Rubor

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Ino Yamanaka dejó escapar un gran suspiro cuando lo vio acercarse junto a su equipo. A su lado Naruto hablaba con gran entusiasmo sobre todo el ramen que podría comprar gracias al pago de la misión que recientemente habían completado y Sakura le reprochaba que debía cambiar su vida alimenticia. Por último Sai sólo los acompañaba en silencio sin mostrar ninguna emoción en su rostro.

—Ino —Sakura fue la primera en saludarla, Naruto le siguió y por último Sai sólo le dedicó una mirada en silencio.

—Hola chicos, parece ser que han terminado la misión.

—Así es, íbamos a comer a Ichiraku ¿te animas? —Naruto froto sus palmas mientras imaginaba el tazón de ramen frente a él.

—Claro porqué no —la rubia sonrió. Tal vez podría tener la oportunidad de sentarse junto a Sai.

—¡Andando'ttebayo!

Y así todos se fueron a comer ramen, Naruto se sentó en medio de Sakura y Sai, e Ino tomó lugar junto al pálido artista.

—Nee~ Sakura-chan ¿me das a probar de tu comida? —preguntó Naruto mientras hacia gestos gatunos en busca del de la Haruno. Sakura hizo un gesto de disgusto en cambio.

—Ni hablar, ya tienes tu comida, deja la mía en paz, tragón.

—¡Qué mala eres Sakura-chan!

Por otro lado, Ino jugaba con sus fideos mientras veía de reojo a Sai. Era tan lindo, tan misterioso que por alguna razón le recordaba a Sasuke. Pero eran obviamente distintos, Sai parecía no tener sentimientos y Sasuke se deshacía de ellos.

Suspiro.

—Ino ¿me das de tu comida?

Rápidamente se sonrojó al oírle decir eso, balbuceo un par de cosas inteligibles para el pálido ANBU.

—Cla-Claro... —musitó tímida, cosa rara en ella, siempre había sido extrovertida.

Ino tomó un poco de fideos con los palillos, Sai abrió la boca y comió. Ella tenía un notable sonrojo en sus mejillas, tal vez no era el mejor para mantener una conversación pero si algo debía admitir de Sai es que se veía adorable cuando le daban comida y más cuando sonreía.

—Tienes algo en la cara —dijo Sai, Ino comenzó a palpar se en varios lugares esperando a que no fuera comida, sería muy vergonzoso.

—¿Dónde?  —preguntó cuando no encontraba nada.

—Aquí —Sai extendió su mano hacia ella para frotar sus mejillas con delicadeza, pero no lograba quitar esas manchas rosadas.

Al sentir su tacto el rubor de Ino creció y Sai apartó la mano.

—Creo que lo empeoré —dijo—Lo siento, belleza.

—N-No te preocupes Sai, no es nada —respondió todavía roja. Ino Yamanaka simplemente no podía desparecer tan fácil ese rubor.









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