Capítulo 8.

6.1K 1K 456
                                    

—Blasty, aún no entiendo —lloriqueó Eijirou infantilmente.

Katsuki suspiró, echando su rostro hacia atrás en un vano intento de mantener cualquier idea homicida dentro de ese lugar. No podía poner sus manos alrededor del cuello de ese muchacho, no. Apretó los puños y decidió verlo a los ojos, con la esperanza de transmitir a través de esa asesina mirada cuán molesto estaba. Sin embargo, las pupilas cristalizadas del pelinegro no le permitieron hacer mucho. Odiaba esa expresión, tenía demasiado poder sobre él, cosa que debía ocultar a toda costa. Tuvo que apretar cualquier irritación dentro de sus manos, aunque no se contuvo de golpear la cabeza del chico como si eso fuese a encajar algunos engranajes ahí dentro.

—¡Presta atención, idiota! ¡Te lo he explicado al menos cuatro veces! —exclamó, estrelló por última vez su puño contra Eijirou antes de separarse mientras este se quejaba—. Hasta una burbuja tendría más capacidad de oír mi explicación que tú —bufó.

—Cruel... —Eijirou frunció sus labios en un puchero, sobándose la zona en donde el rubio le hizo daño.

—Volveré a hacerlo solo una vez más, si no entiendes tendrás que largarte a leer la teoría hasta que entre en tu maldito cerebro.

Bruscamente tiró de su cabello azabache, hasta acercarlo a su libro de matemáticas y comenzar a musitar una corta explicación sobre la división de expresiones
algebraicas. Eijirou intentó concentrarse tanto como pudo, pero había algo que le molestaba. Cuando el contrario acabó de hablar, nuevamente estaba perdido en un espiral de pensamientos. Oh, no; había puesto furioso a Katsuki, eso es seguro, probablemente ya no querría ayudarlo a estudiar. Y no puede culparlo, sabe bien que es un terrible alumno, pero no quiere perder estas tardes con su amigo. Eijirou está listo para recibir los golpes y los gritos, pero estos nunca llegan.

En cambio, oye un suspiro—. Bien, ¿qué es lo que tienes? Dilo para que podamos terminar con esta mierda.

Se encoge, algo temeroso y sumamente avergonzado al haber sido tan obvio todo este tiempo—. He estado pensando, es todo —se excusó, pero cuando Katsuki levantó la ceja incrédulo tuvo que soltar todo—. Katsuki..., seremos amigos por siempre, ¿no es así?

—¿Qué estás...?

—¡Es solo que Arata dice que los amigos se separan luego de primaria! Llegó tarde al trabajo por hablar conmigo; dijo que no debía entristecerme por perder a Denki o a ti, pero creo que dolería de todos modos. Te olvidarás de mí, ¿no es así? —balbuceó con palabras atropelladas, tan rápidas que Katsuki tardó unos segundos de más en entender por completo lo que intentaba decir; aun así era un dolor de cabeza pensar en ese tipo de cosas, él no quería preocuparse, pero se obligó a sí mismo a ordenar alguna oración en su cabeza para así animar al contrario.

Y como es costumbre, soltó algo completamente distinto.

—Idiota, ¿por qué dejas que ese bastardo te complique con tonterías? Aun si ahora tu cerebro no aguanta una simple explicación —gruñó, finalmente cerrando el libro de matemáticas porque no estaba seguro de poder hacerlo volver a tierra.

En cambio, la expresión de
Eijirou decayó más—. Sí..., y tú tienes a Izuku, supongo que serán muy cercanos a partir de ahora. Ya que irán a la misma preparatoria.

—¿Qué carajos dices?

—¡Bueno, incluso tu madre lo invitó a pasar las vacaciones de verano con tu familia! Terminarán llevándose muy bien algún día —dijo en tono de protesta, disconforme con la decisión de la señora Bakugou. Todos los años era él quien los acompañaba, siendo el más cercano a la familia, pero al parecer la mujer se había dado cuenta de que en el futuro su hijo e Izuku podrían volverse buenos amigos y deseaba que pasen más tiempo juntos.

» Iridiscencia | Bakushima.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora