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Eric vestía su ropa habitual mientras merodeaba el castillo de su tía Victoria, la noche se daba a notar con gran impresión; dejándole a la vista una luna llena sobre el gran lago. Eric salió del castillo y camino por los jardines hasta llegar al oscuro lago que con el reflejo de la luna solo tenía el tinte de luz de esta sobre sus aguas.

La mente de Eric siempre fue un caos, expulsado de todas las escuelas en las que era inscrito, un dolor de cabeza según sus familiares sin decir que Leopold se le tenía prohibo hablar con el castaño "El era el mal ejemplo" pero a Eric jamás le dolió aquello.

—Estar solo es malo, Eric —

Escuchó el castaño mientras de reojo miraba a su rubio primo de años menor a él.

—¿Así? No importa—
Respondió con sutileza mientras miraba hacia el lago; Eric jamás se dignaría a mostrar debilidad, porque cuando necesito a los suyos solo le dejaron a la suerte de la olla, sin su madre, solo su tía victoria se había dignado a cuidar de él.

—Es una linda noche ¿No crees?—

—Si, está linda y calmada—

Ambos chicos sentados mirando hacia el lago como si buscaran el tesoro más importante de su vida, pero Leopold sabía el porqué o más bien presentía el motivo de Eric.

—Que tristeza, No viste a la sirena—

Susurró Leopold mientras se recargaba en el hombro de su mayor; Leo lo conocía tal vuelta conocía su propia vida, Eric era callado y aveces una persona demasiado irrespetuosa pero su vida fue así, ¿Quien querría a un hijo sin padre? Pues su familia no, y aunque la madre de Eric fuera dulce, jamás sería perdonada por su propio linaje.

—Leo, No empieces, no quiero hablar de eso, hoy no—

Dijo el castaño mientras ponía sus piernas en contra de su pecho y abrazaba estás con ganas de desaparecer o despertar de esa tortuosa pesadilla.

—Tía Liane estaría triste—

Dijo leo mientras tomaba uno de los instrumentos que Eric cargaba desde los cinco años; la música había sido la vida de Eric y cuando su dulce madre había dejado esta vida, a Eric solo le había quedado la música.

—¿Tocarías para mí?—

Pero el castaño al ver ese instrumento pasaban por su mente mil cosas, él Violín de su madre solo era tocado en la memoria de ella, cada año en la fecha de su muerte.

—¿Porque?—

Preguntó el castaño mientras tomaba el fino instrumento que tan solo era un recuerdo de su madre, de quien lo amaba tal cual era el, lo amaba más que a su propia vida.

—Porque tía Liane lo hubiera querido así ¿No crees?—

Dijo Leopold mientras miraba el lago; a Leo le dolía el sufrimiento de Eric, era tortuosa la mente de su primo, pero amar era posible hasta para las peores personas y aunque Eric no era tan terrible como muchos creían, tenía el más alto galardón para postularse a amar.

—Mamá ya no está —

Dijo el castaño mientras apretaba el arco del instrumento, Eric era un excelente músico, el piano, el violín y hasta el Violonchelo eran sus principales dominios musicales y hasta la composición se  le daba bien o eso habían expresado muchos profesores contratados por la mismísima Tía Victoria.

—Es una tristeza que digas eso, Los muertos se quedan con nosotros hasta que sea el día del juicio final—

Dijo Leo mientras que con su fina voz cantaba una suave melodía en francés, proveniente de una obra ya vista por muchos y de la cual Leo conservaba hermosos recuerdos.

—Mamá....—

Susurró el castaño mientras acompañaba a la hermosa voz de su primo.

—Aunque no le creas, Kyle canta mucho mejor que yo —

Dijo el rubio mientras quitaba sus zapatos con esa sutileza que le representaba ante todos, quito estos e introdujo sus pies en el lago mientras de a poco en su dulce voz iba adentrándose al lago.

—¿Leopold?—

Preguntó al castaño mientras veía la cintura del rubio cubierta por las aguas cristalinas del lago.

—No te detengas Eric, Quiero oír —

Esa melodía Leopold la había escuchado en una obra de que se presentó ante su tía, un rubio aristócrata había cantado aquello; sus ojos se conservaron en su mente, Leo se había enamorado a primera vista del joven, era apuesto y encantador a sus ojos, pero dentro de un mes este tristemente se despidió con un suave beso en los labios y así leo no volvió a verlo; pero el amor no se iba y eso lo sabía bien, jamás se iría, podría enamorarse de otro pero ese rubio no se escaparía de su mente nunca más.

Esos días habían sido amenos para el, se habían amado y se habían jurado volver a tocarse el alma con amor, en esta vida o en la siguiente.

Al verse con el agua hasta el cuello, Leopold tomó una profunda bocanada de aire para luego sumergirse por completo en el lago, sumergido ya abrió sus ojos viendo con dificultad el fondo de este. El violín no se detenía por nada y así vio unos pies en el lago y notó que Eric estaba dentro con el agua hasta sus rodillas. Salió a la superficie y viendo a su primo no dudó en sonreírle con encanto.

—Somos unos Estupidos ¿Verdad?—

Dijo Leopold mientras solo veía la sonrisa de su primo que le resaltaba por el brillo de la luna.

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⏰ Última actualización: Sep 09, 2018 ⏰

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Sirenita [KyMan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora