XII: Tan leíble como un libro.

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Jungkook no podía recordar el nombre del chico que había entrado esa mañana a la casa, pero sí que su olor era muy, muy familiar.

El tiempo que el chico conversó con Jimin y le revisó los vendajes, Jungkook estuvo perdiéndolo con sus ojos fijos en el Omega nuevo. Llevaba puesto un delantal —por lo que debía de trabajar en el Hospital—, tenía una marca de lazo en el cuello y el olor familiar, por debajo del de su pareja, que debía de ser un Beta.

Espió un poco la conversación de los Omega a través de la puerta, pero no reconoció ningún dato importante. Al parecer el chico tenía un nuevo trabajo y estaba de enfermero en una guardería. Curiosamente, era la primera vez que Jungkook escuchaba sobre cachorros desde que llegó ahí.

Aunque el Omega no miró a Jungkook en ningún momento, antes de irse dejó una bolsa llena de cosas tanto para Jimin como para él.

—Para que no se aburran mientras tratan de no matarse entre ustedes —Había dicho.

Eso lo dejaba en la posición donde se encontraba. Sentado en una silla que Jimin había sacado de su habitación,  frente al Omega rubio en la mesa y pensando en su próximo movimiento.

Sus dedos índice y pulgar se movieron hasta la pieza blanca, dando un salto hacia adelante. Jimin lo miró alzando una ceja.

— ¿Es una broma?

El chico se había levantado ese día por la mañana casi en perfecto estado. De no ser porque tenía que sentarse cada veinte minutos porque su estómago comenzaba a doler —cosa que Jungkook imaginaba, porque el Omega casi no compartía palabra con él— podría haber pensado que se había curado por completo.

— ¿Por qué dices eso?

Jimin bajó la ceja, llevó su dedo hasta la pieza del caballo color negro y botó la suya hacia un lado.

—Jaque.

Jungkook frunció el ceño. ¿Desde cuándo el Omega había avanzado hasta allí? Llevaban quince turnos como máximo. Volvió a mirar el tablero y se dió cuenta que la reina negra estaba verdaderamente cerca.

—No juego esto hace años —Se excusó.

El Omega apoyó la barbilla sobre una de sus manos, bufando sobre la mesa.

—Yo he jugado a esto máximo dos veces en mi vida.

— ¿Y cómo sabes jugar a la contra ofensiva entonces? —Jungkook movió a su rey cerca de una torre.

—No hay que ser un genio —Jimin señaló las piezas blancas— Sólo con saber tus primeras tres jugadas sé qué tipo de estratega eres. Moviste a los caballos así que ofensivo. Si yo sacaba a mis arfiles, tú ibas a retroceder porque lo que yo hice es todavía más ofensivo.

—Pero podría haber seguido moviendo a los caballos.

—No ibas a hacerlo —Jimin tuvo un atisbo de sonrisa— Tu cara me lo dijo.

El chico movió entonces a su reina y habló con la voz fuerte y clara.

—Jaque.

—Ya déjame —Jungkook movió a su rey todavía más cerca de la torre, pero Jimin se relamió los labios mientras movía a su arfil hacia la pieza protectora y la sacaba de juego.

—Jaque.

Jungkook frunció el ceño. La pieza de Jimin estaba justo al lado de su rey. El Omega no podía atacarlo porque no podía moverse en diagonal, pero él sí. Así que comió la pieza negra y creyó dejar a su rey a salvo.

Entonces Jimin avanzó al caballo hasta un espacio en blanco y se levantó de la silla.

—Jaque mate.

Detestable |KOOKMIN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora