CAPÍTULO 22

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CAPÍTULO 22

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CAPÍTULO 22

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—Signos vitales estables.

Aquella voz fue lo primero que escuché, pero no estaba segura de dónde provenía. Sonó lejana, como un eco que llegaba desvanecido a mis oídos, haciéndome imposible identificar algo más que eso. Tampoco podía observar nada de lo que había alrededor. No tenía fuerzas suficientes como para abrir los párpados.

Sin embargo, alcancé a percibir otros sonidos, igual de vagos que aquella voz; palabras que no comprendía, pasos, tenues pitidos de aparatos. Todo se mezclaba entre sí.

Mi cabeza comenzó a ser arropada por una ligera sensación de hormigueo cuando me esforcé por comprender lo que sucedía, pero no tuve éxito en ello. Cada ruido se hacía lejano y luego regresaba de la misma manera, como un eco. Y después, llegaba el silencio. Aquello se sentía como ser empujada al vacío y no poder hacer nada para evitarlo.

Era frustrante.

—¿Cómo está?

Esta voz era diferente.

Era...

—Estable. Carter, no deberías estar aquí.

—Estoy bien.

La necesidad de realizar algún movimiento volvió a atacarme, pero ni siquiera sentía mis extremidades. A pesar de que traté, fue en vano. Todo mi cuerpo estaba entumecido.

Aun así, lo intenté algún tiempo más, luchando por sentir algo más que la presión en mi cráneo, o el ligero cosquilleo del aire frío sobre mis párpados cerrados. Pero aquello no sirvió de nada. En algún punto, esas fuerzas se disiparon y volví a ser consumida por el vacío, hasta que las voces desaparecieron por completo.


  


—Su actividad cerebral no presenta anomalías.

Aquella voz retumbó dentro de mi cabeza y me aturdió. Se sintió como, literalmente, haber recibido un golpe. Y así ocurrió con el resto de los sonidos, todos regresaron a mí con arrebato, provocando que el eco de mis latidos se concentrara en mis sienes.

Cada sonido, por insignificante que pareciera, ahora era entendible para mí. Escuchaba los pasos, el leve ronroneo del aire acondicionado, las pantallas emitiendo datos, cuando alguien tropezaba algún instrumento metálico con otro. Todo estaba ahí, perfecto y claro, después del tiempo en el que no había sido consciente de nada.

Agente MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora