Mindy Sanz es una chica común, al mudarse de casa conoce a Alicia Villalba, la típica chica vanidosa y presumida que se convertirá en su rival. Eso no es todo, Alicia vive en el mismo fraccionamiento que ella, va en su misma escuela y en el mismo...
Este ciclo escolar está llegando a su fin, faltan algunas semanas para salir de vacaciones. Una tarde mientras planeaba mi nuevo ataque, me asomé por la ventana de mi cuarto y vi que en la mansión habían llegado los papás de mi enemiga, al parecer regresaban de un viaje, traían maletas. No le di importancia y seguí pensando mientras acariciaba a Brincos. No se me ocurría nada. ¡Absolutamente NADA! Un rato después, noté que la mamá de Alicia estaba enojada y la regañaba; no supe el por qué. Eso no me bastaba, tenía que hacer otra broma.
Se hizo una kermés en la escuela para festejar a los alumnos. Sara y yo estábamos en la cafetería comiendo unas frituras con un poco de salsa (¡hay que darse gustos de vez en cuando!).
-¿Y qué pasó con Jake Olmedo, Mindy?
-No he hablado con él, no tengo su número de celular y si le mandara otra carta podría pasar algo peor, así que esperaré a que esto se resuelva con el tiempo... -dije algo desanimada. Pero sonreí al ver un chapulín en el pasillo.
-¿Qué pasa? -preguntó mi amiga.
-Sara, es hora de hacer una nueva broma... -comenté emocionada, aunque ella no se veía del todo feliz.
-Ya déjala, así no vas a resolver... -no la escuché más, me concentré en atrapar al bicho con la bolsa de las frituras que ya me había comido. Subí al segundo piso, entré al salón y deposité al chapulín en la mochila de Alicia. Luego volví con mi amiga, y la convencí de espiar a mi rival, ella aceptó a regañadientes.
¡La broma fue un éxito! Alicia abrió su mochila ¡y el chapulín le saltó encima, hasta se subió en ella! Empezó a correr y a gritar, mientras yo reía, incluso Sara no lo pudo evitar. ¡Estallamos a carcajadas viéndola correr por toda la escuela!
Pero las batallas continuaban sin parar. Una semana después, no encontraba mis apuntes de física y los exámenes se acercaban cada vez más. Me puse nerviosa porque sino ¿cómo estudiaría? Todo el día estuve buscando con ayuda de Sara, y hasta la hora de la salida pude encontrar mi libreta en las canchas deportivas...¡en un charco de agua! ¡Qué lástima que en la noche anterior había llovido tanto! Todos mis apuntes estaban mojados y arrugados.
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Esto sólo lo podía haber hecho una persona...¡ALICIA! Sentí que iba a explotar, apreté los puños y luego tomé mi cuaderno. Ahora no era cuestión de hacer otra broma...¡tenía que ganar la guerra!
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