Mi Rosa (Offenderman)© 《En Hiatus hasta nuevo aviso》

Cap. 22

El

Algo en su cuerpo se estremeció. ¿Era necesario decir más? Tenía a Abbey en sus manos y todo lo que tenía que hacer era esperar.
Es simple de decir, Gretel seguía las migas que la bruja esparció creyendo eran las suyas.
Desde un inicio supo que podría pasarle a su pequeña víctima, una mente joven en un cuerpo que parecía maduro. Desde que esos grises ojos se plantaron en la flor entre sus manos, hubo una chispa que él no olvidó.

Deseo, él lo vio, ella lo negó un millón de veces, pero su cuerpo siempre dijo lo contrario. Ella necesitaba de él, tal vez no de la forma en la que se presentó, pero era lo único que él podía ofrecer… Y ella lo aceptó.
Aceptó la soledad, aceptó la corrupción, aceptó las dificultades… Aceptó a su niño. Pero eso él no lo aceptó.
Él esperaba saber de ella hasta que su corazón colapsara y simplemente muriera, simplemente acabara con su corta vida por su cuenta, pero su propia sangre la había mantenido viva.  De alguna manera ese niño hizo que siguiera viva, esperó a que incluso ese engendro la matara al nacer, pero ella resistió.

Y lo cuidó. Era estúpido, tal vez ella prefería morir por otras cosas, tal vez era la falta de conocimiento o dinero lo que la llevó a tremendo error.
Pero ahí estaba.
Con su hijo, esperando su muerte inminente con una sonrisa mientras descansaba en el suelo de su hogar.
Mientras que él, solo observaba desde afuera, veía ese chico quien también era su hijo estaba en brazos de esa mujer, y no parecía disgustado.

Si, él también había estado en brazos de esa chica, de una forma completamente diferente, rompiendo el mito de que no se podía tener sexo en un sueño, una y otra vez. De alguna manera esa forma de pelear con él se había vuelto algo atractivo, ese brillo de furia combinado con el deseo de más. ¿Era una especie de masoquismo que aún no conocía? Puede que sí.
Sea lo que sea, le gustaba. Y, entre encuentro y encuentro con la albina, buscó mas de eso.

Mujeres morenas, blancas, afroamericanas, rubias, castañas, pelirrojas, morochas. Nada, deseo, deseo, deseo, todas caían a su rosa y le daban el placer que buscaba, pero no el odio.
No oponían resistencia, lo arañaban, mordían, hablaban, pero no de la forma que él quería, lo hacían por placer.

Ella le gritaba, insultaba, intentaba morderle para sacárselo de encima, le arañaba desde el rostro hasta la pelvis sacándole hasta quejidos, se oponía hasta el último momento cuando su cuerpo finalmente no le respondía. Entonces y solo entonces, ella bajaba la voz para maldecirlo en susurros.

¿Era tan difícil buscar ese efecto? ¿Su rosa había sido diferente? Tal vez, ¿Fue el clima? No tenía idea, pero, hasta ahora, solo podía estar seguro de que lo que quería solo lo obtendría de ella, y con lo difícil que se estaba tornando obtener lo que quería, estaba reconsiderando su destino.

Sin siquiera preocuparse, entró a la casa de la contraria y se hincó junto al par durmiente, tomó uno de los blanquecinos cabellos ajenos entre sus largos dedos besando estos antes de dejarlos caer una vez más. Los acomodó tras su oreja rozando con lentitud la yema de los dedos sobre su mejilla hasta tocarle los labios, bajó por su delgado cuello hasta el inicio de sus costillas, la ropa no le permitía admirar su cuerpo.
Viéndola en la realidad, estaba muy diferente a en los sueños, obviamente ya no era la misma de antes; su cadera era mas ancha, el busto le había crecido por obvias razones y algo de su cintura se había desvanecido.

No le importaba, tenía lo que él quería, esa actitud que le atraía en la cama, ese odio mezclado con éxtasis. ¿Qué importaba que tan marcadas sean sus curvas? Tener una cintura pequeña no la iba a hacer mejor en el sexo, el busto tampoco le importaba demasiado, nada de eso le daría mas placer, cuando mucho le podía interesar su boca. Tal vez.

-Tal vez… Pueda reconsiderar tu vida…- murmuró recorriendo nuevamente la figura ajena con la mirada. -Muerta no me servirías de mucho… Y este engendro va a ser toda una molestia aun con tres años…-
Suspiró nuevamente para mirar a un costado enderezándose una vez más.
-Podrías ser de utilidad~-