Hubo un destello, Obsidiana advirtió que el suelo estaba frio bajo sus pies y se encontró de pie todavía en la profunda zanja en la roca, llena de trozos de follaje, tierra y restos de algunas carpas. Su forma física no había cambiado en absoluto, estando en la oscuridad no había visto nada, peo había sido agradable permanecer un momento en paz, no había percibido a la señorita Perla, que era como el sonido del agua en una fuente, ni tampoco a la señorita Zafiro, que era más como el aterrador sonido del viento en una torre alta llena de ventanas.
Alguien estaba gritando, avanzo con cuidado, pero todo había terminado, no se oía nada, intento gritar por ayuda, pero no se percibía ningún movimiento, el bosque había quedado en silencio, y era aterrador.
Otra vez, un grito, acompañado del sonido de algo que se rompía y agua que salpicaba las piedras. La zanja terminaba entre las raíces de un árbol, algo así como si la tierra se hubiera abierto justo al medio, y el árbol hubiera permanecido intacto, sin terminar por caerse dentro. Trepo con cautela por las raíces y paso al otro lado, donde solo vio pasarelas de piedra y tierra que descendían hasta una especie de camino natural bordeado de raíces gordas de árboles torcidos.
Había otra de las criaturas de las flechas, los seres lampiños que se parecían a ellas. Obsidiana había escuchado que los animales se diferenciaban entre macho y hembra, esta era una hembra que se encontraba rodeada de dos animales con una forma física más usual, con largas colas, cuerpos de color dorado y hocicos cortos y cabezas con forma de ovalo, estaban a ambos lados, impidiéndole correr.
Al verla, la chica pareció aún más asustada de ella que de los felinos. Tenía un rasguño en el cuello, el cual apretaba con un trozo de tela arrugada de color blanco, que se estaba empapando de sangre.
Cuando uno de los felinos intento morder la mano de Obsidiana, la gema le propino una patada en un costado, lo vio retroceder en el aire y caer de espaldas, el animal gruño dolorosamente mientras retrocedía cojeando, pero todavía deseando hacerle daño. Su compañero animal se agacho de forma amenazante, enseñando los colmillos. Obsidiana invoco una de sus cimitarras y lo señalo.
—Fuera de aquí—Gruño.
No entendió lo que había dicho, pero el mensaje con la espada surgió el efecto deseado, el animal retrocedió lentamente, como buscando encontrarse con su compañero, y juntos se alejaron trotando. La chica parecía haber estado cargando una tinaja con agua, pero se las había arrojado a las criaturas, intentando asustarlas.
Al ver que se habían quedado solas, Obsidiana aferro con cuidado su espada, esperando que la chica hiciera algún movimiento que indicara que era una amenaza. Ser acribillada por flechas no había sido muy agradable.
—Es mejor que te vayas—Dijo.
¿Qué tan lejos estarían las demás? No había encontrado otras gemas, así que era probable que se hubieran movido bastante para alejarse del sitio del impacto, quizás en la misma dirección del que había salido o en dirección a lo alto de la montaña, para aprovechar la vista y usarla como estrategia para evitar un posible ataque.
Experimento un segundo y más desagradable dolor cuando la humana le clavo una punta en el costado, era uno de los trozos afilados de aquella tinaja, Obsidiana intento cortarla, pero la chica, tan ágil como aquellos dos felinos enormes, se deslizo contra su piel y le propino un puñetazo bajo la barbilla. La gema intento golpearla, busco apartarse, pero la chica no hizo ningún esfuerzo por hacerse a un lado, entendía que necesitaba distancia para poder usar su espada y cortarla.
Recibió un codazo en el estómago y advirtió que sus brazos se entumecían al momento, entonces la golpeo en la muñeca con la palma abierta y su espada cayó al suelo, clavándose en la tierra antes de inclinarse hacia un costado.

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Obscura como la obsidiana.
FanfictionSinopsis: Una gema creada en el planeta madre por Diamante amarillo y Diamante azul, mezcla entre un zafiro y una perla, es enviada a cazar a Steven Universe para recuperar la gema de Diamante rosado. Obsidiana, ese es su nombre, y solo hay una cosa...