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SeHun despertó sin motivo aparente. Se hecho hacia atrás, buscando el calor cálido de Lay, frunciendo el ceño al no encontrarlo. Era curioso que el cuerpo de Lay fuera tan cálido mientras dormía cuando despierto era frio.

Miro el reloj y volvió a fruncir más el ceño, eran las 4:00 a.m.

Miro hacia la puerta del baño, pensando que su esposo estaría ahí pero la luz tampoco estaba prendida así que agudizo el oído pero tampoco escucho nada. Gruñendo pero un poco curioso, se levantó de la cama y empezó a caminar por el pasillo en busca de Lay. Casi se le sale el corazón del pecho cuando lo encontró en el balcón, sentado en la silla acolchonada que había llevado desde su casa.

SeHun reconocía tener sueño ligero y le sorprendía que Lay hubiera llegado hasta el balcón sin despertarlo. ¿Tenía pies ligeros? ¿Desde cuándo llevaba haciendo eso?

Observo un rato al chico, recordando que en aquella semana casi no habían hablado, atribuyéndolo al trabajo (que si bien les gustaba, terminaba cansándolos) y a que tan pronto volvían, estaban tan agotados que dormían rápidamente.

Desde su plática llena de tensión, SeHun volvió a buscar más información acerca de Lay, intentando encontrar alguna respuesta acerca de lo que el azabache había dicho.

Un asesino.

No le había contado nada de su pasado pero tenía demasiada curiosidad acerca de eso pero tampoco quería contarle de lo que causaba sus pesadillas.

Solo eran esposos de imagen.


.



Varios días después, ambos salieron de compras para surtir su despensa. Como estaban en la calle, lucieron tan enamorados como debían estar como recién casados, dándose besos, sonriéndose, tomándose de las manos y abrazándose. SeHun aprovechaba para morderle el lóbulo de la oreja y acercarlo a si mismo de la cadera, luciendo como un bastardo cuando captaba miradas celosas hacia su persona cada que Lay se reía o sonreirá, ya sabía que el azabache era muy guapo y en su interior le daba gracia que lo envidiaran por tener a tan exquisito hombre.

Si solo supieran...


Saliendo de las compras, donde se toparon con una pareja con un muy pequeño bebé y donde negaron, fueron a comprar un helado.


Estaban conversando amenamente sobre los sabores de los helados cuando un niño pequeño de cabello oscuro, que estaba corriendo, se tropezó y cayó frente a ellos. Lay se levantó con rapidez, parando al pequeño de no más de tres años, que arrugo los labios.


—No pasa nada, no pasa nada~—hablo con voz suave, sacudiendo la ropa del pequeño y acomodando su cabello. El infante empezó a reírse como todos a su edad si les dabas pequeños piquetitos en la pancita o las costillas. —Debes de tener más cuidado o te lastimaras, ¿Por qué corrías? ¿Dónde están tus padres?

El niño iba a contestar cuando se escuchó un grito masculino con, el que seguramente era, el nombre del niño. Para Lay no significo nada, así que solo sonrió con amabilidad para recibir al preocupado padre pero SeHun se congelo al escucharlo.

— ¡JongIn, bebé! — un delgado hombre de cabello castaño, sonrisa bonita y más bajo que Lay, se detuvo detrás el niño, que lo abrazo. —Te lo agradezco mucho, empezó a correr y se alejó de nosotros.

Acepto *[SeXing]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora