisficada. A ninguno de los dos le hacía bien el otro, pero, el que ella hubiese entrado con un caso para él, solo fue el comienzo.

De nombre Jessica y apellido Howards. Su melena totalmente castaña como un capucchino, pensó Richard. No le traía confianza, pero, llevaba un problema en la mirada.

Su voz salió una vez se sentó en aquellas butacas que tenía él como asientos.—  Tengo un caso para usted, si lo realiza con éxito, haré de esto un gran local.-

"Como fue en otros tiempos...", quiso completar Richard.

—  Si no lo haces, puedo destruir esto más de lo que ya está.-

—  Usted, ¿cómo pagaría?-

— ¡Oh! Eso es un secreto que guardo de momento. Voy a necesitar que te comprometas antes de que luego te puedas rajar.-

—  No soy un hombre de salir huyendo.- dejó su cigarro en el cenicero tras soltar una nube enorme de humo gris.

—  Entonces, dime. ¿Aceptas?- insistió Jessica.

—  Por supuesto. No dejaré este caso hasta que lo resuelva.-

Y ese fue el error más grande de Richard que hubiese hecho nunca. La señorita Howards llevaba un problema realmente grande a sus espaldas, y es que el vestido la llevaba descubrida e indefensa por detrás. ¿Qué mejor que recurrir a un detective sin éxito para que le ayudase?

Oh, Jessica, cuánto te queda por aprender de esta vida. Porque, los hombres, son unos desarrapados.

— * —

Ya hacían dos semanas del primer encuentro de Lokks y Jessica. Y Richard ya había llamado a algunos de sus contactos para que comenzasen a ayudarle con el caso de la inocente señorita.

Era bastante simple: encontrar a su ex pareja, y ver quién era realmente.

A simple vista pareció pan comido, es decir, el plato estaba medio servido casi. Pero, aquel hombre del que Jessica huía era un experto.

Se había oído decir que en cada lugar que había estado, tenía un nombre distinto para no hacer sospechar a la policía.

Pero, cuando Lokks lo tuvo delante de sí mismo, comprendió todo.

—  Hoy irás a la cárcel, delincuente.-

Él se asomó y le guiñó el ojo a Jessica quien estaba detrás del detective Richard. Éste se giró y antes de que pudiese dar un paso en falso, ella lo apuntó con la pistola.

—  Muy bien, preciosa.- se movió aquel hombre que se disfrazaba de identidades hasta Jessica. La abrazó de la cintura.

—  ¿Qué es esto?- dijo Lokks perplejo. Aquello era una trampa y, puede que no saliese vivo de esta.

No era la primera vez que ponía en riesgo su propia vida, pero, sí la primera vez que temía por perderla.

—  ¿Recuerdas a Derek Nives? Aquel que-

—  El del asesinato de las mil mujeres.- interrumpió completando Richard.

—  Oh, entonces veo que no tengo que darte explicaciones de por qué hoy morirás. Lo conociste bien a Derek, ¿no?-

—  No fue un caso fácil.-

—  ¡Mientes!- gritó Mike, como decía en su último carnet falso.— ¡Lo dejaste suelto, hijo de perra!-

—  Era un caso imposible de resolver.- explicó el detective.

—  Prometiste no dejar ningún caso sin respuesta.- contestó ahora Jessica.

—  Pero, yo...-

—  Mató a mi prometida, y a la hermana de Jessica. Quien fue la misma mujer. Que descanse en paz.

—  Yo no tengo culpa de ello. Derek murió hace años y no puedo-

—  No te excuses más, valiente detective. Hoy terminará tu vida.- Jessica le entregó la pistola a Mike, quien no dudó en apretar el gatillo de ésta y disfrutar del momento.

Richard cayó al suelo sin poder hacer más y se derrumbó. Sangraba a más no poder tras la herida que le habían hecho en el pecho.

Jessica y Mike se miraron. Ellos pensaban que habrían puesto la venganza por su mano, pero, no habían hecho más que matar a un hombre sin razones justas.

Qué mal lo iba a pasar Jessica cuando llegase a la cárcel, porque, varios cuerpos de policía entraron al solar donde estaban disparando a Mike y arrestando a la señorita Howards.

Te lo dije, Jessica, los hombres son unos desarrapados, pero también listos. Puede que Richard no vuelva a vivir pero, puede que esta vez tú tampoco.

El Proyecto Glee [Concurso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora