Aquella tarde, Natalia estaba un poco más entusiasmada y decidió pasearse por la tienda de Martha con el fin de verla, pero sabía que su novia no lo permitía, así que, mejor opto por dejarle un detalle.
—Hola—saludó a la chica de la recepción—Sé que no me quiere ver, pero podrías darle este detalle —suplicó.
—Lamento lo que ha pasado entre ustedes—tomó aquella rosa blanca y una caja de chocolate—Me encargaré de dárselo personalmente —dijo, con una sonrisa.
—Gracias Andrea —les dedicó una sonrisa a medias.
La última semana, no había dormido bien, apenas había comido, se podía decir que no estaba pasando por su mejor momento. Aunque sintiera muchas cosas por Martha, no estaba segura si podía continuar con todo aquello.
—Cuídate —expresó aquella chica, al verla partir.
Aunque Andrea, no conocía toda la historia, estaba segura de que esa mujer sentía más que cariño por su amiga y le dolía ver como su relación se había afectado por ese malentendido. Dejó lo que estaba haciendo y le dijo a Luisa que la cubriera unos minutos, mientras iba a la oficina de su amiga.
—Espero no interrumpir —asomó su cabeza por la puerta.
—Para nada —sonrió.
—Alguien muy especial acaba de venir para dejarte este detalle—le extendió la rosa y la caja de chocolate—Creo que ya es suficiente, deberías perdonarla —la regañó.
Martha cogió la rosa blanca y aspiró su olor, aquel detalle le hizo recordar el día que se hizo novia de Natalia. Limpió esa lágrima que había salido sin permiso y decidió abrir aquella caja de chocolate, pero no se imaginó que encontraría un mensaje en su interior que decía "Te extraño"
—¿Cómo la viste? —le preguntó a su amiga, sin dejar de ver aquel mensaje.
—Un poco decaída y me atrevería a decir que ha bajado de peso—se ubicó frente a ella—Deberías saber que todo acontecimiento tiene dos versiones, no me parece justo que no desees escuchar su parte de la historia —dijo.
—Tú no entiendes —una lágrima recorrió su mejilla.
—¿Qué no entiendo? —apoyó sus manos sobre el escritorio.
—Me duele admitir que baje la guardia ante ella, le di mi confianza, la dejé colarse en mi corazón y cuando la vi con aquel hombre, sentí que mi corazón se partía en dos —cubrió su rostro para contener sus lágrimas, pero ellas salieron sin permiso.
—Sin importar cuanta duela, debes hablar con ella. No puedes continuar así —expresó, al mismo tiempo que se incorporó para abrazarla.
—Discúlpame —dijo, al limpiar sus mejillas.
—¿Y por qué te debo disculpar? —acarició su mejilla.
—Porque no es justo para ti que me veas así —dijo sin mirarla y sintió como Andrea sostuvo su rostro.
—Para eso estamos las amigas —besó su coronilla.
—¿Solucionaste los problemas con tu novio? —quiso cambiar de tema.
—Sí, me explicó lo que sentía al verme junto a ti —respondió, al mismo tiempo que se sentó sobre el escritorio.
—No entiendo —frunció el ceño.
—Él se siente intimidado por tu manera de tratarme—dijo, al recordar aquella conversación que mantuvo con su chico—Tuve que explicarle que no todo es lo que parece, que, aunque tú me trates con cariño, no quiere decir que desees conquistarme—acarició su mejilla—Además, le hice entender que tú eres como una hermanita para mí, a quien quiero y aprecio mucho. Así que, por favor, dale una oportunidad a Natalia —la alentó.
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Adicta a tus labios
RomanceLuego de la muerte de su madre, Martha deberá hacerse cargo del negocio familiar, por lo que se verá obligada a dejar sus estudios por un tiempo. Sin embargo, en una noche de baile, conocerá a una hermosa mujer que la llevara a replantearse la idea...