『EIGHT』

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La primera semana de trabajo fue una locura. _______ le mandó por email a Maholy los papeles de la seguridad social y empezó a trabajar. Después del encuentro en la piscina no había vuelto a ver al jefe. Se mantenía ocupada, aprendiendo lo que se esperaba de ella y los horarios de la casa; luego recibió su primera paga y estalló de alegría al ver que el dinero que ganara cada semana iba acompañado del seguro médico y dental de cobertura completa y del alojamiento y comida con piscina.

El chef en persona servía las comidas del personal y cada noche había postres fabulosos. La señora Marks le contó que Fabrice había estudiado en Le Cordon Bleu y además había sido aprendiz en Stohrer, la famosa pastelería de París. Por supuesto,______ nunca había estado en París, pero si en Francia hacían pastelillos como aquellos, no tardaría nada en pesar cien kilos si alguna vez visitaba la ciudad.

En su primera noche había un delicado bizcocho de capas esponjosas rellenas de crema de frambuesas. Luego llegó un postre de naranja con una ligera nata montada y pétalos de flores de adorno. Pero luego, el viernes, ay, la noche del viernes hubo una tarta de limón que estropeó todos los demás postres que ______ había tomado en su vida. Ella pensaba que los sundaes estaban buenos. Pero aquella tarta, dulce y a la vez ácida, de una ligereza imposible, hacía que el helado parecía serrín en comparación.

Se despertó en la noche, fantaseando con el sabor ligeramente ácido del glaseado cremoso. Era poco más de la una de la madrugada cuando retiró las mantas y se puso las chanclas para cruzar la propiedad y llegar hasta la cocina para ver si había quedado alguna rebanada de la cena. Abrió la puerta con cuidado para no hacer ruido. Llegó hasta el frigorífico y lo abrió. Cuando la luz se extendió por la cocina, ella emitió un ruido ahogado. Jimin estaba en la mesa, comiéndose un sándwich.

–¿Tú tampoco puedes dormir? –dijo, su voz mostraba diversión.

A ella se le había quedado atascado el corazón en la garganta.

–Buscaba tarta. No pensaba que iba a haber alguien aquí. Siento molestarte. Ya me voy.

–No, eres bienvenida. Ven a comer algo conmigo. ¿Qué tarta buscabas? –preguntó Jimin.

–La de limón. ¡No me digas que no la recuerdas!

–He salido esta noche. De todas formas casi nunca como cosas dulces. Me alegro de que te gustara. A Fabrice le encanta hacer postres y me temo que soy una pena de público para su talento. No me entusiasma el dulce.

–¡A mí sí! Esta tarta, oh, tienes que probarla. Quizás pienses que no te gustan las tartas, pero eso es porque no has probado esta –dijo, volviendo al frigorífico a coger la última rebanada. Un trozo de tarta blanca con relleno cremoso de limón, color amarillo claro. A ella se le hacía la boca agua con solo mirarla.

______ la puso en la mesa e introdujo el tenedor en la suavidad del pastel, observando como el resto del bizcocho volvía a subir después de haberle arrancado el primer bocado. Le pasó el tenedor a Jimin.

–Toma, tú primero.

–Estoy bien, disfrútalo tú.

–Estarás aún mejor cuando te hinque el diente. Quiero decir, cuando se lo hinques a la tarta. Está buena, te gustará –dijo, maldiciéndose por tener que balbucear cada vez que estaba frente a él.

Jimin se inclinó y comió del tenedor que ella sostenía, dejando que le diera de comer. Ella observó su perfecta boca bajo la tenue luz, vio cómo capturaba el bocado de tarta y sintió que se le aflojaban las piernas. Quería dejarse caer en alguna silla o en la cama con Jimin  encima. Sus mejillas se encendieron cuando se dio cuenta de que darle de comer aquel trozo de tarta a Jimin era lo más erótico que había visto en su vida.

✘「PROMISED BY CONTRACT 」✘[ ʆƖMƖƝ & Ƭ/Ɲ]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora