Un pase al corazón (PAUSADA)

Capitulo X - Lecciones Peligrosas

"Si bien estábamos los dos recostados en la cama, algo me inquietaba; era una sensación de que algo no iba a pasar los dos, Juan estaba muy tranquilo con los ojos cerrados mientras que yo, lo observaba detenidamente, debía admitirlo, era demasiado atractivo.
-Te daría un infarto si supieras mi edad.-murmuré sonriendo tan cínica.-
-A mi también me da miedo.-dijo el volteando su mirada hacia mi.-
-Juan, tengo diecisiete años. Tu tienes veintitrés años.
-¿Qué?-preguntó levantándose de la cama de un solo golpe, estaba sorprendido ante mi respuesta.- ¿Cuando cumples los dieciocho?-preguntó
-Hoy es mi cumpleaños.-respondí conteniendo la risa.-
-¿Hoy es tu cumpleaños? Habérmelo dicho antes, te habría organizado algo lindo _______₋
-¿Organizado algo? Juan, no quiero sonar a una aguafiestas pero, sería imposible, tu eres una figura pública y el que no hayan visto juntos; se armaría un escándalo nacional.
-No te preocupes por ello. -contestó sentándose a mi lado, me coloqué a la misma altura y me reí en voz baja.- Tendrás una fiesta como te mereces. Bien...-se mordió la boca.- Primero debemos vestirnos y salir de aquí, tengo un plan.
-Vaya... ahora eres tu el que arma los planes, me gusta.-murmuré ironizando.-
-Segundo, necesitamos rentar un carro, por aquí cerca debe haber una arrendadora, después de lo del carro, te dejaré en tu escuela; avisa a tu amiga que la verás allá.
-Muy bien. -Seguido, iré a la ciudad siguiente junto a mi equipo técnico y después te marcaré. -¿Entendido? -Entendido.

Nos aproximamos a vestirnos, ordenamos un poco la casa; bajamos y dejamos también todo en orden. Busqué vía internet alguna arrendadora de carros y encontré una cerca de la casa, contestaron mi llamada, pedían que fuera; fui, pero sola. Preguntaron que por cuanto tiempo estaría rentándose el carro, mencioné que solo cuarenta y ocho horas, tiempo que era el preciso para poder devolverlo intacto y no tener que andar a la carreras, yo lo iba a devolver. Di mi credencial de elector, el comprobante de la casa de mi tía Judy además de un adelanto de la renta, nada mas ni menos que quince mil pesos; todo debía ser efectivo, Juan y su cartera gorda me estaban ayudando.

Llegué a la casa donde Maluma ya estaba casi listo, nos montamos en el carro e iniciamos el recorrido hacia la escuela, inteligentemente, él había dado en el blanco, puesto que, no sabía donde estudiaba hasta hace un par de horas, ahora, podía encontrarme la mayor parte de la mañana ahí; en ese lugar.

¡Maldita sea! ¡También sabía donde vivía! ¿Cómo no lo pude ver con claridad?

Estacionó el carro, el bendito y lujoso carro, atrajo todas las miradas, y mas; la de las chicas curiosas de saber quien era el guapísimo hombre que me había dejado, pero, las miradas de los chicos, sedientas de saber el por qué yo estaba descendiendo de un carrazo del año. -Te traje tus libros.-Elisa se pegó conmigo y me ayudó a pasar ese amargo momento, en donde todo el mundo me miraba impresionado.
Caminamos hacia el aula de clases, la maestra estaba extrañada conmigo del por qué había faltado esos días, no tenía ningún justificante médico, ningún justificante deportivo o alguna nota de mi madre; estaba en serios problemas.
-¿Qué pasó? -Elisa me preguntó en voz baja viéndome a los ojos.-
-Juan y yo...-murmuré con una sonrisa y las mejillas sonrojadas. Ella entendió, sonrió mas ampliamente que yo.- Fue increíble, te lo juro.
-¡Dios mio! -exclamó en voz baja sonriéndose a sí misma.-

Pasó el día muy normal, me resulta extraño, al menos nadie sabía lo de mi cumpleaños hasta que Elisa de la nada salió con un pequeño pastel sobre las manos y una velita; me reí de su ocurrencia. A los pocos minutos, mi celular sonó, no mostraba el número; al contrario, "Desconocido" era muy insistente.
-¿Hola?-pregunté miedosa.-
-Hola baby.-murmuró tan seguro que un escalofrío me inundó el cuerpo.- Soy yo...
-¿Cómo estas?-pregunté intentando sonar lo mas calmada posible, sentía mis hormonas haciendo pequeñas fiestas dentro de mi, estaba tan alterada y tan emocionada.-
-Bien, estoy ya en la otra ciudad, mandé a mi equipo a prepara todo.
-¿Qué quieres decir con eso?-me levanté del pupitre y salí del aula hacia el pasillo.-
-Es una sorpresa—dio una risita y colgó.