Borrachera, ruptura y mortifaga

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Sirius se apareció en las puertas de un bar, necesitaba olvidar, necesitaba olvida a la única mujer que amo, Cissy lo había engañado, ¿Tan malo soy? Se preguntaba Sirius ¿Creía que hubiera preferido que ella muriera a que torturara a su mejor amiga? ¿Creía que no la iba a entender? Sirius pidió un whisky de fuego, se sentó en una mesa a solas, cuando llevaba varias copas de más, una mujer morocha, con curvas definidas, ojos azules y piel morena se acercó a su mesa, tenía un vestido negro, ajustado, que resaltaba su figura, tenía un maquillaje muy producido, se sentó en la mesa de Sirius, con un whisky

—El muggle es más fuerte—sonrio

"Es hermosa, pero mi Cissy lo es más" pensó Sirius

—Con el mágico me es suficiente, pero gracias por el dato—Sirius tenía la capacidad de hablar fluido bajo los efectos del alcohol, pero eso sí, al día siguiente le era imposible acordarse lo que había pasado

—Soy Mackenzie Lenstrege—se presentó

—¿Lenstrege?

—Si, hermana menor de Rodolphus y Rabastan Lenstrege—sonrio—¿Y tu?

—Sirius Black, preciosa—sonrio, coqueto, Sirius, debía olvidarse de Cissy por un rato, siguieron hablando hasta que decidieron ir a la casa de Mackenzie, al llegar, se besaron y terminaron en la habitación de la morena.

En el barrio Black

Los niños estaban acostados, Andy y Ted se habían ido de vacaciones con Jonathan, Nimphadora no había querido ir. Bella se quedó en el salón de la casa de Cissy, haciendo compañía a la rubia, la cual estaba destrozada

—¿Tendría que haberle dicho, cierto?—pregunto a su hermana, Bella asintió

—Pero si te sirve de apoyo, no mentiste del todo, digo todos sabían que vos estabas al tanto del secuestro de Lily—murmuro, Ya no sabía que decirle para levantarle el ánimo. Luego de un rato, ambas se fueron a dormir.

Al dia siguiente, Cissy fue la primera en levantarse, fue a la cocina a preparar el desayuno y Sirius estaba ahí, la rubia corrió a abrazarlo

—No quiero hablar con, Narcissa—dijo Sirius rechazando, por primera vez en su vida, el abrazo por parte de su esposa

—¿Estás bien?—pregunto

—Me dolió, Narcissa, me dolió mucho ¿Me creías capaz de aceptar que tú podias haber muerto?

—¿Que?—Cissy no entendía nada

—El asqueroso sin nariz te hubiera asesinado si no respetabas sus órdenes ¿Me crees capaz de enojarme por salvar tu vida?

—¿No te enojo que haya torturado a Lily?

—¡No! ¡Eso no me enojo! ¡Me enojo que no hayas confiado lo suficiente en mi para contarme!—grito Sirius y se acercó más a ella—Tu sabes absolutamente todos mis secretos, secretos que ni siquiera James sabía y eso que le confiaba casi todo, secretos que me destruyen por dentro y tu los sabías

—Sirius, lo siento, mi amor, lo siento—se disculpó

—Ya es tarde, Narcissa, lo nuestro terminó—dijo Sirius, subió las escaleras para saludar a sus hijos.

Una semana había pasado, una semana llena de dolor, Sirius había empezado una relación con Mackenzie, Cissy no podía creerlo, trabajaba mucho y apenas dormía, había días que se quedaba toda la noche en el ministerio, Draco, Harry y Silvina estaban empezando a hacer un plan, querían que su madre y padre/ tío y tía, se arreglaran, habían intentado varias cosas, pero con Cissy fuera del barrio casi todos los días, era imposible. Andy y Ted enviaban cartas a diario, para saber en que podían ayudar, Regulus intentaba hablar con Sirius, pero era imposible, si no estaba con Mackenzie estaba trabajando, él tampoco dormía, sus pensamientos rondaban a Cissy Todo el tiempo. Draco, Harry y Silvina habían organizado una juntada con Hermione, Ron y Daphne, necesitaban toda la ayuda posible y nada mejor que el sexteto de oro para resolver misterios y problemas, las hadas ayudaban y aportaban ideas, hasta se habían ofrecido para hablar con Cissy y Sirius. Mackenzie estába en el barrio casi todos los días, visitando a Sirius.

Una extraña amistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora