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> Tyler.

- Vamos Ty, ¡hay que divertirse! - Billie parecía muy emocionado por aquella fiesta.
- Dios, ¿tú no ves la de gente que hay? sabes que odio este tipo de sitios, me agobio mucho. - dije poniendo caras de asco.
- Lo sé, lo sé... pero no te viene mal socializar un poco. - lo tomó de los hombros y lo miró a los ojos. - Yo me voy por ahí. Si necesitas algo pégame un toque. - Billie le guiñó el ojo y se marchó.

> omnisciente

Tyler intentaba acoplarse a la fiesta, no sabía cómo, pero lo estaba logrando. De vez en cuando bailaba con algún que otro chico, meneando las caderas como si tuviera éxtasis recorriendo por sus venas. Y era verdad, había probado el éxtasis esa misma noche. Y no sólo eso, también bebió lo que suponía que era valentines con redbull, unos cuantos vasos, la verdad.

Todo iba bien, o bueno, eso era lo que parecía.

De un momento a otro Tyler se encontraba en la cocina, buscando un vaso limpio para poder beber algo de agua. Sí, no estará ni en tres de sus sentidos, pero necesitaba hidratarse.

Estaba tranquilo, bebiendo de su vaso, hasta que un chico entró por la puerta. Era Conor Manson. El típico chico popular, capitán de cualquier deporte y guaperas del Instituto, pero idiota. Sí, ese era Manson. Y, por desgracia, su ex novio.

- Hola, muñeca. - Se acercó lentamente, con serenidad. Parecía no estar tan borracho como el resto de gente. - Pensaba que no te gustaban las fiestas. - Bebió un poco de su vaso.
- Y siguen sin gustarme, simplemente que quise salir de mi rutina e intentar divertirme un poco. - Levantó los hombros.
- Tú y divertirse en la misma frase no suele escucharse mucho... - oh no, Tyler se esperaba lo peor y, estando drogado, podía pasar lo que fuera. - Sólo cuando... - Conor se iba acercando poco a poco al castaño.
- Venga rubito, suéltalo. - Lo miró desafiante a los ojos y, mientras Manson se acercaba poco a poco, Tyler cogía un cuchillo que había detrás suya con sigilo.
- Sólo cuando te conviertes en una auténtica puta. - Se rió como si fuera alguien superior.
- Y, - con los dedos de su mano izquierda fue creando caminos hasta la mandíbula del rubio. - ¿qué tiene de malo ser puta? - Lo miró desafiante. - Te pagan por follar. Es un trabajo. Dime, ¿qué tiene de malo para que lo utilices como insulto hacia mi persona? - Le agarró la mandíbula. Escondió el cuchillo en sus vaqueros.

Conor soltó una pequeña risa y se acercó al castaño para besarlo. Tyler cogió su mano y lo llevó al cuarto de limpieza de la cocina, apagó la luz y se sentó encima del rubio.
- ¿Te gusta jugar, Conor? - cogió y pasó el cuchillo por su cuello levemente, sin hacer cortes.
- Sabes que sí. - volvió a besarlo, pero segundos después Tyler se separó.
- Bien, porque a mi me encanta - se mordió el labio inferior. -, y más cuando puedo matar. - el castaño lo besó.
Conor no hizo caso y se dedicó a besarlo.
De pronto se separó. - Espera, ¿has dicho matar? - lo miró extraño.
- Sí. - Tyler cogió el cuchillo y se lo clavó en la yugular, pasándolo desde el lado izquierdo hasta llegar al centro. Ahí giró el cuchillo y continuó hasta abajo, oyendo los gritos ahogados en sangre de su ex amante.

El brillo en los ojos de Tyler aumentó y, cuando se aseguró de que estuviera totalmente muerto, cogió la lejía y limpió el cuchillo y sus manos. Lo dejó en su sitio y salió de aquella fiesta satisfecho, yéndose a su casa con una verdadera sonrisa.

Al día siguiente tenía a la policía tocando su puerta. Él les contó que sí que se emborrachó, pero que se fue pronto de la fiesta y que no vio a aquel chico en todo el transcurso de ésta. No dio más detalles porque sabía que si lo hacía lo pillarían, y su plan funcionó. Nunca supieron quién fue el/la asesine de Conor.

Dos años después, él estaba de camino a California, concretamente en Los Ángeles. En el autobús sólo miraba los Teen Titans, pero la versión original. Odiaba TTGo.

Obviamente Melanie estaba viajando con él y, obviamente, sabía su crimen. Melanie siempre fue su confidente, además de su mejor amiga. Aunque ella se durmió todo el viaje.

En cuanto salieron del autobús, cogieron sus maletas y se fueron en dirección hacia su nueva casa.

Sí, se iba a mudar con Melanie en un estado donde prácticamente no conocía a nadie ni nadie lo conocía.

Haber matado a Conor lo dejó con un delicioso sabor de boca, y quería volver a sentir lo que era matar.

Pasaron los años.
Cinco asesinatos, diez, quince... En todos ellos participó Mel.
Todo iba bien hasta que les llegó la noticia de que la policía les buscaba.
Tyler abló con un amigo de Japón y compraron los billetes de ida.

Estaban en el avión antes de que la policía llegara a su preciosa casa y descubriera que, efectivamente, elles eran les culpables de los múltiples asesinatos.

🌸

En el avión, Tyler sólo podía soñar con sus preciosos crímenes. Eran preciosas obras de arte hechas con sangre y cuerpos.

Su favorita siempre será la de "La crucifixión de la Virgen"
Tal y como su nombre lo decía, era una crucifixión, pero no fue hecha en una cruz gigante de madera.
La muchacha fue colgada del techo, boca abajo y enredada en miles de cables con pinchos. En su cabeza llevaba la corona que llevó Jesucristo en su cabeza.
Su torso estaba lleno de cortes, en sus costillas y piernas llevaba incrustadas flechas de madera. Su pecho estaba al descubierto, mostrando cortes debajo de los senos, en las clavícula y en su cuello.
En la frente había una Cruz invertida y en sus mejillas habían cortes en forma de X.
Para rematar, habían cortes en sus muñecas, en la cadera y en los tobillos, la firma de ambos.

Siempre recordará ese cuadro.
Ahora lo que necesitaba era librarse de todo, dejar de existir en Estados Unidos y ser libre junto a su mejor amiga.

••
algo de relleno nunca viene mal.

 L O L I T ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora