Agente Mortal

CAPÍTULO 20

CAPÍTULO 20

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—¿En qué puedo servirte? —pregunté, cuando estuve frente a Morgan.

—Beatríz, ayer completaste una misión riesgosa y no fuiste con Hanson a que te revisara —Por su tono de voz, sabía que no le agradaba en absoluto mi comportamiento. También confirmaba mis sospechas—. Es de carácter obligatorio para cada agente que regresa de una misión ser examinado por personal médico.

Mi primera respuesta fue un asentimiento, en compañía de un breve suspiro.

—Lo sé, Hanson habló conmigo —dije, en voz baja—. Pero no me sentía en condiciones de estar con nadie en ese momento.

Morgan guardó silencio por algunos momentos. En el matiz grisáceo de su mirada, que, se suponía, debía ser fría, podía ver aquella tonalidad cálida y paternal.

—Sé que no estás acostumbrada a este tipo de situaciones, pero...

—¿Acostumbrada? —repetí, antes de que terminara la oración—. ¿Debo acostumbrarme a asesinar?

Sus labios se juntaron en una delgada línea, pronunciando leves marcas a los costados de sus comisuras.

—Hay asuntos que no podemos controlar, Beatríz —señaló—. Los hombres como Logan Brand no se redimen, se acostumbran al crimen, al punto en que les divierte la tortura y el sufrimiento de otras personas.

—¿Y el ir por allí asesinando no me iguala en condiciones a él?

Aquella pregunta en especial pareció haber capturado su atención, en cuales fueran los pensamientos que rondaban su cabeza en ese momento. Y, en lugar de darme una respuesta, me hizo una petición.

—Por favor, ven conmigo.

Dicho esto, Morgan comenzó a caminar hacia la entrada del edificio. Me tomó algunos instantes reaccionar y seguirlo. Cuando lo hice, también noté cómo las miradas que se instalaban sobre él, lo hacían con respeto. Eso no fue lo único, por supuesto. También alcancé a ver algunos pares de ojos en mí con disimulada confusión. Y, comprendía por qué. Después de todo, yo llevaba solo unas semanas en C.E.L.E.S.T y, por lo que había notado, a pesar de que Morgan confiaba en todos sus agentes, no era sencillo ser considerado como alguien cercano a él.

La situación era distinta para mí, pero no quería sentir que tenía algún tipo de ventaja por quien fue mi madre. Cuando llegué a aquel lugar por primera vez, confiaba en mí misma y en lo que podía hacer. Morgan también demostró creer en mis capacidades.

Pero, ahora... Era la primera vez en mucho tiempo que dudaba sobre mi propia confianza.

Cuando escapé de mis pensamientos, me di cuenta de que nos dirigíamos a la sala de operaciones. La bruma en mi cabeza alcanzó a disiparse en cierta medida cuando el protocolo de reconocimiento permitió nuestro acceso. Al hacerlo, el mayor se dirigió a uno de los grupos de pantallas que había en el centro.