"Estoy perdida en el azul de tus ojos”
De esa noche me acuerdo cada detalle, cada segundo, su ropa, su peinado, ese mechón que se le alzaba del flequillo por la humedad que había, el calor que teníamos, sus gestos y expresiones.
Desde la primera colaboración que habíamos hecho, aquella “terapia homosexual”, había notado algo en ella que no podía ver en nadie más. No sabía exactamente qué, porque cada segundo desde el primer “Hola”, hasta que se fue a su casa, me había hecho reír. Horas y horas grabando ese video que fue una de las mejores decisiones que habíamos tomado con Pablo.
Yo ya la conocía, había visto un par de videos de ella y eran un cago de risa, nos habíamos cruzado un par de veces pero nunca habíamos tenido la oportunidad de hablar realmente. Nunca me imaginé que en una personita tan chiquita podía haber tantos misterios.
No me di cuenta realmente de cuándo empezó pero sospecho que fue en el momento en el que grabamos “La verdad sobre Barbica”, que me di cuenta de que había algo de verdad en Barbica, al menos de mi parte.
Fue imposible disimular, llegué a un punto en el que solamente quería estar con ella, verla dormir en mi cama, comer a su lado y que me robase mi comida después de ella haberse terminado la suya. La pendeja esa me estaba volando la cabeza. Pablo lo se dio cuenta en seguida, no era muy difícil, pero yo todo lo piloteaba con jodas de mi estilo. Creo que Mica lo sabía, pero lo ignoraba por miedo, vergüenza, por no querer cagar la amistad conmigo.
Me acuerdo cuando me pidió ayuda para grabar su primer gameplay. Estábamos tomando una birra en casa y ella me miró con esos ojitos que brillan hasta en la oscuridad, y me dijo:- Che, Bar, necesito tu ayuda –rodé los ojos, ella hizo un pucherito.
- ¿Qué querés ahora, Mica? –le dije, tratando de esconder una sonrisa divertida. La quería mucho.
- ¿Qué decís si te pido que me ayudes a grabar un gameplay? –levanté una ceja.
- ¿Vos me estás cargando, no? –la miré unos segundos, ella estaba seria.- Mica, sos un desastre jugando jueguitos, vas a perder en seguida –ella volvió a hacer un puchero, sentí que se me reventaba el corazón.
- Dale, Bar, no seas mala –se sentó un poco más cerca de mí y me abrazó. Rodé los ojos, qué salamera de mierda que era-. Si te lo pido a vos es porque sé que me vas a poder ayudar –y seguido de eso, empezó a pestañear rápido, revoloteando esas pestañas oscuras de dos kilómetros, y yo sentí que me volvía loca. Suspiré.
- Bueno, pero vos me debés mucha, MUCHA birra, Suárez –le dije seria y amenazante. Ella sonrió de esa manera que es tan única, como su marca registrada, y de inmediato se colgó de mi cuello.
- ¡Gracias, Bar! Te quiero una banda –me susurró en el oído. Mordí mi labio y rodé los ojos, yo la quería mucho más-. ¡Ah! –se separó y me miró con ojos victimizado, ¿ahora qué me iba a pedir?- Necesito que me hagas un favorcito más.
- ¿Qué más querés, Micaela? –le dije con cara de culo, no era que lo quisiera, era lo que me salía.
- ¿Me prestás tu pieza para grabar? –intentó hacer un puchero pero le ganó la risa de solo ver mi expresión, ¿por qué no se venía a vivir directamente conmigo?
¿Por qué no?Así que acá estábamos, recién habíamos terminado de grabar y eran como las 3:00 am, ella boludeaba con el celular y se reía, de vez en cuando me llegaban notificaciones por insta de que @MicaSuarez12 me había enviado una publicación, seguro algún meme. No las veía porque estaba demasiado ocupada tomando birra y mirándola a ella reírse como estúpida.
Estúpida me tenía a mí. Y ya iba por la 5ta birra, además.
Afuera llovía y parecía que no iba a mejorar. Mica no le daba mucha bola, de vez en cuando miraba por la ventana.
Después de un rato, me puse a revisar un par de partituras, desde que estaba metida en mis proyectos musicales, me veía casi totalmente consumida con mis canciones propias. Micaela se dio cuenta de golpe de que yo no le estaba dando bola cuando me hablaba de Yassstinnn y decidió llamarme la atención.
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