Capítulo 11

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Martha estacionó su vehículo frente al bar, no podía creer que terminó por aceptar la petición de Camila, aunque eso implicase que se toparía con Natalia. Era una especie de escapatoria para aminorar la tristeza que sentía en su corazón, había pasado un mes desde lo que sucedió en la oficina de su novia y no podía negar que aún le dolía mucho. Antes de salir de su auto, su mirada percibió la silueta de Natalia, estaba frente a la puerta con su mirada perdida y con un cigarrillo en su mano. Su corazón se oprimió, al recordar las últimas veces que la había echado de la tienda porque no deseaba escucharla y sin importar que pudiese cruzar algunas palabras con ella, salió del vehículo.

—No imaginé que vendrías —manifestó Natalia con una sonrisa e intentó abrazarla, pero Martha, colocó su mano frente a ella para evitar que se acercara.

—No vine por ti, quedé de verme con Camila —dijo con indiferencia. Sin embargo, su corazón se alegró por ver a su novia, no podía engañarse, la echaba de menos.

—¿Desde cuándo son tan amigas? —quiso investigar.

—No es de incumbencia, no debo darte explicaciones de lo que haga o dejé de hacer —bufó.

—¿Me vas a dar la oportunidad de explicarte? —preguntó. Ya no podía soportar la indiferencia con la que la trataba su novia.

—No —respondió secamente.

Aunque su corazón deseaba escuchar aquella explicación, su lado racional le decía todo lo contrario. Le dolía ver la mirada triste de su novia, más no podía dar su brazo a torcer, no quería doblegar su orgullo.

—Disculpa la demora —dijo Camila, al interrumpir aquel encuentro.

—No te preocupes —expresó, con la intención de alejarse, pero Natalia lo impidió.

—Ojalá algún día puedas perdonarme —sus ojos se cristalizaron.

Martha no dijo nada al respecto, se deshizo del agarre y abordó su auto a toda prisa, no quería permanecer más tiempo frente a ella.

—Sé que no debo meterme en tus cosas, pero deberías escucharla —manifestó, al colocarse su cinturón.

—No quiero hablar sobre el tema, así que, no insistas—Martha no dejó que continuase—Cambiando de tema, ¿Por qué me pediste que te acompañara? —su mirada estaba sobre el pavimento.

—Desde que Alis se suicidó, no había tenido el valor de visitar su tumba. Me sentía culpable por todo lo que hizo y de cierta forma estaba enfadada con ella—una lágrima recorrió su mejilla—Sin embargo, desde que conversé contigo, me hice a la idea de que no tenía sentido seguir enojada con mi hermana —dijo, con un nudo en la garganta.

—Puedes contar conmigo cada vez que desees venir —Martha mostró su mejor sonrisa.

De alguna forma, podía entender lo que Camila estaba sintiendo, era exactamente lo mismo que le pasaba con su novia. Con todo lo que había pasado entre ellas, no se sentía preparada para escucharla, ya que una parte de ella se sentía traicionada. Durante el camino, las chicas permanecieron en silencio, uno que era apaciguado por la suave melodía del estéreo. Cuando llegaron al cementerio, Martha, se quedó a una distancia prudente para darle cierta privacidad a Camila. Desde la lejanía, pudo apreciar aquella conversación y un sentimiento de angustia se apoderó de ella. Aquel dolor que Camilla transmitía era la misma sensación que ella tenía desde que vio a su novia con aquel tipejo. Odiaba admitirlo, pero aquello que sentía por Natalia se había vuelto más fuerte.

—Martha —Camila llamó su atención.

—Disculpa, ¿Cómo te fue? —puso su mejor semblante para evitar que Camila se diese cuenta de lo que sentía su corazón.

—Muy bien, gracias por acompañarme—le regaló una sonrisa—¿Te gustaría almorzar conmigo? —le propuso y Martha asintió.

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—Oye, ¿Podrías prestarme atención? —bufó Elsa, al tener más de diez minutos hablando con su amiga y nada que le ponía cuidado.

—¿Eh? —apenas pronunció.

Natalia estaba distraída recordando aquel día que su novia se estacionó frente al bar para irse con su socia. Desde entonces, su mente había creado varias escenas, intentando llegar a una conclusión.

—¿Hoy iras a verla? —su amiga le preguntó.

Estaba al tanto de las cosas que habían sucedido entre ellas y le dolía ver a su amiga en ese estado. No sabía qué hacer para que Martha se dignara a escuchar su explicación.

—¿Y bien? —preguntó Elsa.

—No lo sé, hoy solo quiero perderme en el alcohol —señaló su copa.

—Nada de eso, hoy te vas conmigo al cine —le quito esa botella de vino que tenía en su mesa.

—Hace unos días, Martha vino al bar para verse con Camila —sus ojos se cristalizaron, al recordar esa mirada fría de su novia.

—¡Oh vamos! No pensarás que tienen algo—aquel comentario hizo que Natalia le lanzara un cojín—Bueno, al menos acabo de llamar tu atención —sonrió.

—¿Y si están saliendo? —preguntó con temor.

—¿Realmente crees que Martha se va a meter con la hermana de Alis?—le cuestionó, pero Natalia no respondió—¡Vamos! He esperado mucho para ver Avengers-Infinity war. Quiero deleitarme con ese elenco de papacitos que están como Dios manda y para que no digas que soy mala contigo, puedes admirar a Scarlett Johansson y a Elizabeth Olsen —la miró divertida.

—De acuerdo, pero sabes que hoy no puedo ayudarte en la barra —expresó. Esa noche solo quería estar en su casa, metida bajo las sábanas e imaginar el aroma de su novia.

—No te preocupes —tomó el brazo de Natalia para que dejará el sofá.

Aunque Natalia no estaba de ánimos para ir al cine, accedió a la petición de su amiga con tal de distraerse. Todo el asunto con su novia la estaba volviendo loca a tal punto, que retomo algunos viejos hábitos que creyó que había abandonado. A pesar de que la película cumplía las expectativas de Natalia, ella no dejaba de pensar en su novia, pues deseaba que todo volviera a la normalidad. Cuando regresó a su hogar, lo primero que hizo fue llamar a Martha desde otro número telefónico para ver si le respondía. Luego de varios intentos, escuchó aquella voz que la hacía delirar.

—¡Aló! —dijo Martha

—No cuelgues, por favor—suplicó—Solo quiero decirte que te extraño y que espero que las cosas se solucionen. No soporto estar sin ti —confesó Natalia, conteniendo las ganas de llorar. 


Publicado: Wattpad, agosto 15 del 2018

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Los personajes, eventos y sucesos presentados en esta obra son ficticios. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.

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