|Slow hands, Niall Horan|Keira:
- ...y para el lunes veinte quiero que todos me entreguen el trabajo - Terminó de explicar la petulante voz de la profesora de goemetria. A veces me preguntaba porqué venía a estas clases.
Con un bufido bastante sonoro, me levanté para empezar a guardar mis cosas en el bolso. El timbre resonó en mis oído y todos se levantaron y se abalanzaron a la puerta como una manda de leones hambrientos. Salvajes.
Coel soltó una risita grave por lo bajo.
- ¿Podrías, por un momento, salir de mi cabeza? - Le pregunté, exasperada. Él solo sonrío de lado.
Solté un bufido.
Terminé de guardar mis cosas y me colgué el bolso al hombro. Coel sale detrás de mí.
Estoy por la puerta cuando entra un alumno apurado y me empuja, haciendo que trastabillara y mi bolso se caiga.
- ¡Fíjate por donde metes el culo, imbécil! - Le grité. Él chico se volteó y siguió caminando al fondo del salón, dónde había una carpeta abierta. - pero si tiene el cerebro en el culo y el culo en la cabeza - Mascullé, procurando que me escuchara. Coel río aún más fuerte. Lo miré mal.
- Alguien está de mal humor - Susurró, pero lo escuché. Le golpeé con la palma de la mano en la nuca.
- Mal humor tu culo, imbécil - Le dije. Apresuré el paso para llegar antes a las escaleras.
Subí golpeando los pies contra los escalones. Descargando mi furia ahí.
Se preguntarán, ¿Porqué mierdas estás con un humor de perros rabiosos? Bueno, por el simple hecho de que, desde que volvimos con el maldito diario en las manos, no he podido ni abrirlo.
Camino a paso rápido por los pasillos de el ala de mujeres, haciendo resonar mis zapatillas contra el suelo de madera. Cuándo llego a la puerta de mi habitación, respiro hondo, deseando que no haya nadie ahí adentro, o al menos que solo esté Sarah. Abro la puerta y siento cómo mi medidor de humor baja más de lo que ya estaba, casi llegando al suelo, cuando veo a mis tres amigas charlando felizmente en la maldita habitación.
Suerte, como si eso me pasara.
- ¡Hey, Pau! ¡Te estábamos esperando! - Dice sonriente Rachel desde su cama.
- Si... - Digo, tan bajo que ni yo me escucho. Camino con pereza a mi cama y tiro el bolso con toda la fuerza que tenía. Se oye un silbido.
- Alguien está de mal humor - Canturrea Marie, la fulmino con la mirada. Ya van dos veces que me dicen lo mismo.
- Bueno, como decíamos - Continuó Sarah - Estuvimos pensando en robar el Wi-Fi de la biblioteca - La miro con una ceja alzada mientras rebusco en mi bolso - No vengas con tu pesimismo, ya lo tenemos todo planeado - Me empiezo a exasper, porque no encuentro el maldito diario - A las diez cierran la biblioteca, y la bibliotecaria se va, por lo que queda totalmente vacía - No se puede haber perdido, no, imposible - Solo estan los profesores que se quedan en los pasillos a la noche para vigilar, y los podemos distraer fácilmente - Pongo el bolso boca abajo y empiezo a sacudirlo, presa del pánico - Pero el problema es que no tenemos la llave de la biblioteca, así que tendremos que netrar por otro lugar...
Dejé de escuchar cuando me di cuenta de que el diario no estaba. Estaba tiesa, mirando el fondo vacío del maldito bolso. Me levanté abruptamente y empecé a caminar hacia la puerta a paso rápido.
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Peligrosa
Fantasy"Nunca subestimes a una mujer" Y menos a Keira, Ella es fuerte, y le saca provecho. Ella es distinta, y nadie tiene una explicación que dar. Ella está en peligro, y sus poderes no podrán salvarla por mucho tiempo. Ella no sigue reglas...