El rey

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El fuerte escalofrío que sacudió su cuerpo lo había despertado de la pequeña siesta en la que estaba sumido, sentado frente a una enorme chimenea apagada. El frío se colaba por las ventanas, pero eso parecía no molestarle. No. No había sido el viento gélido.

Una sensación que creyó haber olvidado, como si se hubiera abierto un agujero en el mundo. Tanteaba el pulgar sobre un medallón de oro, que tenía como símbolo una Luna abrazando a un Sol, como si fuesen uno solo. Miró con delicadeza el cuadro arriba de la chimenea, mientras pensaba.

—Mi señor —La voz que hizo eco en la habitación hizo que el rey dejara de pensar en sus propios sentidos. El soldado continuó —: llegaron informes del pueblo Por qué, los habitantes del pueblo están desesperados, las autoridades dijeron que hace unas horas encontraron a una criatura extraña que hizo un alboroto en el mercado, pero al parecer escapó.

—¿Cómo era esta criatura? —La voz era cuidadosa, gruesa y lúgubre.

—Parecía una joven común y corriente, pero me dijeron que, hablaba muy extraño, casi inentendible, según ellos.

Ahora supo de dónde provino aquel escalofrío.

El hombre de larga toga color negro puro, tan puro que parecía absorber toda la luz, se acomodó el medallón dorado en su cuello, los cabellos largos cayeron sobre sus hombros mientras se ponía de pie con lentitud.

—Avisa a las autoridades de todos los reinos, ciudades y pueblos, encontraremos a la criatura lo más pronto posible.

El soldado se retiró inmediatamente, no sin antes hacer una ligera reverencia. La habitación quedó en completo silencio después de que la puerta se cerró. Caminó hacia una de las ventanas cerradas de cristal.

"Así que, has vuelto".  

Las ruinas del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora