14. Maldito pizzero

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La primera en despertarse fue Ally. No recordaba haberse quedado dormida, pero ,teniendo en cuenta lo cansada que estaba cuando llegó a casa de Mel, no le sorprendió. Sonrió, recordando donde estaba; sin embargo, cuando giró sobre sí misma, Mel no estaba al otro lado de la cama, donde debería estar. 

Extrañada, se levantó de la cama y fue al baño. Sin rastro de Mel. Miró en el estudio. Nada. Entró en el otro baño. Nada de nada. Se dirigió al salón-cocina en busca de la chica y nada más salir del pasillo la vio. Estaba acurrucada cerca del reposabrazos, hecha una bola. Qué linda, pensó Ally, pero ¿qué hace ahí?. Recordaba haber discutido con Mel sobre dónde dormirían, y dado que ambas se oponían a que la otra durmiera en el sofá, tendrían que compartir cama. Lo que no sabía Ally era que, realmente, Mel nunca llegó a meterse en la cama con ella. Cuando salió del baño, la chica de rubio platino estaba tan dormida, que aprovechó y se fue al salón.


-¡Huele a quemado!¡Fuego!- gritó Mel sobresaltada mientras se incorporaba en el sofá. Miró a su alrededor, aún algo dormida, reparando en la presencia de Ally.- ¿¡No hueles a quemado!?

-Es café- contestó Ally sonriendo.

-Joder.

Se dejó caer sobre el sofá y se tapó la cara con las manos. Soy subnormal, pensó divertida. Escuchó cómo Ally se acercaba al sofá por la parte de atrás y se apoyó en el respaldo de este.

-¿Estás bien?

-Sí, sí, es que mis neuronas no... No- rió.

-Ya he visto, ya- sonrió Ally.

-¿He gritado mucho?- preguntó Mel apartándose las manos de la cara.

-Nah... Solo lo suficiente para que despiertes al vecino que tienes dos pisos por encima. Pero sin duda alguna lo mejor ha sido la cara de pánico que has puesto- dijo antes de empezar a reírse.

-Perra- rió Mel.

Ally volvió a la cocina en cuanto escuchó que el café empezaba a subir. Unos segundos más tarde le preguntaba a Mel si quería desayunar.

-No, tranquila, yo me hago el desayuno.

-Es que... ya está hecho- dijo Ally apareciendo por su lado con una bandeja.- Pensaba despertarte cuando ya estuviera todo preparado, pero... no ha podido ser jajaja. Perdón por el susto.

-No te preocupes- sonrió.- Igualmente no tenías por qué hacer el desayuno para las dos- dijo contemplando las tostadas que Ally puso sobre la mesa. 

-Es lo mínimo que podía hacer- sonrió.

-Gracias.

-A ti.


-¿Quieres ver una peli?- preguntó Mel una vez recogieron los restos del desayuno.

-Yo... debería irme, es tarde. Además, no quiero molestar.

-No me seas tonta, - dijo entrecerrando los ojos- tú no molestas. Además,- añadió al ver dudar a Ally- tus padres seguirán en casa.

-Mierda, casi se me olvida... No... no es que no los quiera, es que...

-Tranquila, te entiendo- sonrió.- ¿Entonces qué?¿Te quedas?

-Bueno, si no te importa...- respondió acercándose lentamente al sofá.

-Que nooo. Venga va, siéntate- dijo dándole unas palmaditas al sofá.

Era la primera vez desde lo sucedido con Diego que estaban a solas. Así que aprovecharon para conocerse un poco más, dejando la película para más tarde. Hablaron un poco de todo, desde la infancia hasta la actualidad, pasando por gustos, ideologías y hobbies. Todo lo que creían poder interesar a la otra. Aunque por como se miraban estaba claro que escucharían cualquier cosa con tal de pasar un rato juntas.

La chica del barDonde viven las historias. Descúbrelo ahora