『EIGHTEEN』

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La mujer que bajaba por las escaleras de baldosas españolas, vestida para salir a cenar, estaba a años luz de la dulce y sencilla chica de Seul con la que él había cerrado el trato. Esta mujer llevaba tacones de siete centímetros, unos vaqueros que abrazaban sus curvas y un top brillante que dejaba al descubierto más piel de la que cubría. Su largo pelo rubio miel caía sobre sus hombros y espalda en una cascada de ondas suaves.

Tenía ojos de sirena. Jimin tragó con dificultad, tenía la boca seca. Quería poner las manos sobre aquel cuerpo, levantar en aquel mismo instante ese top y lamer todo el camino hasta la tripa. Podía ver una porción diminuta de aquella tripa, pálida, probablemente con pecas. Tenía que decirle que usara protección solar porque el sol de Daegu podía estropearle aquella piel tan perfecta. Se preguntaba dónde más tenía pecas y se dio cuenta de que era incapaz de articular dos palabras juntas para decirle lo guapa que estaba.

Era como un ángel bajado del cielo.

–¿Cómo estoy? –preguntó ____, sus ojos brillaban con picardía.

Él abrió la boca para hablar, pero en vez de que salieran palabras de alabanza sobre lo increíblemente sexy y preciosa que estaba, solo salió un rugido. Ella dejó escapar una risa ligera, un sonido que lo hirió como un cuchillo matándolo de deseo.

Jimin se pasó una mano por el pelo rubio y se arremangó, mantenía las manos ocupadas para que no se le fueran hacia ella. Estaba obligado a hacer aquella aparición en público, a limpiar su imagen por el bien de su carrera. De modo que subirla en brazos hasta la cama y tenerla allí durante la siguientes doce horas no era una opción práctica. En aquel momento le apetecía ser tremendamente impráctico. La tensión danzó entre los dos mientras él parecía haber olvidado cómo hablar.

–Estás deslumbrante –dijo.

–Gracias. Tú estás muy guapo –_____ sonrió.

–¿Nos vamos?

Le ofreció el brazo a _____, pero cuando ella lo aceptó, deslizando la mano por el hueco de su codo, él quiso dar un paso hacia atrás, alejarse de aquel toque tan insinuante. Y es que, aunque se trataba de un toque mínimo, lanzaba insoportables oleadas de placer por todo su cuerpo, haciéndole imposible caminar como una persona normal hasta el coche.

De ninguna manera era un hombre con poca experiencia. ¿Por qué aquella rubia era diferente? Aparentemente no era sino una mujer atractiva más que podía caer rendida ante sus encantos. Quizás fuese más casera, más inocente y más trabajadora que sus otras conquistas, pero no había nada tangible que decantara la balanza a su favor. Sin embargo era diferente, algo la hacía diferente, y quisiera o no Park Jimin  empezaba a llevar a _____ grabada en la piel.

El ejecutivo de relaciones públicas que había trazado el plan le aconsejó que llegaran por separado, que luego bailara de forma sugerente con _____ en la zona VIP y que luego los "pillaran" besándose apasionadamente cuando iban a marcharse cada uno en su coche. El concepto era sencillo, el reto era no besarla apasionadamente ahora que se acercaban a los coches por primera vez.

Montó en un coche con conductor mientras ella se marchaba en el Corvette, su melena rubia ondeó al viento al salir del aparcamiento. Verla en aquel coche era tan sexy que le costaba pensar con claridad. O más bien sí podía pensar, pero lo único que se le pasaba por la cabeza era tumbar a _____en el capó de aquel coche y hacer cosas con ella.

El club de copas tenía poca luz y la música estaba muy alta, pero tenían la sala VIP prácticamente para ellos dos. Allí no se podía grabar ni hacer fotos, pero los de relaciones públicas se aseguraron de darle instrucciones a una camarera para que los grabara con el móvil y lo subiera a las redes sociales. Jimin pidió las bebidas y se sentaron en una mesa privada, bebiendo de la copa del otro, compartiendo tapas y dándose de comer en la boca.

–Podría acostumbrarme a esto –dijo ____.

–De eso se trata. Acostúmbrate a que te traten bien.

Le dio un beso suave en los labios.

Hablaron, bailaron y rieron.

Jimin  bailó con ella siguiendo el ritmo de la música dance, manteniendo sus cuerpos anclados por la cadera. Ella alzaba los brazos al aire y el brillo de su top atrapaba las luces de colores mientras se retorcía entre los brazos de él.

_____ subió al pequeño escenario con sus tacones y agitó los brazos, movió la cadera hasta que él la llamó. La cogió en brazos para bajarla y la besó con locura. Cuando llegó la hora de marcharse bajaron cogidos de la mano por la escalera trasera, con la camarera detrás de ellos. 

Justo antes de abrir la puerta, Jimin puso a _____ contra la pared, colocando las manos a ambos lados de su cabeza y pegó su boca a la de ella. Ella abrió los labios y Jimin se perdió, su lengua dentro de la boca de _____, la rodilla contra sus muslos.

Jimin sentía el calor del cuerpo de _____, que se rendía ante él, sabía que estaba excitada. Jadeaba y estaba sin aliento cuando él dejó de besarla. Abrieron la puerta y él volvió a besarla por si había algún otro fotógrafo afuera. Esta vez, _____sujetó la parte frontal de su camisa y correspondió al beso ardientemente. Definitivamente habían dado pie a una buena foto, pensó él y esperaba que Internet echara llamas con aquellas imágenes.

Se marcharon en coches separados. Durmieron en habitaciones separadas. Más bien ella durmió. Él no logró acallar, ni en su cuerpo ni en su mente, el deseo que sentía por ella. Por la mañana temprano Jimin hizo una hora en el gimnasio y habló con el ejecutivo de relaciones públicas, que estaba encantado con la respuesta al "beso secreto" que estaba arrasando en las redes sociales. 

Corrían voces que decían que tenía una novia nueva y que no podía mantener las manos lejos de ella. Aquella misma noche tenían que hacer su estreno como pareja en una subasta de caridad y el fin de semana tenían una escapada en el yate de él.

Aquello le iba a dar un nuevo sentido a la palabra romance y, con suerte, dejaría estupefactos a los del consejo de dirección.

Jimin no tardó en sentir que tenía tres trabajos: CEO, actor de una peli romántica y hombre que intenta no acostarse con su novia falsa. Habían hablado sobre el acuerdo, _____ había usado la frase "estrictamente platónico" unas cuatro veces y él había accedido. Solo porque hubiese una química tan fuerte entre ellos no podía romper su palabra.

 Ella dijo que podía besarla en público, pero nada más. De todas formas, si ella dejara de ponerse esa ropa intencionadamente seductora, como el pequeño vestido negro de cóctel, ese que no llevaba tirantes y que se puso para la subasta... Entonces él podría concentrarse.

Jimin tendría que superar todo un fin de semana con ella viajando por la costa de México sin tocarla de forma inapropiada; no podía hacer nada que no hubiesen preparado para las cámaras. ¿Cómo iba a sobrevivir a tantas fiestas bañadas en champagne y a los viajes en yate y seguir siendo un caballero? Solo pensar en ello lo hacía sudar.

Por otra parte iba a estar más en forma que en toda su vida porque no hacía más que quemar toda aquella tensión sexual en el gym. A veces entrenaba dos y hasta tres veces al día, haciendo un circuito para arrancarse la lujuria que _____ le hacía sentir.

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