17

1.7K 118 3
                                    


|PLLOWTALK - Zayn|
×

Coel

No podía creer lo que mis ojos veían.

De su espalda salían hermosas hileras blancas, grises o transparentes formando dos alas.

Alas.

- Ay dios mío - Balbuceó Sarah, atontada, mirando a su amiga alada.

Y si eso me sorprendió, lo siguiente ya no tiene palabras para ser descrito.

Los ojos de Keira se pusieron en su totalidad blancos, nisiquiera se veía el iris. Empezó a aletear, y quedó elevada en el aire, colgando de esas hermosas alas de hilo, observandonos desde arriba, seria.

- ¡Admiren, todos, a la última Ventus Typhonicus con un nuevo poder! ¡Alas! - Dijo el hombre de esmoquin, señalando el cielo como si ella fuera una función del circo.

Entonces me di cuenta de que habían dos tipos con cámaras, grabando todo.

- Cámaras - Le susurré a Sarah, ella automática miró a los alrededores y vio lo mismo que yo. Sus ojos estaban más abiertos de lo normal.

- Si, chicos, ¡Estamos grabando en vivo!

Se acabó.

Me metí en la cabeza del hombre, con más fuerza de lo normal. Empujando hilos y paredes que protegen su memoria. Pero cuando llegué a la puerta indicada, había un gran candado, y una pared gris y dura la resguardaba de mis poderes.

Con más furia aún salí de su cabeza. Sarah me miraba asombrada, y deduzque que es porque mis ojos se ponen totalmente negros cuando hago eso.

- ¿¡Qué mierda te hiciste!? - Le grito, a la vez que me acercó con el puño en alto.

- Recuerda, Coel, puedo poner barreras mentales - Dijo con sorna - También soy Fluctúa.

Le dí un puñetazo en la cara, con tanta fuerza que cayó al suelo. Él intentaba meterse en mi mente, peor yo hacía un truco que me enseñó mi padre; pensar en blanco mientras hacía todo. O sea, improvisar y hacer las cosas sin pensarlas. Es muy peligroso ya que puede salir horrible, o muy efectivo porque el atacante no sabe lo que vas a hacer.

Pero a mí siempre me funcionó.

Le doy un patada en el estómago, evitando que se vuelva a levantar. Pero cuando le voy a dar otra, alguien me inyecta algo e el cuello. Es tan rápido que nisiquiera me doy cuenta quién fue. El líquido espeso recorre mis venas lentamente, y siento como me voy debilitando. Escucho gritos, pero son muy lejanos. Los párpados pesan y mi cuerpo cae, mis rodillas toca el suelo, y mis ambos ensangrentadas se apoyan. Cada vez cuesta más respirar, cada vez se escuchan menos mis latidos, los ojos se cierran finalmente y siento que voy a dormir, que al fin llegó mi merecido descanso.

Pero, de repente, ya no soy todo el que maneja mi cuerpo.

Sarah:

Mis dos amigos se están transformando en otra cosa, en algo maravilloso.

Pero altamente peligroso.

Peligrosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora