Capítulo VI - Demos un rol.

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No podía moverme, estaba atrapada entre el cuerpo de un hombre, en el miedo y en la incertidumbre. Intenté forzar mi escape pero era inútil, era demasiado fuerte.
-No sabes lo divertido que es el que te muevas así.-murmuró a mi oído con descaro y paré de moverme.-
-¡Sueltame!-exclamé como pude pero mi voz se quedó en la palma de su mano.-
-¿Cómo me llamaste?-preguntó irónico.- Liberaré tu boca pero no debes gritar, ¿entiendes?-murmuró y asentí obediente.-

Poco a poco fue liberando mi boca pero nunca liberó mis ojos, de una manera rápida consiguió vendarme los ojos para después girarme hacia el y pegarme a la pared a la vez.
-¡Oye!-grité de dolor.- ¿A donde me llevas?-pregunté cuando sus brazos me cargaron en su hombro; me depositó en mi cama y me sentó en ella, para después plantarme un beso en los labios que me dejó helada.-

Sus manos estaban en mi cabeza y me obligaban a seguirle, besaba de una manera increíblemente exquisita, metía su lengua en momentos y rozaba mi labio haciéndome estremecer; por la altura el debía estar incado ante mi y sus manos, ahora estaban en mis muslos, sus dedos rozaban la piel desnuda.
-¿Quién eres?-pregunté separándome lentamente.-
-¿Tan rápido me has olvidado?-preguntó y reconocí su voz; me quité la venda y descubrí su rostro entre la oscuridad de mi habitación, Juan estaba parado frente a mi.-
-¿¡Que demonios haces acá!? -me cubrió de nuevo la boca y se sonrió cínicamente.-
-Tranquila mami, me di una escapadita pero ya veo que no te alegra.-quitó su mano de mi boca.-
-No es eso Juan, tomaste muchos riesgos para venir hacia acá; deberías ya estar en la ciudad de tu siguiente concierto.-murmuré preocupada.-
-Me di ésta escapada para ti, te tengo una pequeña sorpresita.-me tomó de la mano y me haló hacia la ventana de la habitación.-
-¿¡Estas loco!? -grité al ver un coche de reciente modelo parqueado frente a mi casa. Era en color rojo y venía con enorme lazo negro.- Pero... Juan... Es muy lujoso, yo no tendría dinero para comprarme algo como eso. ¿No lo pensaste?
-Es tuyo y vamos a estrenarlo ya.

Corrimos hacia la escalera, salimos de mi casa y al parecer las calles estaban desérticas por que no había nadie fuera, ni un perro ni nada.
-No tengo zapatos.-dije y Juan se quitó sus tenis para darmelos.- No me quedan.
-A donde vamos no los vas a necesitar o si los ocupas tanto, podemos comprarte otros. Tranquila hermosa.-murmuró tan tranquilo que no pude evitar que la sangre me hirviera del coraje, ¿cómo es que actuaba tan tranquilo? La prensa ya debería de habernos captado incluso ya debieron de estar redactando la "exclusiva" por habernos visto.-

Encendió el coche y me dio una mirada pícara además de una sonrisa lenta. Yo estaba en problemas y el, sabía... le divertía mi testarudez. A decir verdad, era un deportivo parecido a un Mazda pero creo que era un Porche. Sería un escándalo si ese coche fue visto por alguien, una pueblerina como yo, ni en un millón de años tendría el dinero suficiente como para comprar un auto así de lujo.

¿Acaso es idiota?

-Deja de sonreír Juan, no es gracioso. -murmuré intentando detener mi cabello con las manos, el viento estaba haciendo de las suyas; íbamos hacia la nada, al menos yo no sabía a donde me estaba llevando.-
-¿Por que tan berrinchuda mamita? ¿Comiste gallo? -preguntó haciendo que su tono de voz sonara tan sensual, la acompañó con con una sonrisa pícara y un dedo sobre mi barbilla.-
-¿En serio me dijiste "mamita"? -pregunté mirándole seriamente.- ¿A donde rayos me llevas?

Llevas conduciendo media hora y la prensa no tarda en seguirnos, ¿ya notaste que esta cosa hace un ruido infernal con el motor?
-¡Cierra esa boquita muñeca! -exclamó divertido y dando una risita patinó el coche haciéndonos dar una vueltereta; la tierra se levantó y yo, me quité el cinturón y salí corriendo hacia la nada cuando Juan me atrapó.-
-¡Tu estas loco! ¡Completamente loco! ¿Por qué me sigues? ¡Suéltame! ¡No me toques!
-¡Callate ya hermosa!

