XV: Sangre, sudor y lágrimas.

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Cuando Jimin cayó de bruces al piso, producto de que sus pequeñas rodillas no dejaban de temblar, se encontró con el rostro manchado de barro y escupiendo de lo mismo.

Las botas de sus compañeros de clase corriendo mientras arrastraban los pies muertos del cansancio lo pasaron, salpicando un poco del agua del terreno resbaloso.

Jimin tenía que levantarse. Tenía que hacerlo antes que su instructor diera la media vuelta en el trote y se diera cuenta que él seguía allí. Pero ni siquiera fue capaz de levantar un poco la cara del charco de tierra, llenándose de a poco del sentimiento de fatiga y cansancio que subía por sus piernas para instalarse en el resto de su cuerpo.

Ya no quería más.

Habían pasado tres semanas desde que comenzaban a correr en el campo de entrenamiento y sentía a cada músculo de sus piernas retorcerse. Había gritado de dolor la noche anterior cuando un calambre se adueñó de su muslo y no lo dejó terminar la ducha, recibiendo un castigo por parte del instructor que les vigilaba. El tener diez años de edad no influía para nada en las decisiones de sus instructores.

Y básicamente por eso se encontraba ahí hoy, corriendo dos kilómetros más que el resto de sus compañeros.

— ¿Qué crees que haces? —La voz de una niña por sobre él mientras era recogido por los hombros y obligado a ponerse de rodillas— ¡Van a echarte de aquí si no terminas!

—Quizás eso es lo que quiere —Otro par de botas se detuvo, por su derecha— ¿Eso quieres, Jimin? ¿Quieres desertar?

El rubio se levantó, con las manos empuñadas y el ceño fruncido. Estaba agotado por el esfuerzo, pero aquello no lo hacía estar menos enojado con la Omega de cabello lacio y largo.

—Cállate y sigue tu trote, Solar.

—Puedo tomar las vueltas que te faltan —Ella sonrió, trotando sobre su lugar y sus cejas alzadas en un gesto de burla— Ayer hice cinco kilómetros extras para sumar puntos. Puedo tomar tu castigo también.

—Basta ya, Solar, no estás ayudando —Hani rodeó los hombros de Jimin y le empujó para seguir caminando.

—Él sólo se mueve cuando le tratas así. No tiene iniciativa.

— ¡Solar! ¡Ayúdame y vámonos ya!

Jimin tropezó con sus propios pies mientras emprendía el trote, con la rubia riéndose a su lado y la cola de su cabello rebotando. Ella era extraordinariamente buena en las pruebas de resistencia, y estaba casi seguro de que saldría con el puntaje máximo ese año. Solar era de hecho tan buena, que había llamado la atención del sub-Comandante Jiyong apenas llevando medio año de entrenamiento y los rumores hablaban de cómo la seleccionarían para un futuro grupo de élite.

—Vamos, Jim —Hani hizo otra mueca, con mechas de su fino cabello negro cayendo sobre sus ojos y lo obligó a ir más rápido- Vamos a terminar esto juntos pronto.

Jimin asintió, llenando sus pulmones de aire y limpiándose el barro de la cara mientras arrastraba los pies en un intento fatigado de trote. Hani siempre era amable con él, a diferencia de Solar, y aunque fuera extraño —todos los Omegas novatos nacidos en Ashkr eran muy engreídos—, Jimin lo tomaba. No tenía amigos en lo absoluto y tampoco destacaba excepcionalmente en ninguna tarea. No tenía buena resistencia física, solía ser de los primeros en ponerse a llorar cuando entrenaban para defenderse de la manipulación Alfa y su técnica de combate era bastante mediocre si se comparaba con las bestias de Lalisa Manoban y Lee Taemin.

Terminar la carrera había sido un suplicio. Sus piernas dolían tanto que al llegar a casa, casi siendo arrastrado por Hani, apenas había tenido fuerzas para tocar el timbre.

Detestable |KOOKMIN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora