Hit and Run

3.4K 163 61
                                    


Ella era la segunda hija del Rey vampiro y de Beatrix, la segunda esposa.

La única nacida con el codiciado don que muchos clanes deseaban febrilmente.

Ella era la única que poseía una belleza que ponía los nervios a flor de piel a la primera esposa.

Ella era la más pulcra y educada de toda la prole que decían ser sus hermanos.

Ella era la única mujer entre todos los hijos de Karl Heinz.

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

No bastaba con poseer todos esos atributos.

Siempre había un primero para su madre, el favorito y consentido.

Su hermano mayor Shū.

Sakamaki Shū.

¿No han oído que para una madre no hay diferencia? pues este no era el caso.

Aunque Beatrix no le daba la atención correspondiente ni menos el amor de una madre, sabía que la mocosa le sería útil a su esposo, -él mismo se lo había mencionado- por eso, desde muy pequeña, Beatrix la obligó a estudiar etiqueta y modales -por petición del albino-.

Reiji, para complacer a su madre, se aprendió cada lección a la perfección intentando en vano obtener algún halago por parte de ella.

Todos sus intentos fueron inútiles.

Más adelante vinieron para ser una mujer -nuevamente por órdenes de Karl Heinz- lecciones de cómo debía consentir a un esposo, ser sumisa y obediente sobre cualquier orden dada.
Siendo una niña se tomaba todo con ligereza, propia de su inocente mente.

Pero fue cuando ella iba creciendo, supo con más claridad cuál era su papel en el mundo.

Y cuanto sufriría por el resto de la eternidad.

Su padre siempre le dijo que tenía muchos planes para ella, hablando con grandes expectativas.
Nunca hondaba en ellos. Solo sabía que había planes.

¿Cuáles? No tenía ni la más remota idea, cuando le preguntaba a su madre, la rubia le contestaba de forma apática.
-No sé cuáles podrán ser, pero si tu padre dicen que son importantes, lo deben ser.

Ciega ante su futuro, se dejaba guiar sobre las espinas sin dudar ni un segundo.


Aun así, había cláusulas que ella debía cumplir.
Una de las que más le llamó la atención fue la de su castidad.

"No debía tener coito o cualquier acercamiento sexual con algún individuo. El único que sería capaz de efectuar el acto carnal sería el hombre que eligiera el Rey como su pareja."

Aceptó las ordenes sin chistar, no estaba dispuesta en recriminarle nada a su padre.

"Sería usada para el antojo de aquél hombre

así había sido educada

debía ser obediente"

.
.
.
.
.
.

Shū era el consentido de su madre, pero aun en esa época ella no profesaba el odio que le tenía como en la actualidad.

Es más, ella quería a Shū. Su hermano era el único que la trataba como un ser "vivo" y no como una herramienta. Una de las más grandes travesuras eran cuando el oji azul la ayudaba a escapar juntos del Castillo para jugar, sin que su madre se enterara.

『Reiji』レイジDonde viven las historias. Descúbrelo ahora