Entre forcejeos el me robó un beso, sublime e intenso el momento... Salvaje, fuerte, suave y delirante, como un fuego artificial por dentro; me mordió el labio inferior, salvaje, fuerte... no se como, ni en que momento, me pegó al carro con tal fuerza que me olvidé de todo. No existía nadie, ni nada, solo el y yo. Halé su pelo, era suave y olía a hombre, me descubrí a mi misma besando de una forma que yo no conocía. Que no sabía que existía.
Mi ropa se vio asaltada por sus manos, su boca asaltaba la mía y su respiración helaba mi piel, erizaba cada parte de mi ser.
-Sé a donde quieres llegar.-entrecortada mi voz escuché y Juan se detuvo. Volteó a verme y la oscuridad de sus ojos me hablaba, intentaba seducir, una sonrisa de su boca salió; me derretí.- Estamos en medio de la nada... ¿A donde me llevas?
-¿Por que te preocupa eso? No voy a hacerte daño. No como yo quiero.-me lanzó un beso, comprendí su intención. Maldito seas. - Así que... -sus brazos se aferraban a mi.- Ya vas a dejar de andar de detective y me dejas llevar a donde quiero llevarte o...
-¿O que?-me hice lo mas que pude hacia atrás-
-O... me vas a dejar la opción de hacerla por las malas.-simuló un ronroneo cerca de mi cuello.-
-¿Quieres saber algo realmente perturbador? -me reí.- Es la primera vez que estoy con un chico, en esta situación.-
-¿Qué situación?-preguntó divertido observándome a los ojos, enroscó su muñeca en mi cabello y haló suavemente dejando libre parte de mi cuello.- ¿De que situación me hablas hermosa?- su aliento de nuevo estaba en mi, sobre mi piel; iba a matarme si no dejaba de hacer eso.-
-¿Te diviertes no es así? -pregunté mas nerviosa que nunca, Juan notaba mi capa de sudor.- Te divierte mi inexperiencia, mi inocencia... Incluso puedo decir que te tengo ansioso
-¿Yo? ¿Ansioso? -preguntó liberando mi cabello y el viento, alivió el momento dándonos un poco de aire fresco; lo necesitábamos.- Tu eres la ansiosa... La niña linda que me volvió loco cuando abotonaba mi camisa, tan tímida... tan dulce... La niña bonita que pasé a mi concierto y que la prensa persiguió hasta la habitación del hotel, la niña guerrera que ideó un plan para poder salir de éste, la que escapó disfrazada de una simple mucama...-me cargó y mis piernas enroscaron su cintura por inercia.- la que huyó y la que... ahora esta conmigo, en medio de la nada, la que esta ansiosa, eres tu muñeca; yo solo soy el alivio que necesitas.
-¡Descarado!-exclamé con las mejillas ardiendo.- No eres mas descarado por que no eres mas guapo.-sonrió. Me besó de nuevo, fuerte, salvaje, suave, firme. Casi dejándome sin aliento.-¿A donde me llevas? -pregunté ahora si realmente ansiosa.-
-No vamos a ningún lado, quería un pretexto creíble en donde te fueras conmigo y mira... aceptaste. Si quiero, puedo raptarte y llevarte conmigo a donde que fuera.
-Es secuestro.
-Se llama "Se fue con el novio" -me contradijo sonriendo. Era tan cínico.- Incluso, aunque fuese eso, lo agradecerías todas las noches, por que aunque yo esté cansado, jamás estaría cansado para mi chica.
-Me da la impresión de que solo soy una de tus aventuras, que en cuanto me tengas en tu cama, vas a botarme como cualquier cosa.
-Te equivocas. Solo te voy a botar sobre la cama, y te voy a tirar al suelo, a la alberca. Tendrás todo lo que siempre has querido, no solamente lujos, me tendrás a mi. A mi corazón.
-Si dices que te gusto tanto como para ser una "novia"... Ganate ese derecho. Ese privilegio.

Logré salir de su oscura prisión, sexualmente aturdida me encontraba, estaba a punto de un orgasmo sin tener que estar desnuda sobre el o el sobre mi. Había sido un encuentro tan sensual, tan oscuro, tan sexual.
-Sabes... Me gustas. -Juan murmuró detrás de mi.- Por terca y testaruda. Por inteligente y por bonita.
-Subete al coche. -fui hacia el lado del conductor.- ¿Y las llaves? -pregunté pero Juan ya tenía un plan.- Debes... estar... jugando conmigo. ¡Juan!

Las benditas llaves estaban metidas en donde menos imaginé.
-No meteré mis manos santas en tu pantalón.-murmuré advirtiéndole mi acción.-
-Entonces no, nos moveremos de aquí. No te preocupes, puedo conducir yo pero a donde yo quiera o podemos acampar aquí, tengo todo lo necesario para hacerlo.
-Damelas.
-Tomalas, bebé. Ya sabes donde están.

Lo maldije por debajo. Me acerqué, cautelosa, seria pero con una emociones por dentro que me hacían reírme de mi misma, ¡que inocente era!
-¿Las tomarás o solo me verás? -preguntó burlándose de mi en toda la extensión.-

Tomé la evilla de su cinturón, desabotoné su pantalón, intenté no verlo pero mi curiosidad era tan grande, sabía que lo estaba disfrutando como nunca, bajé su bragueta lentamente; me mordí el labio, mi respiración me traicionaba cuando su mano me detuvo. Le miré. Me quitó la blusa y solo en sostén quedé, no había nadie en esa carretera, nadie podría vernos, nadie podría interrumpir... Eramos solo nosotros dos.
-¿Lo deseas?-preguntó con un sensual tono de voz, era oscura, sexy. Asentí con seguridad.-

Un pase al corazón (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora