Keira
El sonido del despertador en mis oídos era como un destornillador en mi cabeza. Vale, tal vez no tanto, pero es que siempre me pone de muy mal humor que me despierten bruscamente. Bueno, en realidad me pone de mal humor despertarme en sí. Me doy vueltas en la cama intentando que la hermosa melodía (nótese el sarcasmo) llegue más baja a mis oídos. Pero no hay caso, ni poniéndome una almohada en la cabeza se deja de escuchar. Estiro la mano para llegar al teléfono y cuando lo tengo en la cara deslizo para el costado apagando la alarma, o eso creía. Lo vuelvo a intentar pero entonces me doy cuenta de que no es una alarma,
sino
que una llamada. Suelto un bufido inconscientemente y arrugó el ceño, sea quien sea el que me está llamando, es muy insistente. - Maldito
Jay
- farfullo al leer el nombre, seguidamente atiendo el teléfono escuchando a un
Jay
bastante molesto. - ¡Hace dos horas que te estoy llamando!
¿
Es que caíste en coma o qué
mier
... - ¿Qué quieres? - le corto, no estoy de ánimos para que me hablen mal, y menos si me despiertan así. - Ven a mi oficina ahora. - dice, como si fuera mi jefe o algo así. - Verás, me acaba de despertar un desgraciado que no le importa los sueños de su sobrina favorita, y encima me trata para la mierda. No estoy muy de ánimos, que digamos. - Déjate de tonterías, es serio. - ¿Alguien murió? - pregunto. - No... - Entonces puede esperar - y le corto. Me levanto lentamente y me dirijo al
clóset
. Saco una blusa suelta de color celeste con unos
shorts
de
Jean
, ya que no creo que me llame a estas horas para entrenar. Por cierto, ¿Qué hora será? Me pongo las pantuflas de
Steach
, regalo de Navidad, agarro el teléfono y salgo. Camino por los pasillos haciendo sonar las pantuflas contra el piso, llego al ascensor y espero a que llegue. Espero, espero, espero. ¡Mierda! Odio esperar. Hasta que al fin se abre, entro rápidamente y pongo el piso 8. Unos minutos después se abre la puerta del ascensor y me encuentro con un cabreado
Jay
que me mira severamente. Posa su mirada en mis pantuflas y no puede evitar soltar una sonrisa. - No te podías cambiar, ¿No? - Dice invitándome a sentarme, vale, no. Me siento yo sola por qué me cansé de caminar. Puedo ser gimnasta y todo eso pero no me llevo muy bien con correr. - Dijiste que venga lo más rápido que podía. - Tienes razón - Deja escapar un largo "
Hum
" y se pone las manos en el mentón como si estuviera resolviendo un enigma de la vida. - Verás, hace una semana cumpliste 20. - Menuda noticia, no sabía ¿Para eso me llamaste a las ocho de la mañana? - digo en tono sarcástico, mi especialidad. - No. - Hace una pausa y me mira unos instantes, se le planta una sonrisa en el rostro. - Siempre estudiaste particularmente debido a que eres hija del jefe de una de las mafias más poderosas de Inglaterra. - Si... - A decir verdad, no tengo idea de a dónde quiere llegar. - El caso es que no puedes hacer lo que sería tu "carrera" con profesores particulares, así que tendrás que ir a la universidad. Abro mucho los ojos. Realmente no sé cómo reaccionar, ir a la universidad siempre fue mi sueño, no me gusta mucho estudiar, pero me fascinaba la idea de vivir con tus amigos y todo eso que se hace en la universidad. Pero por otro lado estaba asustada, algo no muy común en mí, ya que nunca había ido a algún tipo de instituto, no tenía idea de qué hacer ni cómo comportarme, ya que en este lugar, por mi apellido, prácticamente podía hacer lo que se me daba la gana. Pero en una universidad mi apellido no tiene mucho poder sobre mí, uno: porque no puedo pasarme por la vida con el apellido de un
narco
con demasiada influencia entre mafias, y dos: porque los únicos apellidos que importan acá son los de reyes y gente de la realeza. Pero a la mierda con los miedos, soy Keira Carrizo y no le tengo miedo a príncipes mimados con bolsillos que revientan. - No. Lo. Puedo.Creer. - De un salto estoy encima de la mesa de mi tío dando saltos como desquiciada, hago un aspa de molino y caigo en el piso. Me pongo a correr eufóricamente por toda la sala hasta que llego al balcón, abro la puerta de un tirón y me cuelgo de las barandillas - ¡VOY A IR A LA UNIVERSIDAD! - grito con todo el aire de mis pulmones. Suelto un jadeo y me siento sobre mis piernas mirando el bosque.
