-A tu tío se le va a hinchar la vena de la frente-rió Maica mientras entrábamos en la discoteca.
-Sinceramente eso espero-sonreí.
-Le dará un ictus-dijo Aned.
-Tampoco quiero matarle-reí por su comentario- solo hacerle ver que no puede mandarme de esa manera, no pienso obedecerle.
-Que rebelde…-se burlaron las dos, yo reí. Nos adentramos en la discoteca y caminamos hacia la barra. En realidad me daba un poco de miedo que Harry le fuera a contar esto a mis padres… tendría que buscar alguna manera. Agradecía la luz tenue y casi inexistente del local para que la gente no me reconociera, si lo hacían probablemente vendría la prensa… y Harry.
-Es raro que aun no le hayáis echado el ojo a ningún chico.
-Si que le hemos echado si…-dijo Maica bebiendo de su copa.
-Oh ya… Liam y Zayn ¿no es cierto?
-Puede…-contestó Aned. Creo que lo más seguro es que estas chicas necesitaran un empujón con esos dos.
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-¿Cuántas llamadas suyas tienes?-me preguntó Aned riendo mientras salíamos de la discoteca a las tres de la mañana.
-Unas… ¡madre mía! 57 llamadas, las teclas de su teléfono estarán desgastadas…
-Tienes un tío muy controlador-rió Maica. Tenía que admitirlo, las tres íbamos un tanto afectadas por el alcohol.
-Cuando llegue a casa intentaré hacerle una foto a la cara que ponga y os la envío porque seguro que no tendrá precio-dije riendo. Mientras caminábamos hacia nuestras casas íbamos imitando la posible cara de Harry, estallando en carcajadas.
-Bueno _____ llámanos mañana por la mañana ya que salir será un tanto imposible-dijeron ellas cuando llegué al portal.
-O no… buscaré la manera. Tened cuidado al volver a casa.
-¡Hasta mañana!-se despidieron.
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Cogí las llaves de dentro del bolso e intenté serenizarme, puesto que seguía riéndome, tal vez mañana me dolería un poco la cabeza. Suspiré y metí la llave en la cerradura, la giré tres veces y entré. La casa estaba totalmente a oscuras, ¿Harry se abría cansado de esperar? Iba a encender la luz pero alguien se me adelantó, alguien que no se había cansado de esperar. Su rostro estaba tenso, serio y mostraba un claro enfado.
-¿Qué horas son estas?-me preguntó levantándose del sofá y mirándome amenazante, eso solo me hizo reír más. A partir de ahora no más de dos copas,
jamás.
-Pues… -dije y miré mi reloj-son las tres y media-me reí de el. En ese momento no sabía la de consecuencias que mis actos iban a traer.
-¿Te estás riendo de mí?-se cruzó de brazos acercándose a mí.
-No, no... me río contigo solo que tu no colaboras-dije riendo aun más.
-Encima vienes borracha.
-No, simplemente con la risa floja.
-Te has metido en un buen lío… si creías que te controlaba espérate ahora.-sus ojos destilaban furia.
-Oh vamos seguro que puedo hacer algo para que no estés tan enfadado.-no sabía ni lo que decía ni lo que hacía. Me abracé de su cuello y me acerqué peligrosamente a el, el alcohol me hacía ver a Harry atractivo, bueno, más atractivo de lo que era en realidad.
-Pues si que estás mal, si.-dijo riendo irónicamente.
-¿Ves como te estás relajando?-dije pasando mi dedo índice por sus labios.
-Cielo si tantas ganas tienes esperaremos a que estés consciente de todas tus facultades.
-Pero si lo estoy-me quejé como una niña pequeña.
-Como quieras entonces-todo lo demás lo tengo negro.