Me apoyé en la pared esperando a que Yoongi abriera su puerta. Se estaba tardando demasiado en sólo abrirla.
-La puta... Creí haberle dicho a Hoseok que le hablara del problema al cerrajero -se quejó, pateándola.
Reí por lo bajo y lo aparté, ya había sido mucha violencia en una noche. Tomé la cerradura, elevándola con fuerza y giré la llave, logrando abrirla de inmediato. Volteo a ver a Yoongi. Bufa y me empuja para entrar.
-Yo la abrí antes -se excusa, cerrando de un portazo. Encendió las luces, quitándose los zapatos en la entrada junto con su chaqueta, dejando todo en el suelo. -ponte cómoda.-
Claro, ponte cómoda, bienvenida, ¿quieres un poco de agua?
-Gracias. -
Me quito los zapatos, dejándolos junto a los de Yoongi y comienzo mi excursión por su pequeño pero acogedor departamento. Estaba algo desordenado, como el de cualquier joven universitario que vive solo, pero aún así me parecía bastante acogedor.
Aquel silencio que inundaba el interior del lugar, se vio interrumpido por un quejido de Yoongi. De seguro se estaba tocando el labio roto. No puedo evitar sentirme culpable por ello.
-¿Quieres ayuda? -cuestiono a unos pasos del baño. No hace falta que me acerque tanto, puesto que tiene la puerta abierta.
-No.-
Sigue viéndose al espejo, tocando su labio con sus dedos. Hago caso omiso a su rotundo "No" y entro, cerrando la puesta tras de mi. Me queda viendo algo sorprendido unos segundos, pero luego vuelve a poner cara de "No me importa, soy indiferente. Soy genial. Jejox."
-Si te sigues tocando con tus dedos sucios, vas a infectar la herida. -digo, buscando con mi mirada un botiquín. -¿tienes algodón?
-¿Me ves cara de tener un puto algodón? -espeta. Blanqueo mis ojos e improviso algo con el papel higiénico, mojándolo con agua. -Dije que no quiero ayuda.
-Ya, Cállate. -
Suspira. Lo tomo como un "Vale" y me acerco a él tratando de mantener cierta distancia. Yoongi sólo me ve atento. Tomé su muñeca, guiándolo hasta el w.c para sentarlo sobre la tapa de éste. Suspiro nerviosa al no sentirme preparada para invadir de esta manera su "espacio personal". Noto que baja su mirada, esquivándome.
Me preparo mentalmente y acerco mi cuerpo al suyo un poco, abriendo mis piernas para encontrar un buen equilibrio, ¿por qué? Pues, la vergüenza me consume internamente y mi corazón late desaforado de la nada, puede que en cualquier momento me caiga sin haberle tocado un solo pelo a Yoongi. Mi estómago se aprieta y, por una milésima de segundo, mi corazón se detiene al sentir un calor en la parte trasera de mi muslo. Cuento. Uno, dos, tres, cuatro, cinco dedos. Es su mano. Aprieto mis labios aguantando la respiración unos instantes, mientras elevo su mirada para por fin limpiar su labio dando toques suaves.
No había notado lo rosados y suaves que son los labios de Yoongi, parecen de una niña. Además, aquella hinchazón del golpe, los hacía parecer un poco más gruesos y carnosos, algo bastante atractivo para un chico tan bonito como él.
Mi corazón vuelve a detenerse al sentir su mano apretando mi pierna, no sé cómo tomarlo, tal vez estoy haciéndolo muy brusco.
-¿Te duele?...-mi pregunta lo hace abrir los ojos, ¿en qué momento los cerró? Ni cuenta me di. Lo único que hace es negar levemente con su cabeza, mientras volvía a cerrar sus ojos de forma lenta. Sé que miente, por lo que aprieto su labio con el papel unos segundos soltando una risa nasal al sentir que vuelve a apretar mi muslo. -mentiroso.
-Maltratadora.
-¿Maltratadora?, ¿Yo? -suelto un bufido con sorna. -Lo siento, pero te pregunté si dolía y dijiste que no.
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Inside your Stone.
Fiksi PenggemarDos jóvenes universitarios bastante contrarios, pero unidos por la misma razón; una carrera que no les gusta. Después de darse cuenta de que sus vidas se basan solo por falsedades a costa de la satisfacción ajena de sus familias deciden tomar el rum...