El Sol apenas comenzaba a despertarse cuando Luisa y los hermanos de Tal vez habían partido, Hubiera recomendó que lo hicieran de tal modo a pesar del frío y el sueño que aún no se les quitaba de encima, ya que los guardias no tardarían en encontrar el camino por el que ellos habían ido. Pronto les daría hambre, y ya no había provisiones, así que lo mejor sería llegar lo más rápido posible al pueblo costero del norte, esta vez Luisa subió al caballo de Tal vez, pues se sentía más segura con él que con los demás, por lo que éste estuvo más erguido todo el camino, mirando de vez en cuando al bosque que los rodeaba, esperando a que algo saliera de allí, "¿A qué le tendrá miedo?" Pensaba Luisa cada vez que sus ojos azules se encontraban con la espesura de los miles de árboles abrazados entre sí, oscuros y con muchos secretos que guardar.
—Es un alivio que no se hubieran aparecido animales salvajes —comentó el hombre de anteojos y cola de caballo.
—¿Sí bromeas? —Sí levantó una pequeña bolsa de cuero que siempre colgaba en su cintura —. Unos mapaches ladrones sí se robaron todas mis galletas.
—Te hubieras quejado más si un lobo te hubiera arrancado una pierna. —Sí lo miró con el ceño fruncido—. Compraremos más galletas de las que tenías en esa bolsa sucia cuando lleguemos—Continuó Hubiera para calmar el enfado de Sí—, de todos los colores que quieras.
—Espero que sí no sepan a pescado —Bromeó Sí, y Hubiera sonrió, pues supo que ya no estaba molesto.
El camino fue más largo de lo que a Luisa le hubiera gustado, pues sus piernas estaban entumidas por el viaje, y le dolía la espalda, sin embargo los paisajes que se encontraban en tal lugar eran bellísimos, a veces, subían pequeñas colinas que dejaban ver montañas alrededor, con cientos de valles, y a veces se asomaban ríos, o los caballos pasaban por riachuelos, donde ranas croaban y saltaban de un lado a otro, molestas por haberlas movido de su lugar, aves cantaban en las ramas de los árboles y algunas ardillas tomaban las nueces más grandes que veían y se las metían a la boca, era difícil apreciar este tipo de cosas en el mundo de Luisa, pues los árboles eran de concreto, las hojas de anuncios, y los colores de su mundo se limitaban a un gris oscuro y blanco, con colores azules, rojos, verdes y morados artificiales, y el aire olía a veces tan fuerte que tenía que taparse la nariz para no toser, a veces hacía tanto calor que sus pies bien podrían estar un charco de lava para aliviarse, y el ruido era tan presente y fuerte, que le parecía extraño estar entre tanto silencio, sólo el relincho y el trote de los caballos, el canto de los pájaros y el croar de las ranas.
Después de casi siete horas en el bosque, Hubiera al fin dijo las palabras mágicas:
—Veo unos edificios al horizonte.
Tardaron algunos minutos en que esos edificios fueran más que algunas manchas a lo lejos, y pronto comenzaron a tomar forma, la brisa cálida movió los cabellos de la joven, y dejaron un tierno sabor a sal en sus labios y nariz. Luisa recordó cuando sus padres y ella se iban de viaje a la playa, cuando era muy pequeña, ahora nunca lo hacían. Cuánto extrañaba el mar, meter los pies en la arena, o simplemente caminar por la orilla, sintiendo en cada embestida en sus piernas el fresco golpe de las olas.
El pueblo Donde, así dijo Hubiera que se llamaba, el pequeño pueblo pesquero. Las casas eran de madera oscura, húmeda, y llena de moho por la humedad, sin embargo, en los edificios estaban pintadas con blanco runas de diferentes formas y tamaños, aunque Luisa no entendiera lo que decían, le producían una cierta paz que hace años no sentía, miraba con detenimiento los dibujos, contaban una historia, un hombre tenía una espada en lo alto mientras tres hombres, uno con barba larga, otro alto, y otro pequeño tenían un escudo del doble de su tamaño, el hombre los miraba, estaba enfadado, pero los hombres eran más fuertes que él... porque tenían algo que él no... ¿Pero, qué? Luisa pudo oír susurros en el aire, escuchó el eco del hierro contra hierro, el grito enfurecido del hombre, y el grito ahogado de una mujer con dolor en el corazón.
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Las ruinas del tiempo
Novela JuvenilLuisa solo quiere volver a su hogar después de que una noche tormentosa es transportada a un extraño mundo donde las personas hablan como si fueran las palabras mismas, allí se encontrará con Tal vez, un joven asustadizo dispuesto a ayudarla pero co...