Narrado por Sesshomaru:
-Entonces, ¿me casaré con una niña?-Pregunté con molestia.
-Así es.-Me sonrió mi madre.-Es una niña muy hermosa, hijo. Es muy buena, inteligente y de buenos modales, es digna para ti.-Tomó asiento en la mesa de la cocina y cruzó sus piernas.
-¿Cómo sabes eso? Soy yo quien debe decidir con quién casarse, no tu, madre.-Me queje poniéndome de pie.
-Sesshomaru, no te alteres.-Me reprocho mi padre.-Esto es por el bien de la empresa, los Kimura son respetados en todo el mundo y es algo que nos hará triunfar más adelante.
-¿Cómo estás tan seguro de eso?-Pregunté.
- Porque la heredera de los Kimura será tu esposa.Aunque aún es pequeña, esa niña será una mujer poderosa y respetada al igual que su padre.-Rodé mis ojos y salí de allí.
-¡Por cierto, cariño, tu prometida te espera en la sala!-Exclama mi madre. Fue entonces cuando al salir de la cocina la vi sentada en uno de los sofás de la sala.Frunci mi ceño y me acerqué hasta ella.
-Llama a tus padres y diles que pasen por ti.-Le dije sin más llamando su atención.
-¿Disculpa? No iré a ningún lado, debo quedarme a la espera de mi prometido.-Alce una ceja ante eso.-Dormiré con él esta noche y tú no eres quien para echarme de esta casa.-Se cruzó de brazos, fulminando con su mirada.
-Soy Sesshomaru Taisho, tu prometido.-Le aclare y ella abrió sus ojos de golpe.
-¡Oh, lo siento mucho!- Se disculpó.-No quise ofenderte, es solo que creí que eras alguien más.
- Tranquila, entiendo.-Me senté a su lado y pude notar su nerviosismo.Dirijo mi vista hacia la cocina y pude ver a mis padres espiando desde la puerta.Suspire.-¿Qué te parece si vamos a tomar un helado?
-¿Tú eres mi prometido?-Pregunta tímidamente, mirándome de arriba a abajo.
-Así es.
-¿Cuántos años tienes?
-Veintidós.-Le respondí.
-Eres viejo, aunque muy lindo.-Dice con un leve rubor en sus mejillas.
Fruncí mi ceño- No soy viejo.
-Tampoco muy joven.-Se encoge de hombros con una sonrisa divertida.
-En fin, ¿quieres tomar el helado o prefieres quedarte aquí?-Ella me mira un momento con sus orbes cafés, como si dudara de ir, pero asiente con la cabeza.-Bien, vamos.-Le dije levantándome del sofá.
-¡Un momento!-Exclama deteniendo así mi paso.
-¿Qué sucede?-Le pregunté girandome hacia ella.
-¿Tomarás mi mano?-Pregunta tímidamente. Por alguna razón, me parecía demasiado adorable. Sonreí levemente y le tendí mi mano.
-Por supuesto, pequeña.-Ella toma mi mano y antes de que se ponga de pie, me inclino a besar su suave y delicada mano.-Tienes unas manos muy lindas.-Halague.
-G-Gracias..-Titubea nerviosa ante mi gesto.
Nos subimos a mi auto y el silencio en el transcurso del viaje me ponía algo nervioso debo admitir, en cuanto paramos en un semáforo, la mire mientras ella estaba con la vista fija en la ventanilla. Para ser una niña de tan sólo quince años, se veía muy bien. Su rostro angelical, era de niña.Pero su cuerpo no tanto.
El sonido de una bocina detrás nuestro me quito de mis pensamientos y en cuanto se giró a verme, desvíe la mirada rápidamente al frente.
-¿En qué piensas tanto?-Me pregunta curiosa y trague saliva.
- En nada, sólo estoy un poco nervioso por nuestro compromiso.-Le dije y ella suspiro.
-Tranquilo, cariño.-Posó su mano en mi pierna y me tense.-Todo estará bien.-Me sonrió.Luego, volvió a mirar por la ventanilla y solté el aire que venía conteniendo en mis pulmones desde que su mano se poso en mi.
