XVI: No hay tiempo para llorar.

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[TW: Violencia.]

Jimin se mantenía con la espalda pegada a la pared, una pistola cargada en su mano derecha y la otra ajustando el silenciador. Echó un rápido vistazo hacia su izquierda, por el final del pasillo, hacia sus compañeros de tropa que vigilaban la entrada.

Dos Alfas se encontraban en el suelo, rodeados del charco de sangre que había sido resultado de las heridas de bala. Estaban muertos y sin duda alguna, cualquier lobo que pasara por allí tenía que sentir el olor y venir directamente hacia ellos, sin esperarse una redada en su contra.

Jackson y Taeyong se encontraban junto a los cuerpos tendidos. El Beta con quien compartía grupo hizo una señal con los dedos que Jimin rápidamente interpretó como un "avancen". El rubio giró la cabeza y conectó con la mirada de Hani, quien asintió y se dispuso a seguirlo por los pasillos de la ostentosa casa.

Mientras caminaban a paso rápido y agazapados, Jimin echó un vistazo a las rutas de escape, tratando de hacer encajar la información que tenía y lo que veía.

Jungkook estaba en lo cierto. Sólo existía un pasillo que llevaba hasta el despacho de Jisoo.

Con una leve alarma sonando en su cabeza, subió los escalones de dos en dos y recargó su espalda en el primer mueble que encontraron. Tanteó su bolsillo, preparando una granada no explosiva que sirviera como cortina de humo por si escuchaban pasos de algunos guardias caminando en su dirección.

Nada.

Hani asomó la cabeza y le hizo una señal a Jimin los dedos. La oficina se encontraba al fondo del pasillo, apenas habían dos puertas más en esa planta. Según Jungkook, una era un baño privado y la otra, una biblioteca.

Jimin asintió, dándole permiso. Ella iría primero, pues tenía el fusil y podría disparar a muchos más objetivos que él con sus dos pistolas de mano. Funcionaban de esa manera hace tantos años, que la forma en la que Hani se pegó a la puerta una vez llegó al fondo y la abrió lentamente le pareció muy familiar. Apenas tocando el cerrojo, como si hubiera sido por el aire. Entonces ella pegó una oreja a la pared, y Jimin se concentró en escuchar. Usualmente el sonido de la respiración de los Alfas era pesado y solía delatarlos, pero esta vez...

Nada.

Levantó su mano y le ordenó a Hani se que quedara allí mientras avanzaba hacia ella. Se pegó a un lado de la puerta e hizo una pausa para pensar. Seguramente había gente ahí adentro. Pese a que la única protección que actualmente la casa tenía habían sido los dos guardias que yacían en el piso de abajo sonaba sospechoso, Jimin lo atribuyó al hecho de tratarse de un domingo festivo. No había personal de aseo trabajando y Jisoo no tenía familia viviendo en su casa, así que era normal que se encontrara vacía.

¿Había alguna posibilidad de que alertaran a la gente en el piso superior? Efectivamente la única forma de bajar en tropel había sido por las escaleras que él mismo había subido recientemente. Si había alguien en la planta, tenían que estar en las habitaciones, y meterse al despacho de Jisoo podría significar caer de lleno en una trampa para ratones.

Jimin señaló la puerta a su derecha, indicándole a Hani que la revisara. La chica asintió y se movió mientras él iba por la izquierda y abría sin ninguna duda de que nadie estaría allí. Efectivamente, sólo era un cuarto de baño usual de casa lujosa. Una gran bañera, un retrete brillante, un lavamanos debajo de un espejo y un pequeño ventanal que daba hacia el patio trasero. Frunciendo el ceño, volvió por el pasillo y esperó hasta que la Omega volviera y le comunicara sus resultados.

Tampoco había nada en la bibliboteca, así que apuntó al cargador a medio llenar del fusil de Hani y le ordenó que lo llenara. La chica obedeció y Jimin suspiró mientras le quitaba el seguro a una granada de humo.

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⏰ Última actualización: Apr 12, 2020 ⏰

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