Carta 1

8 0 0
                                    

A quien se atreva a leer los atrevimientos de mi pesar:

¿Mi caso?
Asesine a mi hermana.
Todo lo que redactaré, es la verdad del 23 de marzo de 2007, a las 15:06 hrs.

Me encontraba postrada en una banca, mirando a cada individuo como era sucumbido por la decencia de una sociedad llena de prestigios; cada uno con una historia que contar, con una carga de pesares, defectos, problemas y al final de cuenta a todos nos depara lo mismo, ¿no?

                                  La muerte.

La precisa palabra que algunos temen y otros que anhelan por la sencilla razón que están teniendo bastantes obstáculos.

Mi relato no se cursa aquí, parte desde el momento en que mi hermana Elizabeth decidió casarse con un altanero británico.
Mis ansias eran enormes, hacía él.
Siempre los miraba rodando juntos; nunca pretendí separarlos, no le haría eso a Elizabeth.
Ella decayó.
Cada día que transcurría, ella empeoraba.
—Leucemia
Concluyeron los médicos.
Fue un impacto para todos.
Mi única acción fue adelantar los hechos, tan sencillo fue en pagarle a un médico que se encargará de anteponer todo. Mi apreciado cuñado quedó solo. Bajo a costas de la herencia qué le dio Elizabeth.
Nunca reclame esa pequeña cantidad de dinero. Él se quedó completamente solo. Tanto así qué, prefiero someterse a un dolor de grito ahogado.
Yo por su contrario, no sentí nada.
Llámenme como se les plazca, solo adelante dolencias de mi hermana.
¿Asesinato o la oportunidad de paz?
Seamos compasivos.

Atte. La adopta de Marie.

Carta rojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora