Bebek/Bebé

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7 de marzo de 1605

Era una hermosa mañana en Estambul. Desde el balcón de las favoritas todo el paisaje era perfecto, o al menos por fuera. Adentro todo era un desastre. La codicia y la envidia vivían en el palacio.

—¿Ya planeaste algo para pasado mañana? —me preguntó Ismahan

—¿A qué te refieres?

—Es tu cumpleaños

Sonreí. No se le había olvidado.

—¿Qué? —preguntó Rabia

—No nos contaste —me dijo Umay

Reí.

—No tengo nada planeado

—¿No le haz dicho al Sultan? —me preguntó Rabia

—No, sólo ustedes lo saben

—¿Cuándo planeas decírselo? —preguntó la dulce Umay

—No tengo planeado hacerlo

—Deberías de hacerlo, así el Sultan te hace una fiesta y Mahpeyker muere de envidia

Sonreí. No era mala idea.

—No. Tal vez no pude decidir cuando nacer pero elegiré el día que se me festeje mi cumpleaños, al menos aquí.

Las chicas sonrieron.

—Hay que ir a donde están las hutun

Las tres asintieron para después empezar a caminar a mi lado.

En el mes pasado las cosas cambiaron demasiado. Mahfiruze se había vuelto muy engreída y mala con todos. Nunca imaginé que su buena persona moriría el mismo día que su bebé. Era difícil de creer que la adorable Mahfiruze se había ido.
Por otro lado, Mahpeyker seguí haciendo de las suyas. Intentaba conseguir aliados al igual que yo. Lo único malo para ella es que ya no tenía la atención del Sultan mientras que yo sí.

—Hola, Sultana —dijo una Hatun cuando llegué a mi destino, haciendo reverencia

—Hola —le sonreí

—Ya casi nace su hijo —dijo con una sonrisa en su rostro

—Así es

—¿Puedo tocarlo? —me preguntó temerosa

—¡Claro!

Ella sonrió para después tocar mi vientre. En ese instante sentí las patadas de mi bebé. Sonreí. Amaba cuando hacía eso. Esperaba que pronto llegara el momento de dar a luz para tenerlo en mis brazos.

—Le agradaste—le dije a la Hatun

—Eso espero, Sultana —dijo con una sonrisa

—¿Cómo te llamas?

—Aysel, Sultana

—Aysel, ¿Acabas de llegar?

—No, tiene como tres semanas

—¡Oh! No te había visto, espero y nos llevemos bien

Ella sonrió.

—¿No ha tenido nauseas? —me preguntó

—Un poco —dije con honestidad mientras la chica aún tocaba mi vientre

—Un poco —dije con honestidad mientras la chica aún tocaba mi vientre

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Kösem SultanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora