CAPÍTULO 3

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Como entender que era mago no fue tan difícil, como que tu familia que creías muerta te pregunte sobre fue tu infancia.

Admitir que fue una de los mejores años de su corta vida, era mentirles quizás ellos esperaban saber desde cuando es tratado así después de todo.

-yo, no se realmente que decirles.

-bueno cariño, podrías contarnos que más te hicieron tus tíos.

Pese que llevaba unas pocas horas con ellos, tenia esa sensación de haber vivido con ellos desde siempre, eso era algo que una parte de el prohibiera mentirles, les contó lo que había vivido desde que tenia memoria sin perder un ningún detalle.

Sus expresiones cambiaban de la tristeza, rabia y orgullo, más rápido de lo que se dice quidich.

De la cocina salía lily con una bandeja, en ella tenía tartas, café y un vaso de leche, esto último hizo que el pequeño azabache hiciera gestos.

-no te preocupes, no volverás a esa casa.

Con cuidado coloco las cosas en la mesa y a cada uno les coloco una taza con un pequeño plato frente a ellos, el cual contenía tarta de melaza

- debes de tomarte la leche, no creas que no te ví, Harry James Potter.

El azabache miró a su padre y tío que estaban frente a el aguantando la risa.

-terminando tu tarta puedes ir a explorar la casa.

James habría apostado toda su fortuna, pues el noto que tenia cierto brillo en sus ojos digno hijo de un merodeador.

No lo pensó dos veces, y el pequeño azabache se termino tanto su tarta como el vaso de leche y como un resorte se paro de la mesa, para correr al segundo piso

-gracias mamá.

-HARRY JAM...

-Dejalo peli, que explore, note su brillo cuando le dije explorar, digno hijo de un merodeador.

Mencionó con orgullo hasta que sintió un golpe en su nuca

- Tu y tus malditos genes merodeadores.

Dijo entre dientes lily.

Mientras en el piso de arriba

El mas pequeño de la familia potter recorría uno de los pasillos, ninguna puerta tenia una placas todas eran de un tono blanco, sin embargo se notaba que la pintura estaba votada de algunas puertas.

Llegó a la penúltima puerta en ella destacaban las palabras:
Lunático, Colagusano, Canuto y cornamenta, debajo de ellas había huellas de animales perfectamente pintados, salvo en la de lunático donde la huella se notaba que estaba tallada, seguía contemplando aquel cartel, acerco su mano a la perilla cuando un grito a sus espaldas lo hizo dejar su mano a centímetro de tocarlo

- ¡Cornamenta! Ya lo encontré

La pisadas del otro lado del pasillo se comenzaban a escuchar cada vez mas fuerte, no había volteado para nada, pero supo de quien era la voz y tenia miedo de ser regañado por estar en ese lugar

- ah, aquí estas cervatillo, mira encontraste nuestra guarida

El pequeño azabache miro a su derecha donde estaba su padre, él tenia una expresión nostálgica.

-¿su guarida?

- así es, es una larga historia

Al pequeño azabache se le ilumino el rostro

- tenemos tiempo,

James simplemente sonrió, se parecía mucho a su pelirroja cuando de curiosidad se trata.

-bien entonces sera mejor tomar asiento.

De su bolsillo saco su varita y apunto al cerrojo de la puerta

-alohomora

Un clic proveniente de la puerta y los tres ingresaron a la habitación.
El cuarto era mas grande que la casa de sus tíos, había cuatro camas formando asiendo un semi círculo, solo uno de ellas estaba ordenada como si nunca se hubiera ocupado, la otra no tenia inicio o fin de las propias sábanas, la tercera tenía una escoba ropa y una pelota que eran desconocidas para el pequeño azabache y la ultima estaba desecha, con envolturas encima de ella.

En el otro extremo estaba una pequeña sala de juegos donde se encontraba un estadio, conforme se acercaba el azabache notaba a pequeñas personas flotando dentro y fuera del estado y en ambos lados de ella tres varas y aros que asemejaban a las que se utilizaban para hacer burbujas.

-Es un estadio de quidich, nuestro deporte mágico, esa sera otra historia

Recorrieron lo demás del cuarto una pequeña biblioteca igual de impecable como la primera cama.

-que no te sorprenda lobito, tanto la cama como la pequeña biblioteca son míos

-¿por qué?

Ambos adultos se miraron, uno de ellos tenían una mirada burlesca, mientras el otro lo miraba con el seño fruncido, el castaño se volteo y se agacho para estar a la altura del azabache.

-digamos que tanto tu padrino como tu padre no tenían buena relación con un libro.

El azabache mayor se llevo una mano al pecho y miro indignado al castaño.

-Me ofendes lunático, claro que yo si leo

El lo miro con una deja alzada.

-¿quidich a través de los tiempos no cuenta?

El azabache lo miro indignado, harry los miraba uno a otro aunque parecía que estaban discutiendo, pero en sus expresiones se notaba que se estaban divirtiendo.

-bueno cervatillo vamos, a la cama.

Los tres caminaron a la cama de Remus y transformaron un juguete sillas colocándolas en ambos lados de la cama, en cambio, Harry se acostó en la cama.

-bien por donde comenzar.
Pensó el azabache, Remus lo miro incrédulo.

-James podrías empezar desde el principio.

-cierto, bueno todo comienza cuando...

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Hasta yo sentí que le falta algo, si me costo escribirlo.
Pero aquí esta tarde pero segura.

sobrevivieron Donde viven las historias. Descúbrelo ahora