Cap. 20

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Que es lo que habían hecho.

Eso es lo que rodeaba lamente de ambos luego de aquel sueño compartido que ninguno de los dos pensó alguna vez efectuar.
Si, Offender era un ente hecho para la lujuria, si, ella se había acercado a él, pero, ninguno de los dos lo quería realmente.

¿Verdad?

El

Habían pasado días, meterse en los sueños de ella ya no se le apetecía, ser correspondido, hacía mucho no pasaba, no lo había sentido sin utilizar del encanto que sus rosas provocaban, o tal vez esto también había sido fruto de su rosa. Abbey era una víctima más, eso se repetía cada hora, cada minuto, cada vez que pasaba cerca de la casa de esa mujer que, en contra de su voluntad, seguía en su mente.

Los niños que vio en ese sueño creaban un cálido en su pecho, tal vez fue su influencia, tal ella había creado un sueño lúcido para evitar todo contacto, pero… Tal vez y solo tal vez….

- ¡Tal vez! ¡Tal vez! ¡Todo es un maldito “Tal vez”! – Golpeó el árbol en el que se encontraba apoyado sacando con las manos algo temblorosas la cajetilla de cigarrillos que con tanto cuidado llevaba en la gabardina.

No tardó en llevarse uno encendido a la boca intentando ahogar sus murmuros de molestia en el amargo tabaco, ni siquiera tomó en cuenta que no era el único en ese bosque, ni el único que sabía de su ahora tan enigmática “victima”.

- ¿Offender? – Giró, su voz era difícil de reconocer desde el día en que Abbey le dijo ya no quería verlo, después de todo, solo se trataba de una criatura inocente encerrada en el cuerpo de un monstruo.
- Splendor… ¿Qué pasa? Es raro que no hayas saltado directo a mi cigarrillo- el de colores ya le había reprendido varias veces por fumar, instintivamente le dio la espalda con indiferencia centrándose solo en lo que llevaba entre los labios.
- Ah… Si, escucha… Slendy dijo que tu… Estabas viendo a Abbey- Su tono se quebró unos segundos, aunque eso no fue lo que hizo al fumador mirarlo de nuevo.
- ¿Y? Tiene a mi hijo, tengo que asegurarme de que no escape. –
- ¿Eso es todo?... Solo… ¿Solo vas a verla por eso? ¿Y luego qué? Solo vas a ir, ¿¡Tomar a Adrián y matarla!?-

Por primera vez en mucho tiempo, Splendor le había levantado la voz, exhaló el humo que llevaba dentro ocultando su creciente duda y ahora, su incomodidad.
- Ya veré…- Fue todo lo que dijo, no era suficiente para el menor.
- ¡No es justo! ¡Ella no hizo nada! ¿¡Por qué quieres matarla!?-
- Splendor… Sabes que detesto discutir, pero, tu sabes mejor que nadie que esto iba a pasar, solo lo eh pospuesto, desde que tu me dijiste que fuera, la vida de esa chica fue sellada-

Aquello fue tan doloroso, tan cruel y tan honesto, las cuencas de Splendor no tardaron en comenzar a gotear, pequeños sollozos salieron de su garganta.
- Lo se… Pero, es tan… Dulce y linda… T-Tu… Jamás fuiste así conmigo, ni Slender… ¿Por qué tiene que ser ella? Es la única que en verdad… Que yo en serio…- El de negro lanzó el cigarrillo a un costado y tomó por el cuello a Splendor gruñendo.
-No te atrevas a meterte de nuevo con ella, recuerda que soy yo quien va a tenerla de una manera u otra… -
-Sabes que es a mi a quien recibió de brazos abiertos en su casa…- el silencio inundó el ambiente, Offender gruñó una vez más antes de soltarle.
- Y yo le di un hijo, créelo como quieras, pero es gracias a ti que ella va a ser asesinada… No me molestes, solo tienes que ser paciente hasta que le quite al niño… Luego te distraes todo lo que quieras con él…-
-Ni siquiera te importa…-
-A ti tampoco te importaba ella hasta que la maldije-
-Ni a ti hasta que yo comencé a acompañarla-
-Vete al demonio-
-Lenguaje… Por eso ella no te ve como me veía a mi-

Y, antes de que Offender pudiese reclamar, el otro ya no estaba, solo quedaron sus palabras en el aire alimentando su mal genio, soltó un suspiro pesado encendiendo otro cigarrillo para relajarse de las palabras ajenas.

-Ni siquiera importa… Con o sin mirada la marqué yo, maldito cobarde…-
No, estaba seguro de que no se trataba de un interés romántico el que Splendor sentía, él tenía su manera de atraer.
Él buscaba placer, Slender sangre y Splendor… Él buscaba compañía, era celoso, posesivo, buscaba una fuente de cariño perpetua, una que parecía haber conseguido hasta que ésta lo obligó a alejarse por sus propias acciones.

Estaba herido, ahora la única carga que quedaba sobre los hombros de esa albina era la de un violador, el asesino de niños y el amoroso habían dado la espalda a su existencia, por distintas razones, pero igual resultado.
Ahora solo dependía de él.

Llevó una mano a sus labios intentando recordar la sensación psicológica de sus labios chocar.
-Ahora solo me falta asesinarla…-

Mi Rosa (Offenderman)© 《En Hiatus hasta nuevo aviso》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora