¿No está?... ¿Qué debo recordar?

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*CAPÍTULO 11 -- ¿No está?... ¿Qué debo recordar?

Lunes 30 Octubre.

Como ya dije, hoy toca ir a pedir disculpas. De los nervios no paraba de frotarme las manos, las tenía temblorosas, estaba roja y ahora mismo ando a toda velocidad por la calle, casi arroyo a dos señoras ... de lo inmersa que estoy en mis pensamientos no sé ni por donde voy. 
Llevo pensando desde ayer cual sería la manera más eficaz para pedirle perdón... ¿Quizás con un simple "lo siento"? ¿Arrodillándome ante él?... No... eso es muy cursi y raro... ¿Dándole algún regalo? Si le doy algún obsequio, no tiene que ser uno cualquiera...

Agarré mi cadena... es una cadena de oro, con un colgante de esos que se abren y se puede poner fotos dentro... aunque nunca lo he abierto. Era de mi madre, me lo dio antes de que le detectaran su enfermedad... si, murió por un defecto del corazón... los médico no me quisieron decir mucho más pues yo tan sólo era una niña y según ellos no entendía la situación. La operación salió mal, y ella falleció... apreté el colgante. 

- Se lo regalaré... es lo mínimo que puedo hacer para que me perdone. Es algo con mucho valor.

Llegué y entré sigilosamente, después de lo que pasó ayer siento vergüenza y no quiero que me vean. Pasé de largo con la cabeza agachada para que la de recepción no pudiera reconocerme pero parece que así llamé demasiado la atención.

- Otra vez tu. ¿Vas alguna parte? - me echó una mirada desafiante. 

- E-eem... Y-yo...- giré lentamente.

- ... Habla más alto. No se te escucha.

- L-lo siento. - dije acercándome la mesa.-  Quería ver a Jun.

- Jun no está hoy aquí, ha salido. Vuelve mañana. 

- ¿No estará más tarde?

- Me temo que no. 

-Oh... - bajé la vista algo deprimida y me dispuse a salir de allí.

Afuera me senté en un banco con la creencia de que tal vez llegara Jun, pero eso no ocurrió. 

- Puede que hoy no tuviera que trabajar... - exhalé profundamente.

- ¡Hikari!

Alcé la mirada.

- Oh... Loreta.

- Que pocos ánimos llevas hoy... Si que tienes pocas ganas de verme. -dijo cruzando los brazos. 

- No es eso, es que verás... 

- Ohh... oh... - sus ojos cambiaron de golpe. - No me digas que...

- ¡NO! - la corté en seco. 

- Jeje... ¡Estás sonrojada! ¿Quien es? ¡¿Quién es?! -  dijo pegando salititos de alegría.

- Loreta, por favor... ¡Déjame acabar!

- Vente a mi casa, allí podemos hablar con tranquilidad. - cogió mi brazo, me levantó y fuimos a su casa. 

Nos presentemos justamente cuando su madre estaba haciendo la comida, y como siempre me invitaron a comer. Loreta tiene mucha suerte... ella lo tienen todo. Un hogar hermoso, unos padres que la aman, sus estudios le van genial... y bueno el dinero no le falta... no obstante no la envidio,  puede que tenga muchas cosas más que yo, pero creo que ya soy feliz como estoy. Durante la comida la madre de Loreta me preguntó cómo estaba y cómo llevaba lo de mi padre, le contesté positivamente y ella se alegró. Acto seguido acabamos, ayudé a lavar los plato aunque la mujer se negara y después fui a la habitación de Loreta, ella se encontraba tumbada en la cama con el móvil en la mano... 

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