Anastasia, nacida en 2002, hija de historiadores. Sabe mucho de historia para alguien de su edad y mientras que sus padres admiraban la historia Griega o Egipcia, ella ama la historia Otomana. En un viaje por su cumpleaños, ella accidentalmente viaj...
Ahmed y yo pasamos juntos lo que restó del día anterior en la famosa "noche de bodas". Me comentó que me puso Kösem porque era su guía y una líder para los que estaban en el palacio. Me gustaba que pensara eso de mi, eso significaba que en verdad lo creía.
A partir de entonces mi nombre era Kösem, Kösem Sultan.
Ahmed y yo estábamos en su balcón contemplando la hermosa mañana de Estambul. Ambos ya estábamos vestidos para la gran fiesta; nuestro matrimonio iba anunciarse.
—Tengo algo que darte —me dijo Ahmed
—¿Qué es?
Él sonrió para después hacerle una seña a un agha, este salió de la habitación para al poco rato volver a entrar con algo en sus manos: un cojín tapado con un pedazo de tela. Ahmed quitó el pedazo de tela dando a descubrir una corona. Podía reconocer esa corona en cualquier lado, era la corona de la mismísima Hürrem Sultan. Era una gran corona que representaba el poder de una verdadera Haseki, era bella con diamantes en las varillas que la sostenían, y en medio de ella había una enorme esmeralda que brillaba con la luz. Con sólo ver la corona podía completar un gran poder en ella.
—La corona es de la gran Sultana Hürrem, mi tatarabuela. Ella fue una gran Sultana y digna de la corona al igual que tú. Ambas tienen cosas en común como su valentía.
—Sultan, me alaga pero, —dije sonriendo —Nunca sería igual que la gran Sultana Hürrem, ella era alguien digna de admirar, con una sola palabra podía destruirte. Ella era única. Nunca podría ser igual a ella.
Él me sonrió para después ponerme la corona. Al momento de colocar la corona en mi cabeza sentí un gran poder. Era una sensación de única. No habría persona en el mundo que no me respetara, de eso me encargaba yo.
—No dudes de ti, Kösem —dijo sonriendo —Ve al harem, que todo el palacio conozca a la nueva Haseki de este imperio
—¿No vendrás?
—Iré en un rato
Sonreí, hice reverencia y salí del cuarto rumbo al harem.
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Antes de llegar al harem me paré un momento para mirar atrás. Atrás de mi estaban Ismahan, Rabia, Umay, Lala, Aysel, Esma y Umud; los más leales a mi. Volví mi miraba enfrente y volví a caminar. Sentía el poder recorrer todo mi cuerpo como si fuera un escalofrío.
Umud se adelantó e ingresó al harem antes que todas.
—¡Atención...! —gritó Umud haciendo reverencia —¡Abran paso a Haseki Kösem Sultan! —gritó a todo pulmón
Entré y vi caras de sorpresa de parte de todos pero, al mismo tiempo de miedo, miedo por lo poderosa que me había convertido de la noche a la mañana. Todos de inmediato hicieron una fila para después hacer reverencia. Sonreí al ver el respeto de verdad y no fingido de los demás. Sabían que yo –después de la Valide– era la mujer más poderosa del imperio otomano.
