Llevaba un bañador de cuerpo completo de un color negro y no pudo evitar pensar lo guapa que estaría en uno de esos bikinis de Trina Turk que tanto le gustaban a las mujeres del círculo en el que se movía. Estaba acostumbrado a ver trajes de baño en cuerpos perfectos en su yate; las mujeres llevaban aquellas piezas de diseñador con collares y pendientes, con gafas de sol que quizás costaran más que el piso que la chica de Seul tenía.
Si Jimin estaba acostumbrado a observar la perfección, ¿por qué no podía arrancar los ojos de aquella chica? Aquella chica de la limpieza con sus chistes sobre hipsters y su experiencia limpiando en un motel, la que llevaba ropa de tiendas de descuento. No tenía carrera ni había participado en ningún programa de estudios en el extranjero, no tenía contactos de los que hablar. Y allí estaba él, uno de los ejecutivos más importantes del país, el hombre mas rico de Daegu espiando a su empleada en la piscina. Superó
la vergüenza y se acercó a saludar a Fabrice, el chef.
–¿Hay pato esta noche? –preguntó.
–Sí, señor. Con el glaseado de cerezas que a usted le gusta.
–Excelente. ¿Disfrutando de la piscina?
–Mucho. La piscina es un gran alivio en estos días de calor después de estar en la cocina.
–Bien, bien. ¿Y tú, Mariel? –le preguntó a la chica de las caballerizas.
–Refrescándome un poco antes de volver –dijo ella, zambulléndose en el agua.
–¿Te vas adaptando, _______? –dijo, dirigiéndose finalmente a ella.
–Es genial. Me encanta la piscina. Ya me siento más productiva –sonrió.
–¿La señora Marks te ha hecho el gran tour?
–Sí. Sé dónde encontrar los productos de limpieza abrasivos, los cepillos para retretes y todas esas cosas buenas. Tu baño está en buenas manos conmigo.
–Es bueno saberlo. Y si encuentro una mancha de agua en el grifo ya sé a quién llamar.
–Las veinticuatro horas. Mi móvil está aquí en la toalla, junto a mí. Puedo salir corriendo del agua para atender tus necesidades –se sonrojó–. Bueno, no todas. Me refiero a las de limpieza. Si necesitas que... te...limpie algo –arrastró las palabras, claramente avergonzada.
Jimin tenía ganas de besarla. Se sentía locamente atraído hacia ella.
–Mis peticiones serán meramente profesionales, no te preocupes –dijo para tranquilizarla.
Ella asintió con gravedad.
–Sí, ya me dijo Greta que no eras ningún pervertido. Se agradece. Y me disculpo por haber metido la pata con lo de tus necesidades. No estoy coqueteando. Es solo que estoy nerviosa y suelo decir cosas extrañas cuando lo estoy. Las suelto sin más.
–Por favor no te sientas nerviosa conmigo.
–Ya se ve que tú no tienes ese problema. Tienes mucho temple. Yo... Me gusta la piscina, muchas gracias por preguntar. Ya nos veremos cuando... bueno, supongo que no nos veremos. Si hago mi trabajo como debe ser, la señora Marks dijo que debía ser invisible. Nadie sabrá que estoy aquí. Todos debemos ser como gnomos.
–¿Gnomos?
–Los gnomos del zapatero. Los que entraban por las noches y hacían los perfectos zapatitos de hada...Supongo que no conoces ese cuento. Me hizo gracia lo que me dijo la señora Marks. Aunque me recuerda al cuento que leía de pequeña sobre los ayudantes gnomos que no permitían que nadie los viera. Esto es igual, en cierto sentido. Me escabullo para limpiar cuando no estés y luego tú lo encuentras todo limpio sin tener que pensar en quién lo ha hecho.
–Tienes una forma muy extraña de hablar, ______.
–Lo de los elfos es de la señora Marks. Pero gracias. Quiero decir: lo siento. Me hago líos con los tíos buenos. No es que estés bueno. A ver, quiero decir, obviamente sí. Pero yo no pienso en ti como un tío bueno.Solo como mi jefe. Eso es todo. Aparte de eso no pienso pensar en ti para nada. Te lo juro –dijo, claramente agitada, con la cara rosa.
Él se echó a reír.
–Eres muy refrescante. Hay muy poca gente que se atreva a decirme lo que piensa. Supongo que son gajes del oficio. La gente siempre me dice lo que cree que quiero oír, nada más. Así que es interesante escuchar respuestas sin editar. Especialmente si piensas que estoy bueno.
–No es que yo piense que estás bueno, no es cuestión de opinión. Mariel, está bueno, ¿no?
–Supongo que sí. Sí –dijo la chica de las caballerizas secándose con la toalla–. Aunque no es mi tipo.Demasiado atractivo.
–¿Lo ves? –dijo ______, como si así hubiese quedado demostrado–. No es una cuestión de preferencias o de atracción, eres guapo. Muy guapo –dijo casi suspirando–. Ay, no era mi intención decir eso en voz alta, lo de "muy guapo". Ha sido un accidente. ¿Ves lo que quiero decir?
–Creo que sí. Gracias por el cumplido. Te prometo que no me lo tomaré como algo personal.
–Gracias. Por hacer que esto no sea aún más vergonzoso. Si no te importa, voy a sumergir la cabeza y a tratar de olvidar que hemos hablado. Que pases muy buena tarde –dijo y se impulsó para entrar en la piscina.
El agua cristalina se tragó todo su cuerpo. Él observó la mancha dorada que dibujaba su pelo, el tono oscuro del bañador mientras ella se impulsaba desde el fondo y nadaba a lo ancho de la piscina, sus piernas pálidas moviéndose como unas tijeras en el agua centelleante.
Se había deshecho de él con soltura, como si ella fuera una directora de colegio y él un colegial recalcitrante. Para ser alguien que se ponía nerviosa ante la presencia de él, desde luego no le faltaba seguridad. De hecho ella había sido genial al mandarlo a paseo de aquella manera. Aquello lo electrificaba y no hacía nada por apagar la chispa de interés que había sentido con ella.
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✘「PROMISED BY CONTRACT 」✘[ ʆƖMƖƝ & Ƭ/Ɲ]©
FanfictionCuando una chica de la limpieza que lo pasa mal para llegar a final de mes halla trabajo con un playboy guapo y millonario su vida da un giro inopinado. Le ofrecen un negocio que no puede rehusar por el hecho de que se trata de dinero fácil. Lo únic...