Mi Rosa (Offenderman)© 《En Hiatus hasta nuevo aviso》

Cap. 21

Ella

La soledad había invadido sus días una vez más, ya no estaba Splendor, Offender no había regresado a sus sueños y Chris… Bueno, a nadie le importa ese pelirrojo.
Tenía a Adrián, a su niño no tan pequeño que desde el día de su “concepción” estaba con ella, sea como sea, mejor no contar los días en los que Offender lo había apartado de ella.

Las acciones en sus sueños la perseguían, se había resistido, había correspondido, llorado y gemido, cada sensación seguía grabada en su mente como un recuerdo rozando lo real, sentía las manos del ente grabadas en su figura, sentía sus dientes clavados en su piel, su aliento chocarle contra la nuca cada vez que se recostaba buscando descanso.
Ni siquiera se dio cuenta de cuando su vida comenzó a girar de forma tan drástica alrededor de él. O tal vez siempre lo hizo desde aquel día.
Más de una vez pensó en acabar con la vida de Adrián y la suya para poder descansar de una vez por todas, pero a la vez, se prohibía hacer tal cosa.

Su madre había gastado años en criarla y darle de comer sola, matarse sería un desperdicio y algo que ella misma consideraba un insulto a la memoria de su madre.

Tenía vacaciones esos días, a pesar de ni siquiera ser una maestra realmente, podía descansar esas dos semanas con la tranquilidad de saber que tenía un trabajo esperándola al finalizar. Lo malo en todo eso era que, desde que había cortado lazos con Splendor, no tenía con quien dejar a Adrián, la guardería de la escuela estaba bien, pero le agradaba mas cuando tenía a alguien más confiable con quien jugar.
Ahora, no le quedaba mucho por lo que esforzarse, su hijo, para su orgullo y lamento, ya sabía la mayoría de las cosas que todo niño pequeño debería saber, incluso podía decir que estaba más avanzado de lo que parecía.

-Mi lindo orgullo~- susurró acariciando los cabellos de su tan querido niño –Si tan solo, mamá estuviera aquí, las cosas serían más fáciles…-

Por supuesto que alguna vez contempló el aborto, pero, no solucionaría nada en realidad, y aun si lo hiciera, no tenía dinero para gastarlo en tal cosa. Además, no iba a dejar que nada ilegal la tocara, la adopción solo le pareció más cruel que abortar, sobretodo si pensaba en el aspecto que Adrián poseía.
Nuevamente, se encontraba divagando en lo que alguna vez usó para romperse la cabeza y tomar una decisión, finalmente, podía pensar que había valido la pena y usó la razón, estaba feliz ahora.

Tranquila, con su bebé, en la completa soledad de su hogar…
Solos, completamente solos…
-Soy una idiota…- Susurró dejando su peso completo caer junto a su bebé quien solo dormía junto a sus peluches.
-Lo siento tanto… Tanto, tanto, tanto…-

Solo, lo abrazó a su pecho y acarició nuevamente sus cabellos, su pequeño crecía tan rápido que a ella le dolía, una continua punzada que se enterraba cada vez mas profundo en su frágil pecho. Su tan desolado y falto de cariño, pecho.
-Cuanta falta me hace mi madre… Te habría gustado ella, podía ser una cascarrabias a veces…- Soltó riendo para sí misma intentando no despertar al menor.
-Pero… Siempre estuvo ahí, me cantaba hasta que dormía o incluso rezaba conmigo… De haber sido de otra forma creo que ninguno de los dos existiría ahora mismo…-

En verdad, no se entendía ni a sí misma, estaba tan cansada y a la vez deseaba salir, saltar y jugar con su tan adorado bebé. Sentía que iba a quebrarse y que podía levantarse en cualquier momento, que su corazón se rompía y que sus lagrimas se secaban. ¿Estaba loca? ¿Tan rápido había perdido su tan delicado autocontrol?
El sueño de antes hizo que se diera cuenta de eso, ya no podía controlarse, no era solo su cuerpo, su mente también había sido encantada por la rosa de ese monstruo. Aunque lo negara, lo deseaba.

Su cuerpo ardía.
Sus ojos brillaban.
Su corazón se aceleraba.
Su mente se nublaba con rapidez.

Era simple.
Todo en ella lo deseaba, aún si su alma lo aborrecía.
Y sabiendo eso, ella se durmió.