El Proyecto Glee [Concurso]

Gleestory 22: It's my life/Confessions

Esta es la vigésimosegunda Gleestory, que desarrolla el mash-up número 23, "It's my life/Confessions", original de Bon Jovi y Usher respectivamente y cantada por Finn, Puck, Artie, Kurt y Mike en Glee.

Aquí adjunto la historia escrita por @xCaliforniaGirlx inspirada en esta canción.

* * *

- ¡Déjame en paz!. No eres nadie para decirme que hacer, es mi vida.

Ni una lágrima se escapaba del rostro del moreno, el cual se encontraba tendido sobre su cama, boca abajo. Su padre, el cual terminaba de subir las escaleras del primer piso muy enfadado, abrió la puerta de un manotazo y se dirigió a su hijo, apuntándolo con el dedo índice. Estaba completamente rojo y parecía como si fuese a explotar, la famosa vena del cuello estaba comenzando a resaltar y Dylan seguía sin prestarle una mínima cantidad de atención.

- No vuelvas a levantarte de la mesa sin el consentimiento de tu madre o mío. Estoy harto de tus estupideces. - Anunció ya al borde de los nervios- ¡Y apaga esa música que te estoy hablando!.

Nada. Como si hablase con la pared.

- La próxima vez vas a terminar metido en un lío, jovencito- Dijo otra voz un poco más lejana. Se oyen pasos cerca del pasillo estos se acercan lentamente y después se paran. Alguien más ha entrado.

Una mujer menuda y de pequeña estatura se asoma ligeramente para acompañar a su marido con la reprimenda hacia el menor de ellos. Lleva puesta una bata vieja y unas zapatillas con forma de conejo, algo inusual tratándose de alguien que tiene tanto dinero. También está enfadada.

- Ya estoy metido en uno, ¿Verdad? - Intervino por primera vez el hijo de ambos- Así que marcharos y dejad de molestarme.

- ¿Acaso te estás oyendo, Wate?

- ¡Que no me llames así!- Gritó Dylan enfurecido- Te he dicho cientos de veces que odio mi nombre. ¡Es Dylan! ¡Dylan!

- De todas formas, tu padre no ha hecho nada para que te pongas así- Susurró la mujer, ya cansada.

Todos los días es lo mismo. Discutían casi las 24 horas del día y eso ya es decir poco, porque a la mañana siguiente ya estarían gritándose otra vez.

- ¿Te parece poco querer esclavizarme?.

Y ese era el tema del día. Hoy Joe le había comunicado a su hijo que en cuando cumpliese la mayoría de edad le asignaría un cargo en la empresa mientras estudiase en la universidad la carrera que tenían pensada para él. Pero claro, Dylan no había podido resistirse y le había gritado cuatro cosas completamente ciertas a su progenitor para luego desaparecer dando un portazo y encerrarse en su habitación.

- Sólo queremos un buen futuro para ti - Su padre parecía un poco más tranquilo, más no le duraría mucho- No podrás conseguirlo tú solo.

- ¡Yo no quiero ser como tú!- Explotó- No quiero trabajar en tu empresa y tampoco pasarme el día encerrado en una oficina pegado a un ordenador, Esa no es la vida que quiero.

- Es la vida que nosotros te aseguramos.

- Si, ¡Pero es mi vida de lo que habláis!, ¡No soy un juguete!

Y como alma que lleva el diablo, se marchó de la estancia dejando a unos padres anonadados tras la actitud de su único hijo.

PARTE II

No quiero acabar como él, no cuando puedo destacar en lo que a mí me gusta.

El lápiz se desliza suavemente sobre el papel dejando un rastro de líneas negras a su paso. A Dylan siempre le había encantado dibujar. Detrás de esa fachada de niño malo motorista se encontraba un gran artista que llevaba escondido muchos años, después de todo, sus padres nunca lo aceptarían.

El tono de llamada de su teléfono móvil le obligó a desconcentrarse solo un segundo. Apartó el dibujo de la mesa y se inclinó sobre la cama para averiguar quién le privaba de sus pocos minutos de libertad. Cómo no, la pantalla mostraba la palabra "Papá" en letras grandes y gruesas mientras que la voz de Lady Gaga resonaba en sus oídos.

No quería contestar. Más bien lo único que le apetecía era apretar el botón de colgar y apagar el móvil toda la noche para evitar que lo volvieran a molestar. Pero sabía que si no respondía se enfadarían con él y entonces podrían castigarlo sin cualquiera de las infinitas cosas que planeaba hacer este fin de semana.

Pero después de todo, eran sus padres. Ellos lo habían perdonado miles de veces y decidió tragarse su orgullo por una vez y intentar que no hubiese bronca de una vez por todas.

Resignado, decidió contestar.

- Wes Adams - Habló la voz de su padre en la otra línea- ¿Se puede saber dónde demonios estás?. Llevamos esperándote dos horas para cenar.

- Por ahí - Respondió él con un tono seco, rabioso por escuchar su verdadero nombre - Volveré pronto, cenad tranquilos.

- No puedes marcharte sin avisar, sabes que es tarde.

- Lo sé, papa- Terminó por contestar Dylan - Necesitaba despejarme un poco. Sabes que esto de la universidad es complicado.

- Sabes que puedes contar con nosotros, hijo - Habló George - Tengo una buena noticia para ti.

Dylan sonrió, contento de que por una vez su padre le hablase sin gritar.

- He hablado con el decano de una universidad cercana. Te han aceptado, podrás estudiar abogacía cerca de casa.

Se contuvo por una vez. No iba a recriminarle nada, después de todo él tenía razón. Solo querían concederle un buen futuro.

Se produjo un continuo silencio.

- Papá, ¿Dónde estáis?- Preguntó al oír el ruido de la radio. Esto le pareció sumamente raro, ya que después de todo ellos no solían coger el coche para nada.

- De camino a la casa de la playa, sabemos que estás ahí- Era su madre quien hablaba, y se alegró profundamente de que estuviera presente en ese momento- Vamos a pasar a buscarte. ¿Te pasa algo?.

- Tengo que contaros algo.

- Dinos, Cariño. He puesto el manos libres y ambos podemos escucharte.

- Soy Gay.

El sonido de un frenazo alertó a Dylan, que continuaba con el teléfono en la mano. El grito de su madre y la presencia de malas palabras por parte de su padre aumentó su preocupación. El ruido del golpe y la ausencia de las voces de sus padres fue la gota que colmó el vaso.

- ¿Mamá, Papá?- Estaba realmente alarmado - ¿Estáis bien?.

Lo que no sabía es que ellos no volverían a contestarle nunca más, ya que la muerte se los había arrebatado para siempre. Cómo le habría gustado decirles por última vez que los quería.