Una vez que llegamos a la heladería, ella tomó mi mano y nos adentramos al lugar.Tomamos asiento en una mesa vacía, ella se sentó delante de mi y me miró expectante.
-¿Que?
-Quiero que escojas mi helado.Quiero probar lo que a ti te gusta.-Dice amable.
-De acuerdo.
-¿Qué desean ordenar?-Pregunta una voz femenina. Al levantar la mirada, me sorprendí de ver a Kagura aquí.-¿Sessho? Creí que no volvería a verte.
-¿Sessho?-Pregunta Rin mirándome con el ceño fruncido.
- Yo igual.
-¿Cómo estás? Ha pasado mucho tiempo desde que rompimos. Luces más apuesto y grande.-Me halago coqueta.-Por cierto, veo que trajiste a una niña, ¿es familiar? -Camina hasta el lado de Rin y le tiende la mano.-Un gusto conocerte, pequeña.
-Quita esa mano, mujer.-Le contesta molesta, tomando por sorpresa a ambos.- Anota el pedido y alejate de mi prometido si no quieres que tu cabeza sea adorno en nuestra boda.-Gruño.
Kagura quedo con la boca abierta, más no hizo ningún comentario. Se limitó a tomar el pedido y se marchó rápidamente al mostrador.
-¿Qué fue eso?-Le pregunté divertido.
- ¡Te estaba coqueteando en mis narices!-Grita molesta.
-¿Ocurre algún problema, señorita Rin?-Dos hombres de traje se acercaron a la mesa y los mire extrañado.
- No es nada, tranquilos.-Les dijo.-Es sólo una discusión matrimonial.-Explicó y rodé mis ojos. Una vez que se fueron, ella me miro en silencio.-Son mis hombres, ellos me protegen en cada lugar al que voy.
-¿Acaso tus padres piensan que te haré daño?
-Tu no, pero si sus enemistades.-Me aclaro.-Veras, mi padre es un Oyabun, ¿sabes lo que significa eso, verdad?
-Líder yakuza…
-Así es, y yo soy su única heredera. Sin embargo, el día que tome su lugar, debo tener un hombre a mi lado, este ocuparía el lugar de kobun y próximo a Oyabun.
-¿Eso quiere decir que…?
- Si, cariño. Tu serás el kobun de la mafia yakuza mas grande de Osaka.-Dijo sonriente.
-¿Y si me niego?
-Tus padres firmaron un contrato con nosotros, la lealtad lo es todo en la Yakuza. Si el contrato no se cumple, pueden perder los dedos meñique de sus manos por traición o incluso la vida.-Dijo simple, como si fuera algo normal.
- Ya veo…
-¿Acaso no quieres casarte conmigo, Sesshomaru?-Pregunta con una expresión triste en su rostro.
Guarde silencio unos momentos.-Rin, tu eres una niña muy linda…
-Lo se.-Me sonrió peinando su cabello azabache a un lado de su cabeza.
-Pero mi idea de contraer nupcias, era otra. La típica, enamorarme y pedirle la mano a una mujer que ame, formar una familia y vivir juntos. No tener que ligar con una banda yakuza.
-Pero yo también quiero formar una familia. Y si te pones a pensar, nuestros bebes serían muy lindos.-Dice ella y sonreí.
-¿Porque eres adorable todo el tiempo?- Se sonroja ante mi pregunta. La verdad es que, Rin era la niña más bella que he visto jamás. Aún no podía creer que sería mi esposa en unos días, pero estaba seguro de una cosa, esa niña tan inocente, me daría felicidad.
¿Qué cómo lo sé?
Ahora mismo la estoy viendo dormir plácidamente en mi cama, mientras yo duermo en un futón en el suelo. Acaricie su mejilla levemente, era suave, casi tanto como él pétalo de una rosa y delicada como la misma. Me divertí saliendo con ella hoy, pese a que se ponía celosa de cada chica que me miraba, la pasamos bien juntos. ¿Es un buen comienzo, cierto?
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CONTRATO YAKUZA
FanfictionEl joven Sesshomaru Taisho nunca habría imaginado que se casaría a los 22 años, y mucho menos con la hija menor de un líder Yakuza.