Vale, si, tal vez me pasé un poquito pero, ¿Cómo quieren que me ponga? Nunca salí de este lugar por más de dos horas, y solo para hacer misiones o pasear un rato con Sarah. Digamos que mi vida social no es tan amplia, debido a que soy la hija del jefe y nadie quiere ser mi "enemigo", y todo por culpa de esa perra que vino a hacerse la importante y me dijo que "si no fueras la hija del sin sentimientos ese que se hace pasar por el jefe, te daría la paliza de tu vida y no vivirías para contarlo" y siguió diciendo cosas como que ella se merecía ser la jefa porque podría vencerme con los ojos cerrados y cosas por el estilo, entonces salté sobre ella y le di un puñetazo en la mandíbula que la dejo media desmayada, le rasguñe la cara con las uñas y le dejé un corte profundo en la mejilla, ahí empezó la pelea. Solo me dejó el labio partido y una que otra cortadura leve que me hizo con las garras. Gané yo la pelea, pero cómo no, mi papá se molestó muchísimo cuando le conté lo que había pasado. Sospecho que fue por lo que dijo sobre él, porque si es porque me pegó, él también lo hizo. El caso es que mi papá la mató. Sí, así como escuchan, la mató. Literalmente no le hablé por un mes o algo así. No es que sea sensible ni nada por el estilo, es más, si tengo que matar a alguien, y hay razones, lo hago sin remordimiento. Porque mi vida es peligrosa, y si algo me enseñó es que la gente no tiene piedad a la hora de robar, pegar, matar o lo que sea, así que hay que acostumbrarse y ser igual, aunque no te guste, porque si no siempre saldrás mal parada.
- ¿Kei? - La voz de mi tío me saca de mis pensamientos, me volteo a mirarle, está feliz. Bueno, más que feliz, divertido por mirar reacción. - ¿Con quién voy a ir? - Le pregunto entusiasmada, el me mira y forma una amplia sonrisa en su rostro. - Tuve que pelear mucho, pero al final dejaron que vayas con Sarah. Si estaba feliz, ahora estaba totalmente eufórica.
Corrí a la habitación de Sarah y prácticamente azoté la puerta a golpes. - ¡SARITA HERMOSA DE MI VIDA! - Canturreo, ella sabe que la única que la llama así soy yo, así que abrirá la puerta. Y tal como lo predije, abrió la puerta con cara de pocos amigos y e miro de arriba a abajo evitando soltar una risa. - ¡VAMOS A IR A LA
UNI
! - Y me cuelgo a ella quedando en caballito, ella pega un grito de emoción y me abraza aún más fuerte. Corremos a upa por los pasillos del edificio gritando como desquiciadas, llegamos al segundo piso y empezamos a saltar en lo que sería la mesa de recepción. Tiramos papeles y cosas no importantes que hay en recepción gritando y bailando como locas.
Sep, definitivamente vamos a ser un desastre
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Peligrosa
Fantasía"Nunca subestimes a una mujer" Y menos a Keira, Ella es fuerte, y le saca provecho. Ella es distinta, y nadie tiene una explicación que dar. Ella está en peligro, y sus poderes no podrán salvarla por mucho tiempo. Ella no sigue reglas...