Ya de madrugada, la azabache despertó temprano para alistar las maletas. Tenía planeado salir antes para poder dejar los bultos en casa y poder visitar el parque de diversiones. Le había prometido a su pequeña ir a un lugar especial por su buen comportamiento.
Organizó lo poco que había sacado de las maletas, a excepción del vestido, lo dejó junto todo el complemento encima de una cajonera. No planeaba llevarse aquellas prendas.
Todo el traqueteo causó que la damita que yacía en la cama comenzara a despertar.—¿Mami?
Reiji dejó de doblar la ropa y giró para ver a su hija que se sentaba en la cama.
—Buenos días dormilona —la blonda se refregaba los ojos mientras que Reiji le daba un beso en la frente.
—¿Dormiste bien? —Yui solo asintió mientras trataba de ubicarse, ya que nada se le hacía familiar.
—Seguimos en el castillo, pero llegó la hora de irnos —tomó a Yui en brazos y caminó con ella al baño— Lávate, dejé tu muda de ropa encima del váter, no demores mucho. —la dejó sobre unas pantuflas de conejo que se encontraban en el cuarto y salió del lugar dejando la puerta abierta, tras eso, encaminó a terminar de ordenar las últimas cosas.
—Ahora, cómo diablos te meto a ti en una maleta —dijo refiriéndose al conejo enorme.
—Miaw~ —como respuesta recibió un maullido.
—No ayudas mucho.
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-¡Pero Karl, te digo la verdad, una niña me hizo eso! Esa endemoniada mocosa me tendió una trampa y te juro que estuve por atraparla si no fue-
—¡Basta! —ordenó el peli blanco, sus ojos refulgían de ira— Nos hiciste pasar una de las peores vergüenzas, no quiero pensar por cuantas generaciones nos seguirán la historia de cómo la primera esposa del Rey vampiro apareció como payaso en un baile organizado por él mismo— dio un suspiro pesado —y en vez de darme motivos reales, inventas una historia absurda de una niña rubia con un gato negro, sin mencionar que entraste en uno de los cuartos que llevan años bajo custodia— Karl rodeó el escritorio en cual estuvo firmando unos papeles. Todas eran disculpas sobre lo acontecido la noche anterior y la forma abrupta de cerrar la velada.
[Flash Back]
Decir que estaba furioso era poco. ¡Quería matar ahí mismo a Cordelia!,
hizo acopio a toda la misericordia que había en su corazón y contó hasta diez.Sinceramente, nada lo hubiera detenido para castigar a la peli morada, nada.
Pero la repentina ida de su hija lo hizo dudar.
Sabía que ella no se retiraría de esa forma si no fuera una emergencia.
Con duda aún presente, no tuvo otra opción que dar por terminada la fiesta para no seguir alargando el humillante momento.
Esperaría hasta mañana para dar un castigo a su esposa y hablar con Reiji.• ────── ✾ ────── •
La noche dio paso a la mañana, y él estaba en su despacho firmando papeles desde que le sol iluminaba el Makai.
Mientras la pluma danzaba sobre el papel, pensaba mandar a llamar primero a su hija y le contara sobre su ida tan brusca.
Iba a pedirle a su secretario que trajera a la azabache, pero tocaron su puerta primero.No era ni nadie más que su mujer.
Apenas entró, comenzó su vomito verbal. La voz junto con las excusas le estaban dando migraña, sumada con el enojo que acarreaba del día anterior lo estaba haciendo enervar.
Estaba por enterrarle el abrecartas que tenía en su escritorio en la boca, específicamente en la lengua. Su mano ya iba a tomar el objeto, pero unas palabras lo hicieron detenerse en seco.
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『Reiji』レイジ
VampireElla era la segunda hija del Rey vampiro y de Beatrix, la segunda esposa. La única nacida con el codiciado don que muchos clanes deseaban febrilmente. Ella era la única que poseía una belleza que ponía los nervios a flor de piel a la primera esposa...