Superar y sanar.

683 29 4
                                    

"Todo pasa..."

Me paré y respiré hondo, ella me besó en la mejilla para despedirse de mi y yo me mantuve en mi lugar. A las tres de la mañana, cualquier lugar del mundo me parecía demasiado inseguro para que ella caminara sola, así que decidí acompañarla, después de todo, ella era mi mejor amiga y él no tenía ni los huevos de venir a buscarla si de verdad tenía ganas de verla. Obviamente no tenía ganas de verla, ni de sentarse a hablar con ella, ni de escucharla o preguntarle sobre su día o de reírse juntos. Él quería ponerla y chau, y ella lo sabía, pero estaba tan enamorada que era capaz de irse a su casa a las 3am caminando sola en pleno invierno. Por suerte me tenía a mí. "Por suerte", me atrevo a decir.
En la calle no andaba ni el perro, y yo la veía alejarse, mientras me quedaba parada en una esquina en la que podía ver directamente la casa del idiota. Cuando ella tocó la puerta, decidí irme, no quería verlos encontrarse. No era capaz de aguantar tanto.
Y me comí quince cuadras caminando sola, en los helados grados bajo cero que eran manta en la ciudad. Traté de hacerme la fuerte, pero me la pasé llorando desde que di la media vuelta para regresar. No estaba segura de quién de las dos era más boluda, si ella o yo.
Cada vez que me acercaba a mí departamento, todos los recuerdos venían a mí cabeza. Ella había sido la casualidad más hermosa de mi vida, y yo nunca había podido superarla, aunque entre medio haya pasado tanta gente, ella siempre estuvo presente. Creo que no nos ayudaron los hechos de aquella noche.

- ¡VAMOS A JUGAR AL JENGA DE EBRIOOOOSSS! -Kevin ya estaba medio tocado por la birra. Jugar al jenga de ebrios iba a significar su quiebre total. Pero, por mayoría (3 vs. 1) terminamos jugando a ese juego del mal.
Nos dividimos en dos equipos, chicos vs. chicas. Alejo y Kevin jugaban juntos y Mica y yo, indefectiblemente, jugábamos juntas. A mí no me molestaba en absoluto que ella jugara conmigo, es más, hasta era una ventaja porque Micaela tiene buena resistencia al alcohol.
Por ende, ganábamos constantemente, y me encontré con un Kevin enojado y vengativo que empezó a insistir para que nos dieramos un pico. Le dijimos, con todo el aire de triunfo que nos salió, que íbamos a hacerlo por cada ronda que ganasemos. Y lo cumplimos, por cada ronda que ganábamos, nos dábamos un pico.
La manera en la que yo disimulé mi emoción esa noche fue absolutamente magistral, porque el estar enamorada de una persona durante dos años y, finalmente, poder disfrutarla así, aunque sólo sea jugando, para mí, lo era todo.
No sé... No sabemos en qué momento, pero en una de las rondas ganadas, o ella o yo inició un beso, un beso posta, un terrible chape que a mí me hizo sentir vértigo y me voló la cabeza lo poco que duró. Pero ahora, los picos de triunfo fueron reemplazados por chapes desinteresados. Si ganábamos, si perdíamos, no nos importaba, nos besabamos. Y no, no estábamos en pedo.
A la hora en la que cerró el bar, nos fuimos a la casa de Kevin y seguimos tomando y jugando a las cartas, mientras Micaela y yo habíamos empezado una especie de juego de "te caliento, me calentás", y fua, chabón, qué mal que la pasé hasta la hora de irnos.
A las seis de la mañana, Alejo se fue a su casa y Micaela y yo nos tomamos un taxi hasta mi departamento porque no estábamos en condiciones para irnos solas y caminando.
Les juro que fue entrar a mi departamento y que todo se nos olvidara. Su remera de Hogwarts por el piso, mi pelo suelto, en plena oscuridad nos conocíamos enteras. Llegamos a la cama sin decirnos una palabra, pero cuando ya estábamos completamente desnudas, una vocecita en mi cabeza me zumbaba y me hizo parar antes de siquiera empezar.
La miré a esos ojos tan profundos y hermosos que tiene, sus mejillas estaban rojas y respiraba agitada. Yo no podía creer que estuviésemos ahí, así.

Mental Mess {Barbica; One Shots}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora