Natalia estaba disfrutando de aquella velada, pero hacía el mayor de sus esfuerzos por controlar esas ganas que tenía de besar a esa jovencita. Sus dedos jugaban con la servilleta y se mordía el labio inferior, mientras veía a esa mujer que estaba en su mesa.
—Natalia, ¿Quisiera saber cómo conoces los detalles de mi pasado? —preguntó Martha, al degustar un poco de pollo.
—Claro—limpió la comisura de su labio inferior—Desde que trabajo con Camila siempre he estado al tanto de los problemas familiares por lo que atravesaba—acarició la mano de Martha—De esa manera me enteré de que su hermana hizo aquel acto indeseable, pero nunca supe el nombre de la chica a la que lastimó —le explicó.
Sin embargo, Natalia, sintió la necesidad de contarle a Martha sobre los últimos acontecimientos. No quería guardar secretos entre ellas, no ahora que comenzaba a entablar una relación de confianza y aunque dudo en hacerlo, prefirió decir la verdad.
—Martha —pronunció.
—Sí, dime —ingirió un poco de vino.
—Sé que no es el momento, pero creo que deberías conocer que Alis, se suicidó hace unos días —entrelazó sus dedos con los de Martha, para darle apoyo moral.
Martha dejó caer el cubierto que tenía entre sus manos, aquella noticia no se la esperaba. Aunque Alis, le hizo mucho daño, nunca le deseo mal y se le fue inevitable no sentirse aturdida tras su muerte.
—Lamento arruinar la velada —acarició su mejilla.
—No has arruinado nada—besó sus manos—Te agradezco que me contarás, tal vez nunca me hubiese enterado —su mirada, se fijó en algún punto de la mesa.
—Lo que te dije en el bar es cierto, jamás podría hacerte daño de manera intencional —besó su mejilla.
Los ojos de Martha se cristalizaron, no estaba segura si Natalia pudiera cumplir su palabra o al menos, hacer el intento de no lastimarla. Sostuvo su mano y le dio un pequeño beso—¿Realmente quieres continuar con él tonteo que tenemos? —pareció más una súplica que una pregunta.
—Sé que tus heridas no sanarán de la noche a la mañana, ni podrás confiar en mí de buenas a primera—dijo—Pero si deseo continuar con esto que tenemos —le regaló una sonrisa.
—Ahora que tocamos ciertos temas, quisiera conocer un poco sobre ti, como, por ejemplo; ¿Tienes familia? ¿Por qué terminó tu noviazgo con aquella mujer? —tomó una cucharadita de ese postre y se lo dio a Natalia.
Natalia recibió aquel mousse entre sus labios y se dio cuenta de que era la primera vez que conocía ese lado cariñoso de Martha. Era como si esa parte de ella, solo la mostraba en ciertos momentos.
—Tengo un hermano mayor que vive en otra ciudad, pero no es que hablemos mucho y mis padres, se desentendieron de mí cuando se enteraron de que salía con una mujer—sus ojos se cristalizaron, aún le dolía que sus padres dejarán de hablarle—En cuanto a mi expareja, ella se cansó de mí, por así decirlo —le explicó.
—Déjame adivinar—acarició su mejilla—No le diste algo que ella deseaba de ti —dijo y Natalia desvió su mirada.
Martha decidió acercarse para unir sus labios contra los de Natalia e intentar consolarla. Podía entender la difícil situación por la que estaba atravesando la chica de ojos miel y le pareció buena idea que un beso suave ayudará a disminuir su pena.
—Me gustas mucho —expuso Natalia, entre el beso.
—Y tú a mí —susurró Martha.
Entre beso y beso, la más joven se ubicó encima de las piernas de Natalia para sentirla más cerca y hacerla estremecer. Aunque Natalia deseaba ir más allá, Martha, siempre buscaba la forma de disminuir el deseo de ambas para no dejarse llevar. De hecho, aquella noche que Natalia repartió besos por todo su cuerpo, permaneció tranquila, pero cuando creyó que iba a continuar, una serie de imágenes se cruzaron por su cabeza y su corazón se aceleró.
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Adicta a tus labios
RomansaLuego de la muerte de su madre, Martha deberá hacerse cargo del negocio familiar, por lo que se verá obligada a dejar sus estudios por un tiempo. Sin embargo, en una noche de baile, conocerá a una hermosa mujer que la llevara a replantearse la idea...