Capítulo 9: Mentiras

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"Ella nunca se veía bien. Ella parecía arte, y el arte no debía parecer agradable; se suponía que debía hacerte sentir algo."

―Rainbow Rowell

―¿No has notado a Ethan extraño últimamente? ―me preguntó Maddie, mientras se planchaba el pelo.

―¿A qué te refieres? ―contesté, aunque ya sabía a qué se refería.

Maddie se encogió de hombros.

―Me di cuenta de que nos ha estado evitando. Cada vez que nos juntamos o nos encontramos tiene algo que hacer o está cansado.

Hice una mueca. La verdad era que Ethan la estaba evitando solo a ella, pero muchas veces Maddie estaba conmigo y era lógico que pensara que su actitud era hacia ambas. No quería mentirle, pero tampoco era mi lugar hablar de lo que sentía Ethan.

―Seguramente tiene muchas cosas en la cabeza, con los exámenes y las entregas...

―Si hubiese sido por eso lo hubiese dicho ―insistió.

―¿No has intentado hablar con él?

―No, ¿y tú?

―No, pero tal vez tú deberías hacerlo. Lo conoces más que yo, tal vez a ti te cuenta lo que le pasa.

No creía que ese comentario inocente significara meterme en sus asuntos. Realmente pensaba que lo mejor era que ellos dos hablaran. Sabía que Ethan no se comportaba así porque estuviera enojado, simplemente no soportaba estar cerca de Maddie mientras estaba intentando olvidarla. Pero no era justo para Maddie que Ethan se alejara sin ninguna explicación.

―Sí, debería hacerlo. Ni siquiera quiso que fuéramos a la fiesta todos juntos ―protestó.

Claro que no, porque era Dean el que iba llevarnos hasta la fiesta de beneficencia que haría la universidad esta noche. Al final, Ethan me había convencido de ir, por lo menos por un rato. Me sentía mal negándome a ir cuando él la estaba pasando mal, así que decidí aceptar.

―Irá con Jax y sus amigos ―le recordé―. Seguramente arregló con ellos antes.

Parecía que era verdad que todo el mundo asistiría a la fiesta.

―Si tú lo dices ―respondió y chequeó su celular― ¡Oh! Dean ya está en la puerta. ¿Vamos?

Asentí con la cabeza mientras me arreglaba por última vez el vestido negro que llevaba. Miré mi chaqueta antes de salir. Temía pasar frío, ya que el vestido no era muy largo ni abrigado, pero tampoco quería estar toda la noche con un gran abrigo en la mano. Suspiré y decidí dejarlo.

―Esa sombra te resalta los ojos ―comentó Maddie en el ascensor―. Te queda increíble.

Le agradecí con una sonrisa. No solía maquillarme, pero esa noche tuve ganas de hacerlo. Me había hecho un esfumado con tonos tierra que hacían resaltar mis ojos y me había pintado los labios de color rojo.

Llegamos a la puerta de la universidad y encontramos fácilmente a Dean, él estaba esperando fuera del auto, apoyado en el capó. Tenía el cabello color castaño, rapado hacia los costados. Sus ojos color café se iluminaron y sonrió al vernos. Por dentro rogué para que no me cayera bien porque realmente me gustaría que Ethan y Maddie se dieran una oportunidad.

Que diga algo que me caiga mal, que diga algo que me caiga mal.

―Buenas noches ―nos saludó― Están bellísimas. ¿He llegado a tiempo? No quería retrasarlas, pero mi hermanito está enfermo y me tuve que quedar con él hasta que llegara mi madre.

Nuestros DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora