Isyancılar/Rebeldes

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14 de julio de 1604

Tenía cuatro días desde que todos en el palacio sabían sobre la viruela. Cuatro días llenos de pánico. La enfermedad se extendía rápidamente. Hasta donde se supo, un español que llegó con Francisco, había tenido relaciones con una chica de Estambul y esa chica ayudaba a su mamá llevando algunos vestidos al palacio. Ella por ser una mujer libre podía hablar con los hombres y hacerse amiga de ellos. Por lo tanto, el guardia que había muerto era amigo de ella. En esos días en todo el palacio había un total de 70 muertos. Por "suerte" los muertos no habían pasado de la familia de la pobre chica y de unos sirvientes del palacio.
Lo que era Mahfiruze, Mahpeyker y yo, estábamos muy bien cuidadas.

Las únicas que podíamos salir con tranquilidad a todos lados con o sin permiso éramos Ismahan y yo. A veces nos reuníamos y pensábamos en cómo crear la cura y por esos momentos Ismahan era la salvación de los demás ya que ella quería estudiar para ser química por lo cual, ella sabía como poder crear la cura. Tenía conocimiento sobre ello.

—Necesitamos la cura pronto —le dije a Ismahan

—Será difícil y lo sabes. No el siglo XXI.

—¿Qué sabes por el momento?

—Debemos de conseguir guanosina que es un nucleósido que se obtiene al enlazar la base nitrogenada guanina a un anillo de ribosa

—¿Qué es eso? —pregunté sin entender

—La guanina es una base nitrogenada púrica, una de las cinco bases nitrogenadas que forman parte de los ácidos nucleicos. Se obtiene del excremento de los ácaros.

—Debiste empezar por eso

Ella se encogió de hombros.

—¿Cómo haremos eso? —pregunté angustiada —Nosotras creamos esto, debemos ser nosotras quienes le pongamos fin

—Lo haremos

—Entonces la guani... eso ¿Es la cura?

—Algo así, de la guanina sacaremos el aciclovir, es un fármaco antiviral derivado de la guanosina. El aciclovir es la cura.

—¿Qué necesitas para conseguirlo?

—Ayuda del Sultan o la Valide

—¡Qué Allah nos ayude! —gritó angustiada la kalfa

—¿Qué ocurre? —le pregunté

—Dicen que el Sultan tiene la enfermedad

La miré preocupada. Sin pensarlo corrí hasta los aposentos del Sultan. Al llegar estaban unos guardias que no había visto antes.

—Déjenme pasar —le ordené

—No podemos hacer eso, el Sultan está con Hekim efendi —dijo un guardia

—Déjenme pasar —les volví a repetir —Soy inmune a la enfermedad

—¡Déjenme pasar! —les gritó Mahpeyker llegando

—No podemos —dijo el mismo guardia

—¡Sultan! —grité

Kösem SultanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora