V: Se huele en el aire.

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Jimin apretó la presión de sus manos sobre el volante mientras giraba, adentrándose en la Ciudad.

A su lado, Jackson se estaba acomodando el traje táctico. Subió la cremallera de su pecho y cruzó las cintas de seguridad que impedían que éste fuera abierto. Jimin olfateó, concentrándose lo más que pudo.

No había olor. Perfecto.

Sus ojos se desviaron por el espejo retrovisor, a la figura de Namjoon. Él estaba acomodando la cinta protectora alrededor del cuello de Lalisa, después de haber hecho lo suyo.

Los tres eran Betas, pero sus trajes incluían protección anti-mordidas de Alfa lo suficientemente inteligentes —o idiotas— como para marcar a un Omega rebelde, evitando su huída. Jennie había incluído aquello en el diseño de los trajes luego del incidente del mismo Jimin, cinco años atrás.

Si bien una marca sobre un Beta por parte de un Alfa desaparecería a las pocas semanas, nunca estaba de más el asegurarse. En especial cuando estaban a punto de adentrarse en la casa de uno de ellos.

Jimin repasó las posibles amenazas del plan.

En primer lugar, estaba el que los reconocieran. Tanto él como Lalisa habían sido identificados tiempo atrás en la Ciudad, por sus olores y el Clan al que eran pertenecientes. Ambos rubios, Jimin provenía de una amplia familia de Omegas que alguna vez vivieron en la costa. De allí la explicación para su olor a agua salada y aire fresco.

No quedaba ningún Omega de su linaje en la Ciudad. La mayoría habían sido asesinados durante El Estallido y sólo su madre biológica y él habían conseguido huir. Actualmente, él era el único vivo de su Clan. Lalisa, por el contrario, poseía un montón de familiares Betas en la Ciudad. Todos con olor a lavanda fresca, pues su Clan era campesino.

Es por eso que cuando ambos se infiltraban en la Ciudad, tenían que teñirse los cabellos y ocultar sus olores. Ése día, sólo habían tomado las drogas que los ayudaban a lo último.

En segundo lugar, estaba el hecho de que podían reconocer la camioneta. La Resistencia robaba, a menudo, un montón de cosas de la Ciudad y eso incluía los coches en los cuales se movilizaban. Los policías Alfa debían llevar algún tipo de conteo de matrículas de los coches desaparecidos, pero eran tantos que difícilmente podrían diferenciarlos al verlos por la calle.

Y en tercer lugar, estaba la posibilidad de que Min Yoongi se resistiera y alertara a su Alfa de alguna forma. Era poco probable, el chico no compartía una marca de magnitud suficiente y ellos se encargarían de cortar la electricidad de la casa para evitar la comunicación con el exterior, pero podía suceder. De todas formas, los Beta iban cargados con tranquilizantes para Omega, en caso de tener que retirarse con el chico a la fuerza.

—La misión será simple —Había dicho Seokjin, en la mesa de reuniones esa misma mañana— Los tres Beta bajarán. Namjoon cortará la electricidad y los dos más ágiles, Lalisa y Jackson, entrarán uno por la puerta trasera y otro por el techo. Min Yoongi no debería ser capaz de escucharlos ni olerlos si lo hacen bien. Entran, lo toman y vuelven al coche.

— ¿Qué hay de Jimin? —Namjoon había alzado una ceja, confundido.

Jimin no necesita bajarse del coche —La mirada del Omega se clavó sobre los ojos de Jimin, haciéndole sentir una gran culpa. No había develado el gran por qué no debía meterse a esa casa— Él los acompañará únicamente porque sabe el camino. Saben que es peligroso mandar a un Omega en un plan de rescate.

Si alguien había dudado del plan, no lo expresó en voz alta.

—Estamos a punto de llegar —Jimin informó, doblando a la derecha en la calle que había memorizado la ocasión pasada— ¿Están preparados?

Detestable |KOOKMIN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora